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Tadej Pogacar vuelve a exhibirse de lejos para ganar su primera medalla de oro europea

El esloveno, que se ha escapado en solitario a falta de 75 kilómetros, ha aventajado en medio minuto a Remco Evenepoel, medalla de plata, y en 3:41 al joven francés Paul Seixas, bronce.

Tadej Pogacar cruza en solitario la meta de la carrera en ruta del Europeo.
Tadej Pogacar cruza en solitario la meta de la carrera en ruta del Europeo. (Jeff PACHOUD | AFP)

El esloveno Tadej Pogacar se ha enfundado este domingo el maillot estrellado de campeón de Europa de ciclismo en ruta tras exhibirse de nuevo desde lejos en la exigente prueba en línea de 202,5 km de recorrido por los departamentos franceses de Ardèche y Drôme.

Esta vez el recital de Pogacar (27 años), que hace una semana en el Mundial de Ruanda fue de 105 km, se ha quedado en 75 km desde que se ha escapado del belga Remco Evenepoel (25), su gran rival, en el tercer y último paso por el alto de Saint-Romain-de-Lerps (7 km al 7,3% de desnivel), punto clave de la carrera.

Evenepoel se ha quedado en un cuarteto perseguidor pero ha tenido decisión y fuerzas para atacar a sus tres compañeros y asegurarse, tras 38 km también en solitario, la medalla de plata. El bronce se lo ha llevado el joven francés Paul Seixas (19) tras asfixiar en la última cota al italiano Christian Scaroni (27) y Juan Ayuso (23), quien, desfondado, ha perdido al final una plaza y ha acabado sexto a 4:21.

Ayuso, bien acompañado por los vascos Igor Arrieta, Markel Beloki y Urko Berrade –ninguno d elos tres ha finalizado la carrera–, ha soñado con el bronce durante muchos kilómetros, pero le ha pasado como hace semana en Kigali, donde fue octavo cediendo al final incluso más posiciones de las esperadas. Pero ha dado la cara en todo momento como líder del equipo dirigido por Alejandro Valverde y suma dos Top 10 en el Mundial y el Europeo.

Pogacar (27 años) ha ganado con un tiempo de 4 horas, 59 minutos y 29 segundos, a un promedio de 40,57 km/h y con una ventaja de 30 segundos sobre Evenepoel y 3:41 respecto a Seixas.

A Pogacar le han ayudado a ir subiendo sus diferencias a medida que iba acercándose a la meta cierta falta de entendimiento en el cuarteto perseguidor y las tres subidas a la Cote de Val d’Enfer, un muro en los que tan bien se desenvuelve el esloveno. Aunque al final le ha recortado tiempo Evenepoel, si bien sin opciones de cazarle.

La última de esas subidas, a 6,5 km de meta, estaba situada para decidir el ganador pero quien iba enfundarse el maillot de campeón de Europa, un trofeo que va ganando cada vez más prestigio e importancia, se sabía mucho antes.

Lo que sí ha decidido ese muro ha sido el bronce, que se ha llevado el nuevo fenómeno francés, Seixas, para felicidad de casi todos los que siguieron la prueba en las carreteras.

Las hostilidades serias ya a 109 km de meta

Las hostilidades serías han llegado ya, como se esperaba, a más de 100 km para meta. Concretamente a 109, en la segunda subida al puerto del día, el que incluía un primer circuito largo al que había que dar tres vueltas, el alto de Saint-Romain-de-Lerps.

Consecuencia de ese primer arreón ha cedido Jonas Vingegaard y más tarde Joao Almeida, lo que ha destapado que las estrellas de la Vuelta, ambas con problemas salud en ella a pesar de acabar primero y segundo, no habían llegado al Estado francés en forma.

En el tercer y último paso por Saint-Romain-de-Lerps Pogacar ha dado el latigazo que todo el mundo veía venir y Evenepoel no ha podido seguirle. Al belga le ha alcanzado el casi juvenil Seixas y a ambos se les han unido Ayuso y Scaroni para formar el cuarteto perseguidor de Tadej que, poco a poco, ha ido abriendo hueco.

Ese quinteto de corredores había salido del pelotón de casi 30 unidades que se ha formado en cabeza antes de que se desatase la tormenta deportiva.

Antes han protagonizado el principio muchos ataques de salida y después una escapada de 17 unidades sin grandes nombres y claramente de transición mientras iban pasando los 90 primeros kms de los 202,5 del total del recorrido a la espera del ataque de Pogacar. Que, como estaba previsto, ha llegado pronto y le ha dado un maillot que no tenía. Que no son muchos.