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La semana que reflejará, o no, los efectos de la vuelta parcial al trabajo


Fiel a su cita sabatina, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció que el próximo sábado se podrá salir a hacer deporte o pasear. Eso sí, subrayó que la medida se adoptará «en función de lo que pase». Y es que esta séptima semana de estado de alarma que arranca hoy no es cualquiera: es la semana en la que se va a comprobar si la vuelta a las actividades esenciales, el pasado 14 de abril, tuvo efectos negativos.

Hay varios indicadores para buscar pistas. Uno es el de los casos confirmados diariamente –las columnas del gráfico–. La cifra de casos diarios no remitió hasta 12 días después de aplicarse el primer confinamiento parcial. Hoy se cumplen, precisamente, 12 días desde que se volvieron a abrir ciertas industrias, por lo que el efecto sobre los contagios, si lo tuvo, se empezará a detectar estos días.

Sin embargo, la mayor cantidad de test que se realizan ahora hacen que este no sea un indicador del todo fiable, pues cuantos más test se hacen, más casos se detectan. Del 16 al 22 de marzo se realizaron 6.417 test PCR en Hego Euskal Herria. Entre el 20 y el 26 de abril se han realizado más de 30.000. Serán necesarios más test para controlar todos los nuevos brotes, pero sería absurdo decir que estamos igual que hace seis semanas. La capacidad de detectar casos es muchísimo mayor ahora.

Al margen del indicador de los casos diarios, el dato que con mayor fiabilidad y celeridad indicará un aumento de la incidencia del coronavirus será el de los hospitalizados. La línea roja que indica el número de camas hospitalarias ocupadas diariamente alcanzó su pico el 31 de marzo, 16 días después de entrar en vigor el confinamiento parcial. Por lo tanto, si a mediados de esta semana se detectase que esta línea vuelve a subir, cabría buscar las razones en el regreso a las actividades no esenciales.

Incógnitas abiertas

Hay motivos para pensar que un rebrote inmediato no tendrá una incidencia tan impactante como la primera ola. Además de la mayor capacidad para detectar casos, hay que recordar que el regreso a la actividad no esencial no fue una vuelta a la situación de primeros de marzo, sino que se mantuvo un confinamiento parcial. Del mismo modo, las residencias de mayores –uno de los epicentros de la crisis– pueden ser protegidas ahora de forma mucho más efectiva que hace mes y medio.

Por otro lado, hay motivos para preocuparse. El desgaste en el ámbito sanitario es real, queda mucho para regresar a la normalidad asistencial y sigue habiendo 944 ingresados por Covid-19. Además, mientras no se pongan a trabajar otros laboratorios, cabe dudar de la capacidad para salir a buscar a los infectados en su fase más precoz y a los asintomáticos, claves en la expansión del virus.