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«Desde que soy Celedón no he salido en la foto de la cuadrilla»


Gorka Ortiz de Urbina volvió a encarnar ayer a Celedón, se convirtió un año más –y ya van diecisiete– en el «blusa más importante de Vitoria, porque soy el único que se viste el día 4 para dar inicio a las fiestas». Se puso la blusa de cuadros azules, la faja roja y el pañuelo rojo, además de la txapela, la bota y el paraguas, pero hoy cambiará esta indumentaria por la de su cuadrilla, Bereziak, que viste blusa negra, faja verde y pañuelo de cuadros. Al fin y al cabo, tal como el mismo reconoce, «el resto de los días soy un blusa más dentro de mi cuadrilla».

No obstante, su agenda festiva no es exactamente igual que la del resto de blusas y neskas. «Mi día a día tiene saltos. Por ejemplo, el día 7 voy a recibir a Celedón y Neska Txiki, y el 5 –el día grande de La Blanca, que se celebra hoy– me paso la mañana atendiendo a los medios de comunicación. ¡No he podido salir en la foto de cuadrilla en los años que llevo siendo Celedón! Y no se si este año podré estar», destaca tras advertir de que los homenajes a la patrona de los y las gasteiztarras comienzan «muy pronto».

Además, su rutina en fiestas está condicionada por sus hijos, «dos enanos de diez y de ocho años». Insiste en que trata de vivir las fiestas de día y de noche, pero reconoce que «cuando uno es padre cambiar un poco las cosas». «A la mañana das una vuelta por el centro de Gasteiz y a la tarde les vas metiendo el gusanillo de blusa a los pequeños, con los que haces alguna kalejira de ida y de vuelta».

Cuestionado por los sitios en los que se siente mejor durante estos días, Ortiz de Urbina explica que, «evidentemente», el día 4 es para estar en la Virgen Blanca. No importa tener que recorrer entre empujones la plaza, ni que algún que otro personaje le intente arrebatar la txapela. Todos los males se curan cuando sube a la balconada de San Miguel y saluda a las miles de personas se congregan en el corazón de la ciudad para dar la bienvenida al aldeano de Zalduondo. El resto de días, le gusta ir a la plaza del Matxete, donde se dan cita los colectivos euskaltzales, «y a cualquier otra zona del Casco Viejo, como la Kutxi o la Pinto».

Disfrutará de las fiestas y a partir del día 10 descansará hasta el año que viene, porque tiene claro que en 2018 volverá a vestirse de Celedón. «Yo tengo el límite en los 21 años que estuvo Iñaki Landa, que dijo que no iba a estar más años que Isasi. Si puedo y las circunstancias lo permiten, estaré cuatro años más», subraya.