«El punk nos proporcionó una cultura crítica contra la Transición»
El abadiñarra David Vila, con una vocación nómada que le ha llevado a impartir clases en Universidad Estatal de California, publica un nuevo ensayo, ‘Punk español: Gritando por la democracia en un estado posdictatorial’ (Desacorde Ediciones), donde analiza el papel ideológico de dicho movimiento.

Valdría escrutar la bibliografía firmada por quien también integra la banda The Rumba Madre para comprender su aspiración por desentrañar el componente social alojado en la expresión musical. Una tarea que extiende con una nueva referencia que, desde su título, se muestra explícito en cuanto a su ambición por dotar de sentido político a un movimiento, el punk, que, muchas veces diseminado en la historia a través de caricaturas en forma de crestas o imperdibles, en el Estado español supuso uno de los principales obstáculos para el relato uniformizador y sedante de la llamada Transición.
En su libro menciona el históricamente deficitario estudio sobre las diversas subculturas, ¿tiene esta obra la intención de redimir al punk de esa situación?
En parte sí, porque lo que abundan son trabajos de carácter biográfico o enciclopédico, pero en los que quizá no se busca tanto el estudio en sí de estos movimientos desde su relevancia cultural y social. Claro que hay excepciones, como ‘Party & Borroka’, de Ion Andoni del Amo, o ‘Movimientos de Resistencia’, de Jakue Pascual, entre otros, pero si nos vamos a, por ejemplo, el punk británico o estadounidense, los trabajos sobre ellos son infinitos y mucho más variados.
Algo que también tiene que ver con una cultura académica concreta y con la reticencia de una gran parte de ella a estudiar aquello que no se encuentra dentro de lo que muchos denominarían como ‘alta cultura’.
Frente a quienes segregan al punk en una manifestación musical, estética o política, usted señala que su verdadera naturaleza reside precisamente en la capacidad de reunir todos esos elementos.
El punk es una intervención cultural que cae como un rayo cuestionando innumerables aspectos que, aun habiéndose consolidado como verdaderos, son meros constructos sociales. Ponerse un pantalón rasgado altera la idea del buen gusto y de la moda, quitándole el poder a aquellos que nos imponen una determinada. Los fanzines irrumpen para mostrar realidades generalmente ignoradas por los medios mainstream. La música, además de darle una vuelta de tuerca a aquello que es considerada como buena o mala componiendo canciones que tienden a basarse en sonidos tradicionalmente entendidos como ‘ruido’, también es un elemento de empoderamiento, pues niega la necesidad de tener que tener aptitudes técnicas. Lo importante no es si tocas de esta o de otra manera, sino que comuniques algo que conecte con quien te escucha.
«Una idea fundamental en el punk es moverse hacia delante con los medios que haya sin preocuparse de si uno tiene o no el equipo o la infraestructura que necesita»
Precisamente la consigna ‘Do It Yourself/Hazlo tú mismo’ la considera una de las grandes enseñanzas del movimiento.
Yo creo que es una idea fundamental en el punk. Moverse hacia delante con los medios que haya, sin preocuparse de si uno tiene o no el equipo, los materiales o la infraestructura que necesita. Lo importante es seguir hacia el objetivo con lo que uno tenga. Ahora bien, hay un aspecto de este concepto que quizá no resalto tanto en el libro y es el de ‘Hacerlo juntos’, lo que en inglés se ha llamado ‘Do It Together’, contra el ‘Do It Yourself’.
Esta perspectiva incluye el hecho de trabajar en equipo y evita subrayar el individualismo al que quizá podría también empujar esa idea original. Al fin y al cabo, las okupaciones, las radios piratas, las bandas, los fanzines, etcétera, siempre se han hecho con un equipo de colaboradores.
Paradójicamente, al punk siempre se le ha asociado con un discurso exclusivamente de negación, de oposición; sin embargo, usted defiende que muchas veces esa formulación llevaba implícita una búsqueda de caminos alternativos.
El primer paso para crear algo nuevo donde ya hay algo construido es tirar lo que había ahí anteriormente. En ese sentido, la negación es un primer importante paso para la creación de alternativas, incluso el ‘No Future’ lo entiendo como un ‘así no hay futuro’. Es decir, si seguimos así no hay futuro, por lo tanto, destrocemos esto y creemos algo nuevo. Yo no comprendo el punk como una negación irracional de todo por el hecho de estar simplemente en contra.
En lo que respecta al Estado español, señala al punk como uno de los máximos enemigos del relato acomodaticio y amnésico de la Transición.
No fue el único, pues uno podría hablar también del cine o música quinqui, de películas como ‘El crimen de Cuenca’, de documentales como ‘No se os puede dejar solos’ y ‘Atado y bien atado’, de José Juan Bartolomé y Cecilia Bartolomé, pero, sin embargo, el punk sí que nos proporciona una cultura que es sumamente crítica con todo el proceso de la Transición, convirtiéndose de hecho en un movimiento anti-Transición. Esto lo vemos tanto en los temas que se tratan a ese respecto, como en el gran ejercicio de memoria histórica que hizo con ‘No somos nada’ La Polla Records, y también en la cantidad de versiones de canciones republicanas y antifranquistas que se han hecho, entre otras cosas.
En el libro apunta que la realidad sociopolítica de cada territorio influía decisivamente en el desarrollo del movimiento, poniendo como ejemplo de su manifestación más reivindicativa y airada la surgida en Euskal Herria.
Lo que intento con esto también es desmentir la necesidad de que la politización del punk en cualquier lugar se debe a haber heredado el nacido de Inglaterra, con bandas como los Sex Pistols. En el caso de Euskal Herria, por ejemplo, lo fue porque se desayunaba, comía y cenaba política día tras día durante muchos años. Si es habitual cantar sobre lo que uno vive, resultaba imposible no reflejar una realidad donde existía la represión policial con la Zona Especial Norte, el GAL, los atentados, las continuas manifestaciones, la reconversión industrial o las movilizaciones en los Altos Hornos.
De hecho, eso es algo que no solo le ocurrió al punk, canciones antimilitaristas también las tiene Oskorri y sobre la libertad de Euskal Herria Hemendik At, grupo tecno vasco por excelencia. Por todo eso, el punk que surge en esta zona es también uno de los estandartes del realizado en todo el Estado.
«Las identidades activistas que el punk ayudó a generar no solo continúan vivas en muchos casos, sino que, además, han contribuido a la politización de otras personas que quizá no tengan ningún contacto con dicho estilo»
Destaca que bandas como Kortatu, y otras cuantas, sirvieron como iniciación ideológica para muchos de sus oyentes y que incluso se conectan con movimientos actuales como el 15 M. ¿La semilla de esos grupos ha germinado también en generaciones y expresiones posteriores a su eclosión?
Considero que las identidades activistas que el punk ayudó a generar no solo continúan vivas en muchos casos, sino que, además, han contribuido a la politización de otras personas que quizá no tengan ningún contacto con dicho estilo. De hecho, a día de hoy puede que ese espíritu lo lleven géneros como el reggaetón o el trap. También porque muchos punks son a día de hoy los censores carcas que les dicen continuamente a sus hijos que ‘lo que se hacía antes sí que era música’.
Ahora lo que irrumpe como ese rayo creando un cortocircuito musical, cultural y político son precisamente estas otras músicas urbanas. Digo más, en lugares autogestionados como gaztetxes o centros sociales, la banda sonora actual es muy diferente y no es extraño escuchar a artistas de este tipo de estilos. En ese sentido, yo creo que las formas de vida del punk, y su actitud irreverente, contestataria y rebelde, continúan vigentes más allá de la conciencia de un individuo sobre el hecho de que exista una cultura concreta llamada punk.
Puede que el mejor resumen de su libro, y del punk, resida en el inicio de él, con la dedicatoria a su hija: ‘Questiona tudo’.
Es una dedicatoria a mi hija, en gallegoportugués. Cuestionar todo. Todo. Desde los relatos que se construyen en forma de esa ‘verdad oficial’ hasta las formas de vida del día a día que interiorizamos como naturales y que son siempre meros constructos sociales. A partir de ahí, crear los espacios, la cultura, los modelos alternativas que contribuyan a crear el mundo más justo posible para todos. Al final, creo que eso podría ser una buena definición de lo que es el punk y de lo que con este libro quisiera evocar.

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