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El derecho a decidir como «clave de bóveda» del nuevo tiempo

Democracia y protagonismo social. Esos han sido los elementos más destacados en la mesa redonda organizada  por Gure Esku Dago en el Paraninfo de la UPV en torno al derecho a decidir, un concepto capaz de marcar la agenda y con capacidad para aglutinar amplias mayorías, según han destacado los ponentes.


Juan José Ibarretxe, Floren Aoiz y Gemma Zabaleta han realizado una exposición muy clara de sus posiciones, coincidentes en varios aspectos, complementarias en otros y de una franqueza inusitada a veces.

Llama la atención, por ejemplo, la encendida defensa que la exconsejera ha hecho de un derecho que, como ha apuntado, no solo «se puede defender aun no siendo abertzale o independentista», sino que lo ha situado como elemento fundamental en la regeneración de la política y la profundización de la democracia frente a los «argumentos de quienes no tienen argumentos».

Conducida por el periodista Mariano Ferrer, ha sido una conferencia amena que incluso ha propiciado situaciones de chanza y que ha contado con momentos impagables, como cuando el lehendakari se ha puesto a cantar “Zenbat gera” a las cientos de personas que casi llenaban Bizkaia Aretoa.

Ayudado por un proyector, ha sido precisamente Ibarretxe quien ha roto el hielo, y lo ha hecho evocando el «portazo» recibido hace casi una década en el Congreso. «Les advertí de que si pensaban que con eso se había terminado iban dados».

Su intervención ha estado trufada de citas de pensadores de todos los tiempos, y ha augurado que en el futuro próximo «la democracia, más que la nación, estará en el centro del debate». Partiendo de esta base, ha concluido que «el proceso de devolución del poder a la ciudadanía es imparable».

Ibarretxe ha sostenido que la negativa a reconocer el derecho a decidir «es lo que está haciendo que la posición del soberanismo sea cada vez más fuerte», y ha expuesto el binomio «voice-exit», explicado como «o me dan la palabra o me marcho».

En este sentido, ha contrapuesto la actitud de estados como Canadá, Dinamarca, Gran Bretaña o Bélgica a la del Estado español y ha advertido que o se admite un camino democrático para ejercer el derecho a decidir o en el futuro asistiremos a declaraciones de independencia sin la anuencia estatal.

«No es una cuestión jurídica, sino política», y preguntado por el veterano periodista sobre si ve a su partido en condiciones de hacer una apuesta clara en este sentido, «que ahora no hace», el lehendakari ha replicado que hay que tener «cuidado con las críticas» y que hay que «mimar a las organizaciones a las que pertenecemos». «Debemos evitar que de aquí salgan manifestaciones que no sean de amor profundo a nuestras organizaciones, porque las necesitamos al máximo».

Probablemente Floren Aoiz ha sido quien ha utilizado un tono más didáctico en su exposición, que ha resumido en diez ideas. Ha explicado que «democracia» es la palabra más importante para entender el significado del derecho a decidir, y ha opinado que ese derecho es «la clave de nuevas uniones y complicidades en este país». No solo eso, sino que ubicándolo en el contexto de nuestro pueblo, ha considerado que «nos ofrece una solución razonable, sensata y justa al conflicto», en la medida que constituye «un mecanismo que sitúa la responsabilidad en los pueblos y en el conjunto de la sociedad, no en unas élites».

Cambio de percepción

El historiador tafallés ha afirmado que el derecho a decidir es «la clave de bóveda del nuevo tiempo político», y ha puesto en valor su potencialidad para marcar la agenda de este pueblo. También ha destacado que en amplias capas sociales que trascienden el ámbito del abertzalismo se ha producido un cambio de percepción sobre el modelo actual, que ha atribuido entre otras razones, a la crisis económica y la gestión que se ha hecho de ella, a la «decepción» existente por el modo en que los estados están gestionando el nuevo tiempo político en Euskal Herria, y al contexto internacional, en el que pueblos que no tienen estado están trabajando para obtenerlo y desatando importantes dinámicas de movilización. En todo caso, también ha advertido que siendo importantes las expectativas de otros países, en este país «necesitamos nuestra propia cartografía, nuestro camino».

Insistiendo en las virtudes del derecho a decidir, ha señalado asimismo que es «una idea extraordinariamente inclusiva», y que la reivindicación de su ejercicio es seguramente la demanda que más gente diferente reúne hoy por hoy en este pueblo. «No hay otra reivindicación capaz de hacer confluir tantas fuerzas», concluyó.

Ahotsak y Loiola

Zabaleta ha considerado por su parte que vivimos un «tiempo extraordinario» para hacer política, debido al cese definitivo de la actividad armada de ETA, y en este contexto, y con la clase política cada vez más desacreditada, ha reivindicado «recuperar la política de verdad y revitalizar la democracia». Una «modificación profunda de las reglas de juego» en la que ha ubicado el ejercicio del derecho a decidir.

La exconsejera del PSE ha defendido la necesidad de entendimiento entre el PNV, la izquierda abertzale y su partido, pero sin partir de cero, ni a través de una ponencia parlamentaria donde «no tiene sentido» exigir una u otra competencia, sino recuperando «lo que ya se ha hecho».

En este sentido, ha defendido el papel desempeñado por Ahotsak y el documento suscrito en 2006 por mujeres de diferente sensibilidades de toda Euskal Herria, y los acuerdos de Loiola, donde se reconocía la identidad nacional del pueblo vasco, se hablaba de un órgano de colaboración entre la CAV y Nafarroa y se asumía que todos los proyectos políticos se podían materializar.

Y ha apostillado: «Decían que sin violencia todos los proyectos se pueden defender; pues ahora estamos en eso. Y se deben poder materializar».