«No Scotland no party», la Tartan Army canta y baila al son de la mano de Dios
Es el eslogan acuñado por la propia Federación y que la afición entona con entusiasmo. La última versión, al ritmo de la cumbia de la mano de Dios, hasta se burla de las escasas posibilidades de ganar el torneo cantando que no son Argentina y que suspiran por pasar la fase de grupos por primera vez.
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Si hay algo que une a escoceses y argentinos es su animadversión a los ingleses. Quizá esa sea la razón por la que el músico Nick Morgan escogió la canción de la mano de Dios para componer el himno extraoficial para la Eurocopa. La cumbia dedicada por Rodrigo a Maradona contaba la historia del astro argentino con pasión, y se regocijaba en el gol que le convirtió en leyenda en el Mundial de 1986. El diez marcó con la mano ante Inglaterra y también demostró su calidad en el tanto en el que regateó a sus rivales partiendo desde medio campo. Poesía con el balón en venganza por las Malvinas.
El lema «No Scotland, no party» apunta también a convertirse en icónico para los miles de seguidores del combinado caledanio que se han desplazado a Alemania. Hasta la Federación utilizó ese eslogan y dio a conocer la convocatoria con un vídeo disfrutando de una fiesta. Tanto en la versión de Seven Nation Army como a ritmo argentino, guarda sus similitudes con el tema etílico más popular que proclama sin pudor «hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual».
Esa es la intención de los seguidores escoceses. Primero, disfrutar, beber y bailar. Luego, si se puede, pasar la fase de grupos. Por lo menos, llegan con opciones a la última jornada tras empatar contra Suiza. Si ganan a Hungría esta noche (21.00 horas), es casi seguro que estarán en octavos como los mejores terceros. Aunque debido a la goleada encajada en el estreno contra los anfitriones (5-1), seguramente, tendrán que esperar.
Sería la primera vez que lo consiguen, y lo reivindican con humor. Es que el tema compuesto por Nick Morgan invita a la alegría frente a cualquier tipo de pesimismo. Escocia se ha presentado en Alemania sin miedo a nada, y sus seguidores así lo demuestran en las gradas. Para empezar, se asume en uno de los versos que en las fases finales de los torneos internacionales «nunca lo hemos hecho demasiado bien» y se recalca que «nadie dice que vamos a ganar» porque «todos sabemos que no somos Argentina».
Sin embargo, en el estribillo la canción se viene para arriba reivindicando que cuentan en sus filas con John McGinn, centrocampista creativo del Aston Villa de Unai Emery, y que en banda izquierda está el capitán Robertson, jugador del Liverpool. Son dos de los emblemas del equipo escocés, aunque también se cuela un mensaje de cachondeo. Y es que, en las imágenes aparece el defensa Andy Considine, borracho y vestido de mujer en una despedida. El vídeo se hizo viral hace unos años y puso de moda la canción «Yes sir, I can boogie» de Baccara en las gradas escocesas. Esa es la referencia a la que se alude diciendo que, aunque no consigan ganar, están dispuestos a bailar en Berlín.

Por si acaso, nada más desembarcar en tierras germanas, McGinn se puso a bailar en la recepción realizada con danzas tradicionales por los anfitriones. El nivel que aporte el centrocampista del Aston Villa de Champions será una de las claves para poder superar la primera fase. En la Tartan Army confiaban en sus opciones de pasar a la siguiente ronda en un grupo que han compartido con Alemania, Suiza y Hungría.
Además de los futbolistas citados anteriormente, Escocia dispone de otros jugadores experimentados en medio campo como McGregor del Celtic o Ryan Christie del Bournemouth de Andoni Iraola. También está Billy Gilmour del Brighton y el lateral zurdo Tierney, que ha jugado cedido la última campaña en la Real. Sufrió una lesión muscular en el choque contra Suiza y se le puede dar por descartado para lo que resta de torneo.
La selección que entrena Steve Clarke desde 2019 ha logrado dos clasificaciones consecutivas para la Eurocopa, un hito después de dos décadas sin lograrlo desde el Mundial de 1998. Su principal carencia se encuentra en la punta de ataque. Muestra de ello es que los dos goles que ha marcado en esta Eurocopa han sido anotados por los rivales en propia puerta. La falta de un goleador es evidente y, en esta ocasión, no podrá contar tampoco con el lesionado Lindon Dykes, delantero centro del Queens Park Rangers.
McTominay se impone a Haaland
La solución para hacer frente a esas deficiencias ofensivas ha sido impulsar a un centrocampista todoterreno como McTominay. Aunque lleve el número cuatro a la espalda, ejerce de diez para Escocia y se ha convertido en el héroe nacional. Los siete goles anotados en la fase de clasificación sirvieron para dejar fuera a la Noruega de Haaland. Son las paradojas del fútbol, el ariete que más goles hace a nivel mundial y que cuenta como compañero de equipo a un jugador de talento como Odegaard, se queda sin Eurocopa por la reconversión goleadora de McTominay.
El internacional escocés también ha explotado esa faceta este curso en el United marcando diez tantos. El doblete que logró en el triunfo contra la selección española ha sido su momento cumbre con el combinado escocés.

Aunque su apellido delata sus raíces escocesas, McTominay es nacido en Inglaterra y no fue citado por la selección hasta los 22 años. Alex Ferguson le apadrinó para que jugara para Escocia y Mourinho fue clave para impulsar su convocatoria. Cuando entrenaba al United, el técnico portugués se quejó en una rueda de prensa de la inacción inglesa para llamar a su jugador y apremió a los escoceses para que se lo llevaran.
McTominay se decantó por el conjunto caledonio y bromeaba diciendo que «probablemente, soy más escocés que inglés». No hay duda con su pelo rubio, sus 1,93 metros de estatura y la fortaleza que desprende sobre el terreno de juego, McTominay encaja a la perfección en el prototipo de jugador que se espera ver en Escocia.
Pioneros en el fútbol internacional
A pesar de que los propios aficionados se toman con humor no haber pasado nunca la fase de grupos en un torneo y consiguieron su última victoria en una Eurocopa en 1996, Escocia tiene el honor de ser la primera selección que disputó un partido internacional de manera oficial. Según se recalca en los libros de historia, se enfrentó a Inglaterra en tierras escocesas un 30 de noviembre de 1872, el día de San Andrés, santo patrono de Escocia. El partido concluyó sin goles y asistieron unos 4.000 espectadores. Aunque anteriormente se jugaron cinco encuentros similares, la FIFA no los considera válidos ya que defendiendo los colores de Escocia participaron ingleses con alguna «conexión» escocesa.
El fútbol nació en las islas británicas y esa es la razón principal por la que naciones como Escocia y Gales pueden competir a nivel internacional sin ser indenpendientes. Además, de evidentemente, la no oposición de Inglaterra. En la petición de oficialidad realizada en 2020 por la Federación Vasca se citaban sus casos, pero desde los organismos que rigen el fútbol se esgrimió que la normativa actual exige ser un «estado independiente».