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El Sadar testará si Lisci sabe darle la vuelta al bache de juego y resultados de Osasuna

Transcurridas siete jornadas ligueras, Osasuna todavía sigue desorientado con la brújula de Alessio Lisci, quien deberá encontrar en El Sadar -viernes, 21.00– el rumbo que encauce a los suyos, si no se quiere meter en serios problemas clasificatorios. El Getafe no es buen aliado para tal tarea.

Aunque no quiera considerar el duelo contra el Getafe como de urgencia, está claro que la grada rojilla va a mirar con lupa las evoluciones de su equipo. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Sin haberse cumplido aún el primer cuarto liguero, Osasuna está dejando muchas dudas en su juego y resultados. La llegada de Alessio Lisci al banquillo navarro y la aplicación de sus nuevos métodos no los acaba de digerir el vestuario, cuyo rendimiento frente a Elche y Betis dejó mucho que desear.

Los gruesos errores defensivos que se cometieron en ambos encuentros son la punta del iceberg de un sistema que el equipo no termina de asimilar en aspectos claves como las pérdidas en zonas delicadas, la salida de balón o la presión sobre el rival.

En su historia más reciente, el club rojillo siempre ha sido un ejemplo de paciencia con sus técnicos en los momentos en los que vienen mal dadas, pero también el graderío ha exigido a los futbolistas que, al menos en los partidos de casa, no ofrezcan la imagen un tanto timorata que han mostrado en lo que se lleva de campaña, independientemente de los marcadores obtenidos.

Por eso, el envite contra el Getafe cobra una especial importancia. Hablar de un encuentro a vida o muerte a estas alturas de curso sería un tanto capcioso, pero no cabe duda de que El Sadar ya va a testear con mirada crítica lo que suceda sobre el verde y la actitud que traslade el once rojillo.

Y no va a tener enfrente un rival que se lo vaya a poner fácil. Los azulones han puntuado en el feudo iruindarra en cinco de las seis últimas veces que lo han visitado, pese a que los pupilos de José Bordalás no se encuentran ahora mismo en su mejor momento –tampoco han ganado en las últimas tres jornadas– después de un notable inicio liguero.

El peculiar sello que le imprime el preparador alicantino a sus bloques no ayuda al objetivo de que Osasuna recupere su autoestima casera. No será tarea sencilla doblegar a un cuadro madrileño que se caracteriza por su aspereza futbolística y recurso a artimañas para frenar el ritmo del adversario.

Frente a ello, Osasuna va a tener que oponer una propuesta bastante más valiente de la que ha exhibido hasta el momento y, para ello, Lisci dispone prácticamente de todas sus piezas, a excepción de Aimar Oroz, que todavía sigue en el dique seco desde hace dos semanas.

Con 21 jugadores en la lista ofrecida por el míster romano, en esta ocasión solo Osamblea y Stamatakis forman parte de la nómina de promesas convocados. La principal novedad es el regreso –y está por ver si al equipo inicial– de Rubén García, después de haberse perdido los dos partidos más recientes por motivos personales.

Y la gran duda es si Lisci continuará inamovible en la idea de prolongar una jornada más el 5-3-2 que tanto les está costando a los suyos absorber o si diseñará un dibujo bastante más atrevido, aunque seguramente sin llegar a los niveles de la segunda parte de La Cartuja, en la que puso en liza un 4-2-4.

Oportunidad

Lejos de verlo como una amenaza, el entrenador local considera que la visita del Getafe es una oportunidad magnífica para virar la dinámica negativa. «Tenemos que seguir haciéndonos fuertes en casa. Viene un rival que me encanta que venga en este momento, con los mejores, para dar una respuesta fuerte», ha asegurado.

«Me encanta que venga el Getafe, quiero un reto difícil y complicado. Será así, pero es lo que quiero ahora mismo», ha insistido el preparador italiano, quien no ha hecho mucho caso a la estadística de una sola victoria rojilla en las últimas doce que se ha visto las caras con los azulones.

Y no ha querido ponerle la etiqueta de urgencia extrema al encuentro. «Es un partido importante que lo tenemos que intentar ganar si o sí. No es una final», ha querido restar presión a sus pupilos, cuyos errores «hemos ido corrigiendo en video y entrado en detalles en la medida que hemos podido».

En todo caso, ha dejado claro que los jugadores tienen «una predisposición increíble» y que no puede «estar más contento de entrenarlos». «Comparten conmigo la visión de los problemas, son muy maduros y entienden las cosas perfectamente», ha añadido.

Ha advertido, además, que deben diferenciarse del Getafe. «Si queremos jugar parecido a como hacen ellos, vamos a perder seguro. En algunos aspectos son mejores. Tienes que competir al 100 %, no al 99 %. El partido del año pasado fue muy controlado, que se escapa no se sabe cómo. Cualquier jugada se matan para que acabe en gol. Tenemos que estar vivos desde el calentamiento y hasta la rueda de prensa final», ha avisado.

Se ha referido también al nivel de juego del equipo. «Si queremos profundizar, a veces no tenemos la misma agresividad que en casa. Hay decisiones arbitrales y momentos clave que te cambian la percepción. Hablamos más de mentalidad que de aspectos tácticos. Hay que intentar juntar las cosas y llevarlas a nuestro favor», ha analizado.

Finalmente, ha hablado sobre lo que se vio en La Cartuja, indicando que «todos los caminos que recorremos en la vida y en el fútbol no son lineales, tienes que intentar que vaya en tendencia hacia adelante. El otro día llegó el bache, tanto en caliente como en frío, hemos debatido y tengo buenas sensaciones, ahora hay que convertirlas mañana», ha concluido.