
Pocas veces se percibe tanto ajetreo en el aeropuerto de Foronda. Decenas de personas se agolpaban esta tarde en el vestíbulo, cargadas de bolsas llenas de material escolar, peluches y enseres de uso sanitario destinados ayudar a los refugiados saharauis exiliados en los campamentos de Tinduf.
«Es triste ver que llevan 50 años en guerra y nadie habla de ella porque hay unos intereses que silencian la lucha legítima de un pueblo que quiere decidir su futuro de forma libre y democrática», ha señalado en declaraciones a NAIZ Josu Etxaburu, de Yaalah Ondarroa.
Él es una más de las 147 personas que viajan esta noche desde Gasteiz hasta el sur de Argelia. Y este sábado saldrá otro vuelo desde Noain. Dos vuelos que ponen de manifiesto «el compromiso y la solidaridad» de la ciudadanía vasca con el pueblo saharaui. «Les demostramos que no están solos ni abandonados. Porque la guerra se perderá cuando nos olvidemos de ellos», ha manifestado.
En el avión, un vuelo charter de de Air Algérie, viajan estudiantes de Bachiller, familias que han participado en el programa Vacaciones en Paz, tres menores saharauis que han recibido asistencia sanitaria, una delegación de EHU y profesionales de diferentes gremios. Hay albañiles, fontaneros y electricistas que impartirán cursos de formación y trabajarán en la mejora de las infraestructuras.
Yaalah Ondarroa, por ejemplo, tiene dos objetivos: ampliar la Casa de Mujeres de Auserd e instalar una treintena de depósitos para almacenar agua potable en las viviendas de treinta familias.
Zona Libre y pueblos ocupados
Entre el pasaje figuran Joxerra Díez y Unai Ortega, decano y vicedecano de la Facultad de Educación de Bilbo, de EHU. Según han explicado a NAIZ, su objetivo es estrechar relaciones con el Ministerio de Educación saharaui y con la Universidad de Tirafiti, en la Zona Libre de la República Árabe Saharaui Democrática.
El pasado domingo llegaron dos estudiantes del Grado de Educación Primaria que realizarán prácticas en escuelas durante tres semanas y el objetivo es incrementar la colaboración de cara al curso que viene, con estudiantes de los grados de Educación Infantil y de Educación Social.
Otros estudiantes más jóvenes, alumnos y alumnas de Segundo de Bachiller de Laudio Ikastola, también forman parte del pasaje. Ellos y ellas se dirigen a Bucraa, una localidad saharaui bajo control marroquí que está hermanada con el municipio de Aiaraldea.
Es la tercera vez que van desde la pandemia de 2020 y este año aprovecharán para ayudar a la escuela de Educación Primaria. «Además, ocho estudiantes participaran con la ONG Mundubat en un proyecto paralelo para conocer de primera mano la realidad de la juventud local», ha destacado Amets Meatza, una de la responsables.
Y los estudiantes de Laudio no son los únicos menores del vuelo. También viajan Sidi Brahim y Mohamed, dos niños que llegaron en verano y que han prolongado su estancia en Gasteiz y Ozaeta para poder recibir asistencia sanitaria. Están contentos ante la idea de volver a ver a sus familiares en los campos de refugiados, donde encontrarán una realidad muy diferente. «Cambia mucho, a veces no vienen los profesores».

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