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Otro ‘biopic’ sobre la científica pionera

MADAME CURIE
GB-E. francés. 2019. 109’. Tít. Orig.: ‘Radioactive’. Dtora.: Marjane Satrapi. Guion: Jack Thorne, sobre una novela gráfica de Lauren Redniss. Prod.: Tim Bevan y Eric Fellner. Int.: Rosamund Pike, Sam Riley, Aneurin Barnard, Anya Taylor-Joy, Tomás Szabo. Fot.: Anthony Dod Mantle. 

La cineasta iraní Marjane Satrapi, lejos de su origen en ‘Persépolis’. (NAIZ)

A Marjane Satrapi lo que le ha atraido del biopic ‘Madame Curie’ (2019) ha sido la oportunidad para hablar de una mujer pionera, la primera en conseguir el premio Nobel, tras tener que abrirse paso en un mundo cerrado de hombres y no siempre receptivo a los descubrimientos revolucionarios. Lo malo es que antes que ella ya había hecho lo mismo su colega alemana Marie Noëlle en ‘Marie Curie’ (2016), protagonizada por la actriz polaca Karolina Gruszka, en atención al origen polaco de la mujer que además del radio, aisló el polonio, denominado así en honor a su país natal.

El hecho de que Amazon esté detrás de la producción denota la poca originalidad de los temas y argumentos que escogen las plataformas digitales para sus suscriptores, sin aportar nada nuevo con respecto al cine hecho para las salas de exhibición. Por no hablar de los convencionalismos del género, con una producción británica hablada en inglés en la que Rosamund Pike hace de Marie Sklodowska, nombre de la científica antes de casarse con Pierre Curie, aquí interpretado por Sam Riley.

Precisamente, la película está basada en la novela gráfica de Lauren Redniss ‘Marie & Pierre Curie’, lo que sirve de apunte para el debate sobre la importancia de su pareja y colaborador en los ensayos físicos y químicos de la protagonista. No deja de resultar algo contradictorio que se incida tanto en el machismo de los colegas masculinos en el mundo académico, cuando, por otra parte, Marie consigue acceder a un laboratorio en condiciones donde poder experimentar a sus anchas gracias a la colaboración de un hombre.

Al final de su vida Marie reconoce a Pierre como el hombre de su vida, cuando después de enviudar se relaciona con Paul Langevin, que estaba casado. Son los saltos hacia adelante y hacia atrás de una coreografía narrativa oscilante como las de Loïe Fuller.