Pogacar a la caza de Coppi en Lombardía
Tadej Pogacar llega a Lombardía decidido a igualar el récord de Fausto Coppi. El esloveno, imparable en cada cita reciente, busca su cuarta victoria consecutiva en ‘la clásica de las hojas muertas’ y consolidar su lugar en la historia del ciclismo.
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«Si alguien puede decirme cómo ganar a Tadej, me encantaría escucharlo», declaró Remco Evenepoel la pasada semana. Acababa de terminar el Campeonato de Europa en segunda posición, por detrás del esloveno y a nadie le extrañó que se sintiera así. En el Mundial de Kigali, problemas mecánicos le impidieron responder debidamente al ataque de Pogacar y ya no pudo recuperar el tiempo perdido. Para el Campeonato de Europa, el equipo belga cambió de estrategia y pasó a tomar la iniciativa. Entonces el esloveno reaccionó. «Miré a mi alrededor, vi a muchos belgas y ni un solo compañero. No quería darles la oportunidad de aprovechar su ventaja numérica», declaró después. Quedaban más de 70 kilómetros para meta, pero Evenepoel no le volvió a ver hasta subir al podio.
En agosto Pogacar reconoció haber llegado cansado a la última semana del Tour, en la que mostró una actitud más conservadora de lo habitual. Después renunció a participar en La Vuelta y fue superado por Evenepoel en la contrarreloj del Mundial. Pero si alguien pensó que podían ser muestras de fatiga, se equivocaba. Desde esa contrarreloj ha encadenado victorias en Kigali, el Europeo y los Tres Valles Varesinos, llegando siempre en solitario y mostrando una superioridad que desespera a sus rivales, incapaces de encontrarle debilidades.
Si esperan a que sea él quien tome la iniciativa y se centran en responder a su ataque, el esloveno renuncia al factor sorpresa. Utiliza a un compañero para lanzarlo y los rivales saben bien que después viene el turno de Pogacar. Pero no importa, no son capaces de seguirle. Si lo consiguen, quedan tan castigados que no pueden aguantarle muchos kilómetros más.
Por el momento, Van der Poel ha sido el único capaz de poner límites a las ambiciones del esloveno, aunque Pogacar ya ha demostrado que puede ganar San Remo o Roubaix. Este sábado, en Lombardía, Evenepoel tendrá una nueva oportunidad para medir sus fuerzas, a pesar de que el perfil de la carrera es más favorable a las características del esloveno. De hecho, una victoria de Pogacar igualaría el récord de victorias de Fausto Coppi, con el valor añadido de que lo haría de manera consecutiva. Porque, mientras sus rivales buscan la manera de hacerle frente, Pogacar corre contra la historia del ciclismo, abriéndose paso a través de ella y ocupando un lugar que cada vez parece que será más alto.
Al esloveno se le ha comparado innumerables veces con Eddy Merckx y sí, es muy probable que no llegue a las 279 victorias, los 5 Giros o las 7 Milan-San Remo que logró el ciclista belga, pero supera sus logros allí donde ‘El Canibal’ no fue tan contundente. Porque, aunque corrió mucho en Italia, en Lombardia Merckx sólo fue capaz de ganar dos veces.
Ya en 2023, Pogacar superó las victorias del belga en ‘la clásica de las hojas muertas’ y a estas alturas, sólo tiene por delante al más grande de los ciclistas italianos. Porque Coppi también fue el ciclista dominante de su generación, aunque la II Guerra Mundial le obligara a aparcar la bici durante unos años.
A la edad en la que Pogacar ganaba su segundo Tour y su segunda Lombardía, Coppi fue reclutado y enviado al norte de África, donde fue hecho prisionero por el ejército inglés y no sería liberado hasta el final de la guerra. Cuando volvió a la competición, contaba con la edad que tiene Pogacar actualmente e Italia vivió la que fue, seguramente, su edad dorada en el ciclismo. Fueron los años en los que su rivalidad con Bartali dividió al país, los años en los que el ciclismo ensombreció al fútbol y Coppi fue protagonista de las carreras transalpinas, llegando a ganar 3 Milan-San Remo, 5 Giros y 5 Lombardías.
Era un escalador brillante, ligero, de esos que parecen volar sobre la bicicleta cuando la carretera empieza a picar hacia arriba. Pero también era un grandísimo rodador, al que parecía incomodarle correr en pelotón y aprovechaba cualquier oportunidad para marcharse en solitario.
En Lombardía solía utilizar siempre la misma estrategia. Mantenía la carrera controlada hasta llegar a la subida a Madonna de Ghisallo, donde atacaba y dejaba a sus rivales atrás. A partir de ahí, simplemente administraba las diferencias hasta llegar a meta, que en esos tiempos se situaba en el velódromo Vigorelli de Milán. En la edición de 1947 aventajó en cinco minutos a su gran rival, Gino Bartali. Un año más tarde, la diferencia sería de 4:45. «No fue una carrera, fue un monólogo», escribió Jacques Goddet en L’Equipe.
En el recorrido de la Lombardía del año pasado, la ascensión a Madonna de Ghisallo quedaba a 80 kilómetros de meta y Pogacar prefirió mantener la calma hasta la ascensión de Colma di Sormano. Allí sí, atacó y se marchó en solitario. En meta su ventaja fue de 3:16 sobre Evenepoel. Al más puro estilo Coppi.
Porque, si Merckx era un ciclista voraz, que ganaba por fuerza y ambición, Pogacar recuerda mucho más al campeón italiano y sus resultados lo sitúan cada vez más cerca de él. Si nada ni nadie lo remedian, este sábado Pogacar y Coppi igualarán en lo más alto del palmarés de Lombardía y el esloveno seguirá alimentando la desesperación de sus rivales.