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Marijaia se despide de Bilbo entre llamas tras nueve intensos días de fiesta

Aste Nagusia tocó ayer a su fin. Marijaia abandonó Bilbo entre llamas, bajo la atenta mirada de miles de personas, que durante los últimos nueve días han disfrutado de unas fiestas participativas en las que han brillado las comparsas y los platos elaborados en el Gastronómico. Entre los aspectos negativos cabe señalar la censura impuesta a Hontzak y la detención de un hombre por realizar tocamientos a dos mujeres en Indautxu y perseguir a otra en un portal.


Marijaia abandonó ayer Bilbo entre llamas. Se fue por la ría, tras disfrutar de nueve días de fiesta que, a juicio del alcalde, Juan Mari Aburto, «se han caracterizado principalmente por su buen ambiente festivo y una alta afluencia en todos los actos, actividades y espectáculos». Según los cálculos del Ayuntamiento, 1,3 millones de personas han participado en las actividades programadas por el Consistorio en Aste Nagusia.

A este número se deben sumar las personas que han asistido a los eventos organizados por las comparsas, que han dado color, olor y sabor al Arenal. Ayer, como cada día, miles de personas acudieron al epicentro de la fiesta para presenciar el concurso de guiso de rabo, en el que ganó el equipo Lau Haizetara, de Bakio. En la clasificación final se impuso el Txoko Caza y Pesca de Mungia. Además, quienes se acercaron a las txosnas pudieron disfrutar de las actuaciones de Orlis Pineda y Rever.

Agresiones machistas

Pero no todo ha sido música y diversión en Aste Nagusia. El cierre de las fiestas ha estado marcada por la detención el pasado sábado de un hombre de 22 años al que se le imputan varios delitos contra la libertad sexual. Según informaron las agencias, realizó tocamientos a dos mujeres en Indautxu y perseguió a otra en un portal.

Los grupos municipales emitieron ayer una declaración de condena, y Bilboko Konpartsak mostró su apoyo a las víctimas. Asimismo, saludó que hayan presentado denuncia, «algo que visibiliza que la violencia sexista es una realidad cotidiana».