Martxelo Diaz
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad
Interview
Oier Pérez Mancisidor
Autor de ‘El libro negro del sionismo’

«El sionismo convierte en ‘pueblo’ a una comunidad religiosa para impulsar una colonización»

Oier Pérez Mancisidor ha escrito ‘El libro negro del sionismo’ (Torres Editores) en el que analiza la ideología sobre la que se asienta el Estado de Israel, destacando que se basa en la colonización de un territorio y la exclusión de la población nativa.

Oier Pérez Mancisidor, autor de ‘El libro negro del sionismo’.
Oier Pérez Mancisidor, autor de ‘El libro negro del sionismo’. (Andoni CANELLADA | FOKU)

Se habla mucho últimamente de que Israel es un estado sionista. ¿Qué supone decir que un estado es sionista?

Lo primero que hay que entender es que el sionismo es un pensamiento político ideológico y a su vez es un movimiento que rompe con la concepción histórica de que ya no son únicamente una comunidad religiosa, sino el «pueblo judío». Y no cualquier pueblo, sino el pueblo elegido por Dios. Sería el pueblo que habitó la histórica Palestina. Por tanto, se consideran los herederos de los habitantes originarios, los israelitas y los judaitas. Vemos qué fácil es manipular y presentar a los israelitas como israelíes y a los judaitas como judíos. Pero no son los descendientes. Los colonos israelíes no son semitas. El sionismo les da una concepción nacionalista y convierte a comunidades religiosas en un pueblo. Y como pueblo reivindican un estado. Un estado sionista es el que defiende que los judíos son un pueblo y que tienen derecho a tener un Estado. Todo movimiento, persona o país que defienda el derecho a existir de Israel hay que considerarlo sionista.

Se basa en la exclusión de quienes vivían en esa tierra que reclaman para construir su estado. Usaron la frase de «Una tierra sin gente para una gente sin tierra», completamente falsa pero interesada.

Esa frase es una repetición constante de lo que ha hecho el imperialismo a lo largo de la historia. Los colonos británicos cuando fueron a Australia la declararon «terra nulius», es decir, «tierra sin gente». Los habitantes no se iban a convertir siquiera en súbditos de la Corona británica, sino que era un territorio vacío que se podía conquistar. EEUU, lo mismo. Los colonos israelíes hacen lo mismo. Partieron de ese carácter occidental de calificar un territorio vacío para conquistarlo.

El proceso colonialista israelí sí que difiere de procesos colonialistas típicos en el hecho de que no hay una metrópoli que controla una colonia, sino que es de sustitución y ocupación. Vienen colonos de otros países para sustituir a los nativos. Pero el mismo colonialismo de ocupación supone aceptar que esa tierra no está vacía, que tiene unos habitantes originarios. Ese es el objetivo máximo del sionismo, sionizar la Palestina histórica, convertir a Palestina en un estado judío.

En el sionismo hay una evolución del concepto de estado judío. Theodor Herzl lo concebía como una vía de escape para los judíos que sufrían los pogromos, no como un estado-nación como lo entendemos nosotros. Ben Gurion y compañía, al principio, pensaban lo mismo. El propio Einstein pensaba en una autonomía judía en la Palestina británica. Pero en la Segunda Guerra Mundial, en la Conferencia de Biltmore, esto se acaba y se habla claramente de convertir a Palestina en un Estado judío. Ahí también se ve que cae la posibilidad de los dos estados, porque los primeros que saben que no es factible son los propios sionistas.

Si algo hay que reconocer al sionismo es que tienen claro que para llegar a la meta no hay seguir una línea recta. Saben dar un paso atrás para avanzar. A veces van en primera y otras en quinta. Más allá de los acuerdos que firmen, esto va a continuar y llegará un momento en el que metan una marcha más en el proceso de colonización.

«El proceso colonialista israelí difiere de otros procesos colonialistas típicos en el hecho de que no hay una metrópoli que controla la colonia, sino una sustitución de población»

El objetivo del sionismo es el Eretz Israel, que transciende las fronteras de lo que conocemos actualmente como Israel y la Palestina ocupada.

Se ve en la propia bandera israelí. Las dos franjas azules son dos ríos, el Éufrates y Wadi el-Arish, que está en el Sinaí. Todo ese territorio es la «tierra prometida». Aquí se ve una cierta esquizofrenia de los propios sionistas. Creen que son el pueblo elegido por Dios pero no creen en Dios. El propio Netanyahu es ateo. Hay una disociación de la realidad enorme, es una mentalidad enfermiza incluso. Los países árabes deberían oponerse al sionismo no ya por apoyar a los palestinos, sino por su propia supervivencia. A Egipto le reclaman el Sinaí y se lo quitaron en 1967. A Siria, el Golán. Reivindican el sur de Líbano, el norte de Arabia Saudí e Irak. Aparte de la conquista territorial directa, Israel aumenta su esfera de influencia. Lo hemos visto recientemente en Siria. El sionismo es muy pragmático y con capacidad de adaptación.

En ciertos medios se intenta difundir la idea de que una cosa es el Gobierno de Netanyahu y otra la sociedad israelí, cuando se habla de un estado en el que solo se reconocen los derechos a los judíos.

Claro. Además, los israelíes no solo son sionistas, sino también colonos. Tienen unos privilegios respecto a los nativos que están ahí. Yo mañana me hago judío y puedo optar a la nacionalidad judía, porque no existe la nacionalidad israelí. Puede optar a ser colono, a tener una casa, una tierra y un estatus privilegiado respecto a los desterrados que son los palestinos. No puede haber una alianza proletaria israelí-palestina porque unos son colonos. Si hay israelíes revolucionarios, ¿qué tienen que hacer? Tienen que aspirar a ser trabajadores palestinos de confesión judía. Cuando se habla de desmantelamiento de Israel, no es una posición antisemita. Incluso se puede defender el derecho de los judíos a vivir en cualquier parte del mundo, incluida Palestina. Pero Palestina, no Israel.

Oier Pérez Mancisidor. (Andoni CANELLADA/FOKU)
Oier Pérez Mancisidor. (Andoni CANELLADA/FOKU)

Si el desmantelamiento de Israel es eliminar su identidad sionista, el resultado sería una igualdad de derechos para todos los habitantes de esa tierra. Es decir, dejaría de ser Israel para volver a ser Palestina.

Claro. Es que un estado anula al otro. Cuando se habla de desmantelamiento de Israel no se habla de matar a todos los judíos o de que una excavadora destruya todo. Ellos crean esa falsa asociación entre desmantelamiento de Israel y genocidio judío. Cuando se hablaba de desmantelar el Estado nazi, nadie tenía en mente hacer genocidio a los alemanes. Estamos hablando de que esos colonos se conviertan en trabajadores palestinos de confesión judía. Creo que no es difícil de entender. Pero hay una lectura interesada para presentar a todos los activistas propalestinos como criminales y terroristas.

Ahora concebimos al sionismo como una fuerza de extrema derecha, fascista. Pero en los orígenes del Estado de Israel hubo planteamientos socialistas, con experiencias como los kibbutz. Eso sí, excluyendo a la población autóctona.

Lo que se considera izquierda, en Occidente, se generó mediante la contradicción capital-trabajo. Esa izquierda en Israel y Palestina se genera mediante la contradicción entre unos colonos que vienen de terceros países y una población que vive ahí. No puede haber una contradicción capital-trabajo porque el colono simpatiza automáticamente con su burgués porque van a una en la colonización del territorio. Aunque el colono pueda ser considerado trabajador porque vende su fuerza de trabajo, hay que matizar que tiene una posición de privilegio respecto al nativo.

Hay un componente para que existe ese sionismo laborista y es que muchos emigrados judíos vinieron de Rusia. Participaron en la Revolución de 1905. Tenían simpatías con el bolchevismo y el menchevismo. Cuando llegaron a la Palestina entonces otomana, impulsaron fórmulas de cooperacionismo y colaboracionismo para salir adelante. Aunque hay que dejar claro que esa forma del kibbutz viene condicionada porque la familia Rotschild empieza a condicionar la presencia de colonias judías en la Palestina otomana a que sean rentables. Y para ello tienen que contratar mano de obra barata palestina. Pero no querían siquiera palestinos para explotarlos. Así empiezan a surgir los kibbutz.

También tienen un componente de seguridad y de reducción de costos. Los kibbutz se usaron para la manipulación de una manera tan poderosa que se la colaron incluso a la Unión Soviética, que reconoció al Estado de Israel. Esa creencia de que Israel podía desarrollarse como un Estado socialista fue uno de los mayores errores de cálculo de la Unión Soviética y de Stalin. En la década de 70 y 80, con el auge del neoliberalismo de Thatcher y Reagan, empieza un proceso de privatización de los kibbutz y se da el triunfo del Likud que desplaza al laborismo. Actualmente existe el Partido Comunista israelí, pero sigue siendo sionista.

«Si Israel aspirara a entrar en la Unión Europea, no sería aceptado. Sería considerado un Estado autoritario que no cumple con los parámetros democráticos»

Se define a Israel también como «la única democracia de Oriente Medio».

Si Israel aspirara a entrar en la Unión Europea, no sería aceptado. Sería considerado un estado autoritario. No cumple con los parámetros democráticos. Hay elecciones, pero hay un régimen de apartheid. Ha cometido un genocidio. Es racista. El Estado está enfocado a la industria militar y al espionaje. Cuando se dice que es la única democracia en Oriente Medio, hay un pensamiento occidental que no entiende las democracias árabes. Tenemos experiencias baazistas, a Nasser en Egipto... Son democracias en tanto que tenían un sufragio universal, se garantizaban derechos...

Y mientras tanto, se criminaliza la resistencia palestina.

Hay una islamofobia rampante. La gente lee que Hamas es un movimiento de resistencia islámica, y se olvida de lo de resistencia y se queda con lo de islámica. U olvida que es Hamas quien ha combatido al Estado Islámico en Gaza. O que Hizbullah ha combatido en Siria contra el Estado Islámico. El último programa de Hamas no reivindica una Palestina islámica. Tiene un componente más nacionalista que islámica. El FPLP considera hermanos a Hamas. Hay gente del FPLP ha pasado a Hamas porque veían una plataforma que reivindicaba la realidad palestina.

El pueblo palestino tiene su diversidad, pero a la hora de la verdad van todos a una. La Yihad Islámica no son yihadistas. Es el problema de mirar las cosas desde el eurocentrismo. Hay gente de Hamas que hace análisis que le dan mil vueltas a gente que se considera superrevolucionaria en Euskadi o en España.