Bagnaia, primer campeón de la era post-Valentino
«Pecco» ha ganado el campeonato MotoGP gracias a la Ducati, completando después de medio siglo un doblete completo italiano. Aunque este deporte aún tiene que elaborar el duelo de la ausencia de Rossi, que se retiró el año pasado pero sigue archipresente.
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Francesco «Pecco» Bagnaia, sobre su Ducati, es el nuevo campeón de la categoría MotoGP, concluida a primera tarde de este domingo. Es noticia de entrada: una dupla piloto italiano-moto italiana no ganaba la máxima categoría motociclista desde 1972, exactamente medio siglo. Por aquellos tiempos fue Giacomo Agostini el triunfador, gracias a su MV Agusta. Nombres y marcas que se convirtieron en mito, como de hecho lo es la Ducati, la «Roja de Borgo Panigale», cuya afición atraviesa todo el planeta.
En otro tiempo la victoria de Bagnaia hubiera sido noticia de portada, cuando menos. Hoy día, por contra, la paradoja es que esta disciplina ha bajado mucho en interés. Y no es una impresión subjetiva, sino confirmada por las entradas en los grandesde premios y las audiencias; el deporte sobre dos ruedas se ha convertido en algo más soso.
La razón es una y perfectamente distinguible: después de 25 años ha faltado el piloto más conocido en la historia del mundial, Valentino Rossi. Esta primera temporada con "Il dottore" retirado ha resultado bastante rara. La verdad es que hará falta muchísimo tiempo para digerir la ausencia del numero 46, verdadero y casi siempre único tema de discusión entre los aficionados. No es casualidad que Valentino haya creado su propio equipo, con su hermanastro Luca Marini como punta de lanza, ni que en este último gran premio de la Comunidad Valenciana lo hayamos visto presente al lado de Bagnaia, uno de sus alumnos favoritos. El mensaje enviado por Rossi ha sido: «Yo sigo aquí, de alguna manera».
Hijo del «ranch»
Valentino no puede dejar lo que se ha convertido en su mundo porque todavía tiene una serie de intereses. Empezando por el merchandising hasta ver como se portan sus «hijos adoptivos». Uno tenía que ser Franco Morbidelli, que sin embargo ha fracasado y está en el punto mas bajo de su trayectoria deportiva. El otro, más tranquilo, más silencioso, era Bagnaia. Ambos habían fraguado sus personalidades en el «ranch» de Tavullia, aquel circuito mágico construido por Rossi cerca de su casa para crear una especie de «universidad de la moto».
«Pecco» tiene una cara que pasa casi desapercibida. No es un defecto, sino todo lo contrario; el símbolo de esta MotoGP en que faltan personajes y rivalidades y la lucha en muchas ocasiones se reduce a una pelea entre pilotos inexpertos que solo tienen que llevar sin riesgos sus «misiles» hasta la línea final.
La Ducati es caso de estudio. No es casualidad que solo ganara con ella «Rolling Stoner» en 2007. Un poco como Bagnaia este año; caer o ganar
En este sentido la Ducati supone un caso de estudio. Es claramente la mejor moto, no cabe duda en cuanto a prestaciones, y también la marca que está invirtiendo más. Al mismo tiempo es un caballo muy difícil de domar y en el pasado los fracasos han sido rotundos: los del mismo Valentino, el de Sete Gibernau y el de Jorge Lorenzo sobre todo. No es casualidad que el único piloto que haya ganado un título mundial haya sido Casey Stoner en 2007, cuando todavía era «Rolling Stoner» y se caía cada dos por tres, pero había encontrado una relación casi empática con su Desmo16.
Un poco como Bagnaia, que en 2022 ha sido realmente extremo: su recorrido durante esta temporada ha consistido prácticamente en caer ganar, y cuando ha acabado con los vuelos sobre el asfalto ha empezado a subir en la clasificación general, hasta triunfar.
Es un título merecido en una categoria que sufre mucho de nostalgia pero que tiene que tirar hacia adelante, esperando a la completa recuperación de Marc Márquez si quiere volver a ser noticia al 100%. Porque Bagnaia ha hecho algo histórico, pero cada día hay menos gente que lo recuerda.