El presidente del Gobierno de Marruecos, Aziz Ajanuch, afirmó ayer la disposición de su Ejecutivo a responder a las demandas expresadas por los jóvenes indignados aglutinados en torno al movimiento GenZ 212 -en referencia a la Generación Z- durante las protestas que estallaron el pasado sábado en Agadir y se han repetido y extendido por todo el país en los cinco días siguientes.

Lamentó además la «escalada de violencia» que el miércoles se saldó con la muerte de tres personas por disparos de las fuerzas de seguridad en Leqliaa, a unos 20 kilómetros al sur de Agadir, aunque aplaudió la actuación de la Gendarmería, que ha reprimido cada vez con mayor dureza las protestas pacíficas -prohibidas desde su inicio- provocando enfrentamientos y disturbios.

Las tres víctimas mortales se produjeron, según la versión oficial, cuando agentes de la Gendarmería Real abrieron fuego tras un intento de asalto a un puesto de este cuerpo y el intento de apoderarse de sus armas y municiones, que no pudieron impedir con el lanzamiento de gas lacrimógeno.

Cientos de personas han sido detenidas, la mayoría en lugares donde escasean el empleo y los servicios sociales, y de forma arbitraria, según organizaciones de derechos humanos, y la Fiscalía marroquí anunció que procesará a un total de 193 personas acusadas de «actos de violencia, destrucción e incitación» ocurridos hasta el martes, al tiempo que advirtió de que tratará con la «máxima firmeza» y sanciones «ejemplares» los actos de vandalismo y violencia.

Ajanuch llamó al diálogo y al debate en instituciones y espacios públicos como «la única manera de abordar» los problemas que enfrenta el país y también para «acelerar la implementación de políticas públicas que respondan a las demandas sociales». La coalición gubernamental liberal y de centro-derecha, que responsabiliza de la situación en los sistemas educativo y de salud a los Gobiernos anteriores, dice comprender las reivindicaciones y se muestra dispuesto a responder «de manera positiva y responsable».

SIGUEN LAS PROTESTAS

El recién formado colectivo juvenil GenZ 212, que se inspira en protestas similares lideradas por jóvenes de la Generación Z en Nepal, Madagascar o Perú, anunció nuevas protestas pacíficas anoche para exigir mejoras en los sistemas educativo y sanitario, medidas contra el desempleo juvenil -el 35,8%, y el 19% entre los titulados universitarios, según datos oficiales- y una lucha efectiva contra la corrupción generalizada. Afirma rechazar la violencia y actuar «por amor a la patria y al rey» Mohammed VI.

Los jóvenes reprochan al Gobierno que invierta miles de millones de dólares en la construcción o renovación de estadios para acoger el Mundial 2030 mientras escuelas y hospitales carecen de financiación y están en mal estado. El Ejecutivo niega que priorice el gasto para el Mundial sobre la infraestructura pública.

El número de miembros del servidor Discord de GenZ 202, una de las plataformas utilizadas para movilizar a los jóvenes a través de TikTok e Instagram ha pasado en una semana de 3.000 a 130.000, lo que evidencia su rápido crecimiento, alimentado por las grandes desigualdades socioeconómicas aunque el hecho que desencadenó las protestas fue la muerte de ocho mujeres embarazadas en un hospital público de Agadir.

Aunque Marruecos es escenario de recurrentes protestas por motivos económicos y sociales, las de esta semana son las más numerosas y con más incidentes desde las del Rif de 2016 y 2017.