
El plan sionista de limpieza étnica en Gaza también avanza en Cisjordania, tapado por las atrocidades en la Franja, con la expansión de las colonias, el agudizamiento del apartheid y el aumento de la violencia de colonos y soldados contra la población. En otro paso en este objetivo, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, anunció ayer un plan para construir más de 3.000 nuevas viviendas como parte del plan urbanístico para conectar Jerusalén Este con la colonia de Maale Adumim.
Smotrich dejó claro que el objetivo es «enterrar la idea de un Estado palestino», si bien hace tiempo que Israel acabó con esta idea al atomizar la tierra palestina en bantustanes con una población privada de derechos y perseguida. Solo sus aliados europeos apelan a la quimera de «los dos Estados» como vía de escape de sus responsabilidades en el genocidio.
«La aprobación de los planes de construcción en E1 entierra la idea de un Estado palestino y da continuidad a las numerosas acciones que estamos impulsando sobre el terreno como parte del plan de soberanía de facto iniciado con la formación del Gobierno», señaló al explicar la iniciativa de levantar 3.515 viviendas adicionales al barrio Tzipor Midbar en Maale Adumim, lo que eleva a 6.916 el total de viviendas exclusivamente para judíos.
Con este plan, el ministro espera duplicar la población de esta colonia con aproximadamente 35.000 nuevos residentes en los próximos años. Smotrich defendió que «tras décadas de presión internacional (...), estamos rompiendo las convenciones y conectando Maale Adumim con Jerusalén».
«Esto es el sionismo en su máxima expresión: construir, asentar y fortalecer nuestra soberanía en la Tierra de Israel», añadió, aludiendo a que el proyecto rompería definitivamente la continuidad territorial entre Jerusalén y Cisjordania.
El plan supone un paso hacia la división norte-sur del territorio, que ya se encuentra troceado por carreteras, muros, controles militares que aíslan a las comunidades palestinas entre un enjambre de colonos europeos y americanos.
De hecho, se trata de un desplazamiento forzado similar al que Israel lleva a cabo en Gaza en cuanto a violación del derecho internacional.
Responder al reconocimiento
Smotrich anunció el plan también como respuesta a los anuncios de algunos de sus aliados de reconocer al Estado palestino en la Asamblea General de la ONU el próximo septiembre.
«Esta realidad por fin entierra la idea de un Estado palestino, porque no hay nada que reconocer y nadie a quien reconocer», afirmó. «Quienes quieran reconocer hoy un Estado palestino recibirán una respuesta de nuestra parte sobre el terreno... con hechos concretos: casas, barrios, carreteras y familias judías que construyen sus vidas», declaró Smotrich.
Además, pidió al primer ministro, Benjamin Netanyahu, la anexión definitiva de Cisjordania, «aplicar la soberanía israelí para asegurar que los líderes hipócritas de Europa no tengan nada que reconocer» en septiembre.
Durante años, las autoridades israelíes han evitado poner el marcha el proyecto, conocido como E1, por la presión de la comunidad internacional, pero, tras la llegada al poder en 2022 de Netanyahu y su Gobierno ultra, el Ejecutivo israelí ha aprobado un número sin precedentes de nuevas colonias y confiscaciones de tierras.
El grupo israelí Peace Now indicó que todos los recursos han sido rechazados y se espera que las autoridades militares den su visto bueno al plan de construcción el próximo miércoles, tras lo que «podría implementarse en pocos meses, y la construcción podría comenzar en aproximadamente un año» según esta organización.
«Nos encontramos al borde de un abismo, y el Gobierno lo está llevando hacia delante a toda velocidad» denunció.
El plan incluye también el desarrollo de una nueva carretera subterránea para separar el tráfico palestino del israelí y conectar la localidad cisjordana de Belén, al sur de Jerusalén, con Ramallah, en el norte.
La convertiría en la única vía de conexión para 1,5 millones de palestinos entre el sur y el norte de Cisjordania, y ocuparía una superficie de 12 kilómetros cuadrados, en otro robo de tierras a gran escala.
Unos tres millones de palestinos viven en Cisjordania, ocupada por Israel desde 1967, junto con aproximadamente 500.000 israelíes que residen en asentamientos ilegales, según el derecho internacional.
Desde el 7 de octubre, el Gobierno israelí ha aprobado planes para la construcción de más de 8.700 nuevas casas en colonias, ha confiscado y declarado unilateralmente «estatales» 2.419 hectáreas de tierras palestinas –casi la mitad del total de lo apropiado tras los acuerdos de Oslo de 1993–, y ha ordenado legalizar cinco colonias que eran ilegales incluso para la ley israelí.
Smotrich ya anunció el pasado mayo la creación de 22 nuevas colonias para impedir la creación de un Estado palestino.
Otro paso para el «Gran Israel»
Se crean así las condiciones para la anexión, junto a la demolición masiva de construcciones palestinas, el rechazo del 98% de las solicitudes de edificación a los palestinos y el rechazo de los documentos que prueban la propiedad de la tierra palestina.
El anuncio de este último plan llega al día siguiente de que Netanyahu afirmara que se siente muy unido a la visión del llamado «Gran Israel» –el proyecto sionista de ocupar desde el Sinaí egipcio hasta zonas de Arabia Saudí e Irak– y que insistiera en que forzará la expulsión de la población de Gaza.

El E1 fue en un principio uno de tantos «asentamientos ilegales» bajo la ley israelí. Hoy alberga a más de 40.000 colonos y es considerado oficialmente como ciudad, obstaculizando el movimiento en las localidades palestinas de Al-Eizariya, Abu Dis y Al-Sawahra, puerta de entrada a Jerusalén.
El Ejército cierra los puestos de control arbitrariamente y hace que muchos estudiantes se queden sin clases y trabajadores lleguen tarde o no acudan a sus puestos. Los autobuses con destino a Jerusalén ya no entran en Al-Eizariya porque el acceso fue cerrado. Pero, además, los puestos de control se han convertido en focos que concentran graves violaciones de derechos, como detenciones arbitrarias cuando no muertes.
A comienzos de 2025, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU contabilizó 849 obstáculos a la movilidad de los palestinos en Cisjordania, que afectan a una población de 3,3 millones de personas.
Israel agudiza el miedo y el desánimo
La situación es extrema en las ciudades y campos de refugiados palestinos en Cisjordania, donde la vida diaria es cada vez más difícil. Cooperantes que trabajan en Nablus relatan a GARA que «la movilidad entre poblaciones es casi imposible con controles diarios mañana, tarde y noche», un régimen militar que ha roto por completo la economía. «Por ejemplo, no se permiten ya las transferencias de dinero de cuentas europeas a cuentas palestinas, lo que dificulta recibir ayudas externas», señalan. Falta dinero en efectivo y gasolina, y hay cortes de luz permanentes. Incluso los lugares turísticos se han vaciado. «Belén parece una ciudad fantasma. Es terrible», lamentan.
Sin trabajo ni posibilidad de salir de allí, la precariedad se ha disparado en los campos de refugiados. El paso a Jordania está saturado y los obstáculos para salir son numerosos. Constatan que el desánimo es general. Se calcula que unos 20.000 jovenes han solicitado el visado para viajar a Europa, aunque apenas ninguno lo consigue.
A esta situación se suma la presión psicológica de saber que «el genocidio de Gaza está a las puertas de Cisjordania», apenas a unos kilómetros.
Las demoliciones de viviendas son una de las principales causas del desplazamiento de más de 38.000 personas desde 2023, pero el 75% se ha visto forzado a huir por incursiones militares como las que han devastado los campos de Jenin, Tulkarem y Tubas, y expulsado a 40.000 personas. Desde octubre de 2023, las fuerzas israelíes y los colonos han matado al menos a 905 personas y destruido cientos de viviendas y cultivos.
Palestina
«Este plan criminal revela la verdadera cara del Gobierno sionista como un Gobierno colonial y ocupador extremista que solo entiende el lenguaje del asesinato, el genocidio, el desplazamiento y la confiscación de tierras», denunció Hamas. La Autoridad Palestina exigió la intervención internacional y sanciones para detener el proyecto.
ONU
La ONU advirtió de que «no es una expansión más» porque supondrá cortar el norte del sur de Cisjordania y reclamó revertir el proceso, que «va contra la legalidad internacional y consolida la ocupación». Egipto, Jordania y Qatar condenaron estos planes que «alientan la violencia».
Indios por palestinos
India ha enviado más de 20.000 trabajadores a Israel que han reemplazado la mano de obra palestina expulsada por el apartheid, impulsando la economía israelí y hundiendo la de los palestinos. Unos 80.000 palestinos trabajaban en Israel, en la construcción, antes del 7-O.
Muertos
Los ataques israelíes en Gaza mataron ayer a al menos 26 personas. Doce de ellas fueron tiroteadas cuando intentaban acudir a por comida en el sur de Gaza, en uno de los centros-trampa de la fundación GHF. Los bombardeos siguen golpeando especialmente Ciudad de Gaza.
Amenaza a Barghouti
Itamar Ben Gvir amenazó al carismático líder palestino Marwan Barghouti tras irrumpir en la celda donde está aislado: «No nos vencerán. A quien dañe al pueblo de Israel, a quien mate niños, a quien mate mujeres… lo eliminaremos». La familia teme que pueda ser ejecutado.

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