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Antonio Anaut, la pequeña empresa que apostó por sus polvorones tradicionales

Berta Anaut se ocupa actualmente de la empresa que fundó su abuelo en Tafalla. Lo que en un tiempo fue un obrador de pan actualmente es una fábrica de pastas, cuyos polvorones acompañan las celebraciones navideñas en Euskal Herria, gracias a que están disponibles en cualquier EROSKI.

Berta Anaut en la fábrica de pastas de Tafalla.
Berta Anaut en la fábrica de pastas de Tafalla. (ANTONIO ANAUT)

Se acerca la Navidad y con ella todos esos dulces típicos que endulzan nuestros días. Entre la gran variedad que ofrece EROSKI destaca uno que evoca nostalgia, que ha estado presente en nuestras casas «desde siempre», un polvorón de envoltorio sencillo, blanco y ligeramente transparente con letras rojas que dicen "Antonio Anaut". 

Esos polvorones tiernos que se deshacen en la boca salen de una pequeña empresa de Tafalla, creada hace más de 80 años por Leoncio Anaut. «La empresa la fundó mi abuelo en 1939. Tenemos guardadas de recuerdo las primeras bolsitas que usaba para meter las pastas, y pone Leoncio Anaut y el número de teléfono es el 25, porque entonces no había números de teléfono, era de clavijas, con las chicas del cable. Cuando mi padre Antonio se puso al frente del obrador fue cuando registró el nombre Antonio Anaut como marca comercial, y nosotros seguimos con él», nos cuenta Berta Anaut, actual gerente de la empresa, que desde el 2016 se sitúa a las afueras de Tafalla.

El abuelo Leoncio y la abuela Carmen empezaron con el obrador de pan en Pitillas. En los obradores de los pueblos, cuando terminaban de hacer el pan, que era muy temprano, aprovechaban para hacer otro tipo de productos, como pastas. Según cuenta Berta, «sobre todo al principio, después de la guerra, como el horno estaba siempre encendido, la gente aprovechaba para asar o hacer comida».

Cuando su padre se hizo cargo de todo, en los 70, dejó de hacer pan y empezó a hacer solo pastas. Vio que otros obradores hacían muchísima variedad de productos, pero él decidió especializarse en dos cosas: polvorones y magdalenas. Desde entonces, Antonio Anaut se dedica a esos productos «y ahí somos muy eficientes». «Otros obradores no hacen nuestras cantidades, pero tienen un surtido mucho mayor. Vas a cualquier pastelería de cualquier calle de Donostia, por ejemplo, y fíjate en la variedad de pastelitos y pastas que pueden tener, pero menos cantidad de cada cosa. Eso fue una apuesta que en su momento hizo mi padre, y que mantenemos. No sé si es acertada o no», explica la actual gerente.

Además del polvorón clásico de aroma a canela, tan característico, también ofrecen el de limón y el de cacao 100%. El polvorón es el producto que más se vende, aunque obviamente es ahora cuando más éxito tiene. «Hay gente que dice que le gusta más comerlo en cuanto empiezan a venderlos en las tiendas, que en navidades, porque entonces es como que estamos ya todos saturados de todo, y apetece menos. Fuera de aquí no se lo creen, pero en Nafarroa y algunas zonas de Gipuzkoa, nuestro polvorón se consume todo el año. En Iruñea es muy habitual que, en las tiendas de chuches, los niños compren un polvorón, al igual que se compran un regaliz», cuenta.

Al ser un producto seco, la vida útil del polvorón es mucho mayor que la de otros productos, lo que permite que la gente pueda comprar mayores cantidades y comérselos a lo largo de los meses. «No te comes todos los días media docena de polvorones, pero es un momentico rico y lo tienes en casa para cuando te apetece», comenta.

Eso es algo que no se puede hacer son sus magdalenas, pues las hacen con huevos frescos, y eso hace que tengan una vida útil más corta y no puedan transportarlas y venderlas demasiado lejos.

Aparte de esos dos productos por los que apostó su padre, Berta y su marido ofrecen también las pastas Tontitas –normales, sin azúcar y con cobertura de chocolate– y las Conchas del Camino. «Nafarroa es una zona que atraviesa el Camino de Santiago, así que sacamos una pastita con forma de concha, que no lleva ingredientes de origen animal. El Camino de Santiago no solo tiene un componente religioso, sino también de espiritualidad, y viene gente de todos los sitios, al margen de si tiene fe católica o no. Así que nos parecía que era importante entenderlo, y esa es la razón de no usar ingredientes de origen animal. Es la típica pasta de mantequilla que acompaña a los cafés, pero que no lleva mantequilla, y en su lugar lleva aceite de girasol alto oleíco», nos ha explicado Berta.

Sus pastas como regalo

Dado que la gastronomía es algo que diferencia un lugar de otro, suele ser habitual usarla como regalo cuando visitamos un lugar o vamos a ver a un amigo de fuera. «A veces es común llevar algo de gastronomía: un postre, una comida, un vino. Por eso, estamos haciendo formatos que puedan servir de regalo o recuerdo, que se puedan llevar a casa. Las latas han gustado mucho. Tenemos de San Fermín, de gigantes, de Olentzero, y hemos sacado del Quijote, porque aunque no sea de nuestra zona, sentíamos que iba mucho con nosotros por eso de que somos unos locos que van en contra de gigantes y molinos, porque hoy en día los pequeños negocios que nos mantenemos en zonas rurales a veces tenemos que luchar con gigantes», asegura Berta Anaut.

Y es que Antonio Anaut no deja de ser una empresa familiar en la que trabajan la pareja y otras cinco personas de forma habitual. Se incorpora otro tanto cuando llega la campaña, en verano, para poder preparar todos esos polvorones que llegarán a nuestras mesas en Navidad.

Aunque fuera del Estado español tengan algunos clientes, no llegan a exportar realmente, a pesar de que les gustaría. Sin embargo, llegan a todo el Estado gracias a EROSKI. «Ellos distribuyen nuestro producto en sus tiendas. Considero que EROSKI hace una apuesta muy grande por el producto local y eso para empresas como la nuestra es una gran ayuda», concluye.