La inmortalidad de la niñez sin ser Peter Pan
EL PEQUEÑO VAMPIRO
Estado francés-Bélgica. 2020. 85’. Tít. Orig.: ‘Petit vampire’. Dtor.: Joann Sfar. Guion: Joann Sfar y Sandrine Jardel. Prod.: Cédric Pilot, Thierry Pasquet, Thierry Berthier, Antoine Deslesvaux, Rodolphe Buet y Aton Soumache. Voz V.O.: Camille Cottin, Louise Lacoste.
Las aspiraciones cinematográficas de Joann Sfar son legítimas, pero su verdadera esencia creativa está en el dibujo y la ilustración, por eso siempre acabará haciendo animación de forma natural. Con la imagen real ha llevado a cabo un par de intentos considerables, que son el biopic ‘Gainsbourg (Vida de un héroe)’ (2010) y el trhiller hitchcokniano ‘La dame dans l’auto avec des lunettes et un fusil’ (2015).
Con su colaborador habitual, Antoine Deslesvaux, hizo el largometraje animado ‘El gato del rabino’ (2011), y luego participó en el proyecto colectivo internacional ‘The Prophet’ (2014). Pero su verdadera contribución personal al género es ‘Petit Vampire’ (2020), adaptada de su cómic homónimo de 1999, y que recibió en el festival especializado de Annecy el premio a la distribución.
Petit Vampire lleva trescientos años siendo un niño de diez años, por lo que la inmortalidad le aburre soberanamente. Se siente solo y quiere tener amigos de su edad, para lo que sueña con ir al colegio. Encuentra la amistad en Michel, pero en su pretendida normalidad se interpone otra criatura fantástica con cabeza en forma de luna llamada Le Gibbous, y que quiere terminar con los no muertos.
A pesar de todo, los chicos organizan un cine-club con las películas de terror de los años 60 que tanto les gustan.