David Pastor

A lo mejor me hago del Athletic...

No sé qué es lo que «bien vale una misa», menos en tiempos tan llenos de barbaridad e indiferencia. Gaza, Cisjordania, Palestina duele desde la lejanía, y esa distancia, tristemente, lo hace más «fácil», sólo nos permite aportar desde pequeños gestos ante tal genocidio, pues no tiene otro nombre (por no nombrar otros tantos conflictos que asolan el planeta y que se han «perdido» entre las NO-noticias). En cercanías, otras realidades, en goteo continuo, nos remueven cada día con acoso, violaciones y asesinatos, y quien no quiera ver relación entre estos elementos, no la verá, pero existe. La base se encuentra en el mismo espacio, un sistema patriarcal, potenciado por un modelo neoliberal. Éste, configura nuestro modo de estar en el mundo, de relacionarnos y, también, los modelos predominantes a gran escala de resolución de conflictos y que luego se reproducen en escalas micro. Todo ello viene impuesto por modelos y maneras que aprendemos desde muy pequeños, relacionados con un poder hegemónico y un modelo económico-social que se entronca en unas mismas raíces con la religión. En estos pilares, confluyen muchos elementos que lo siguen nutriendo, de todas las escalas y nos dejan este sabor amargo continuo en tantas cuestiones diariamente.

Empezando por algún espacio, aclarar que nunca me ha interesado el futbol, aun siendo de Bizkaia, de Otxarkoaga y que el Athletic me interesa bien poco. Los años de infancia, y hasta aquella copa que ganaron los recuerdo, y hasta ahí llego. Ósea, es como que soy todavía de Zubiarreta, Dani, Goiko... o a personal de otros equipos vascos como Arconada o López Ufarte, y mis conocimientos ahí se quedaron. Soy de los que pienso que ver jugar a una panda de millonarios, no me produce ningún tipo de placer o emoción (pequeña mentira, porque en nuestro fuero interno, siempre prefieres que gane un equipo vasco que un «Madrid» por ejemplo). Así, que escribo desde la grada ignorante respecto a este deporte, pero desde la grada social de acontecimientos de cuestiones que han ido pasando en los últimos meses, y que quiero recordar antes de que acaba el año, y hacer un pequeño ejercicio de memoria que me ayude a reflexionar más y a no olvidar con tanta rapidez.

Empezó todo con una noticia referida a cuestiones de índole religiosa, y nos llegó que el centenario club vasco Athletic de Bilbao, antes de cada partido, la plantilla concentrada en el vestuario, (jugadores y demás personal) rezaba un «Padrenuestro», y seguramente, como mucha gente, me quede con cara de no entender nada. Nada de nada, pues eso de la laicidad o de la sociedad multicultural y diversa que compone nuestra geografía, con sus diferentes creencias y que también llevan la camiseta del equipo y demás... pues nada, ahí les ves en el 2023 realizando trabajo y ejercicio de equipo inclusivo antes de cada partido mediante el rezo.

No sé tampoco, pero me pregunto cuántos de esos jugadores (y resto de profesionales), son practicantes o creyentes (ya sé que es algo personal y todo eso el tema de la fe, pero por lo que se ve, toda la plantilla lo hace). Si me pongo ya, a rizar un poco más el rizo, y me voy a cuestiones laborales, me puedo preguntar si se pueden negar a realizarlo o qué supone no hacer ese «acto de fe» conjunto. Seguro que eso sería hablar de muchas normas no escritas, de esas que hay tantas en tantos espacios comunes, y que afectan a tantas personas. No sé, no preguntaré que le parece a la afición esta cuestión, si la consideran relevante o no, no sé escucho gran cosa al respecto (y es que hay muchos tipos de fe, no lo olvidemos, y hay cuestiones que mejor no comentar). Pero, es que al final, no es sólo un tema de fe, sino de realidades y elementos múltiples que se relacionan y se conjugan en el mismo sistema y esto se va ampliando.

El deporte y sus valores, algo que siempre se remarca en el discurso positivo de este deporte. Pero no olvidemos lo que supone el futbol en la construcción social desde la infancia. Para ello, me quedo con un artículo de Maitena Monroy ("El futbol, el porno y la fratria", GARA, 07/04/2023) y en el que se pone el foco en ese aprendizaje social temprano qué se interioriza, y lo que ello puede suponer. La ocupación de los espacios escolares por un balón (no sólo del principal), en un intercambio de interacciones, muchas veces violentas entre quien participa y con quien puede estar cerca, pues no siempre son espacios delimitados para este juego, sino que cualquier espacio puede ser ocupado para ello y puedes sufrirlo aun sin participar (esta es una realidad que se da en la gran mayoría de centros escolares y fuera de estos), y de esta manera, el balón se torna en un elemento de ocupación de los espacios y lo hace «todopoderoso» frente a cualquier otra forma de ocio, desde muy pequeños. Todo esto implica, a su vez, todo un aprendizaje de valores importante, tejiéndose alrededor de ese constructo esférico y su onda expansiva.

Y no lo olvidemos, el futbol (y su mercado), es algo que se interioriza desde muy pequeños, y las pasiones futboleras son parte de la cultura, de manera muy prominente y, en este caso del Athletic, incuestionable. Vemos a peques con las camisetas desde muy pequeños/as, así que su identidad se va configurando y mimetizando también desde ese ámbito. De esta manera, aprenden los nombres de sus jugadores favoritos (¿cuántos sabemos de jugadoras?) y, en la época de las pantallas, toda la información (o misas) llegará también a su conocimiento de un modo u otro (son una esponja para recoger todo de todos los espacios que además comparten entre iguales, para lo bueno, pero para lo menos bueno también, no lo olvidemos).

Nada, que aquí ya hemos juntado dos elementos mayúsculos: un equipo de futbol y a la iglesia, así es poco.

La iglesia, sus ritos, un estado aconfesional (concordato y pagando con dinero público sueldos de curas militares o de obispos que no recuerdan a Gaza pero sí un cambio de alcaldía, entre otros); con todas las inmatriculaciones (robo-expolio a la ciudadanía de pueblos y otros tantos lugares para seguir enriqueciéndose y jugar en Bolsa); la institución que te mando callar durante siglos y perpetuó los silencios; y, sobre todo, el papel que ha jugado como institución respecto al encubrimiento de los abusos a menores dentro de su institución, encubriendo éste o la violación y defendiendo a pederastas amparados bajo sotanas (o sin ella). Todo un espacio lleno de valores, que parecen recordar eso de haz lo que digo no lo que hago. Y yo, personalmente, no sé desligar la oración del Padrenuestro de la institución, por si alguien cree que esto se puede hacer.

... y claro, desde los actos de fe (una oración es un acto-acción de eso, ¿no?), pasamos a otras cuestiones posteriores, y a cómo todos esos jugadores que oran en comunión, ósea, conjuntamente, reaccionaron tan en equipo ante otra cuestión...

Nos encontramos posteriormente con el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso cuando las jugadoras ganan el mundial de futbol. Este suceso logra adquirir social e internacionalmente tal calado que la propia gesta futbolística lograda por las jugadoras, parece desaparecer. Son días y semanas con un debate que, como nos iremos enterando, incluirá amenazas y coacciones a contra las jugadoras de esa selección y especialmente contra su capitana Jennifer Hermoso. Durante este tiempo, las voces de quienes son compañeros de profesión (para otro día el tema de la brecha salarial), es inauditamente unánime, destacando el silencio de casi todos esos profesionales futbolísticos de primera división. La periodista Ánges Barcelo definió en su programa de radio a la selección española masculina y su actitud ante este caso, como «niños consentidos», y definió su comportamiento como «ruin y mezquino» (CadenaSer, 2023/09/04), tras el comunicado que escribieron muy tardíamente y sin ningún posicionamiento real, mucho menos crítico, ante lo que ya conocemos como el caso Rubiales. Pero la realidad es que la misma reacción (cuando se produjo alguna), fue la misma en todos los equipos y, por ende, igual por parte de casi todos los jugadores de primera división salvo contadas ocasiones (el resto de divisiones no suelen ser noticia). Así, nos encontramos una reacción generalizada, que debe responder a esa especie de fraternidad que les une en excelsa comunión ante muchas cuestiones, pues lo suyo sólo es hablar de futbol, y nada parece tener relación con dicho evento. Como sentenciaba la misma periodista «el futbol masculino se mantiene en la caverna de donde se resiste a salir», y encontramos esas cavernas en todos los equipos sin excepción.

... Y al final hemos encontrado al futbol, la Iglesia, la realidad del generó presente en todos los espacios y la continua lucha feminista contra el patriarcado. Y es verdad que no sólo es cuestión del Athletic sino hubiese sido por ese «acto de fe», pues toda esa primera división, y todo el mundo que se encuentra en ese gran mercado a nivel mundial es parte de lo mismo. Víctor Moreno ("Osasuna, ¿más que un club?", GARA, 2023/05/06) lo describe muy bien, y todas las palabras con las que hace referencia a otro club vasco como es el Osasuna, son al 100% aplicables al Athletic y, posiblemente, a casi cualquier otro equipo y su espectro social. El futbol y su mercado, es ideología no sólo deporte como nos quieren presentar a veces.

Desde el club bizkaitarra encontrar esa relación tan directa con el estamento religioso creo que debería, por lo menos, dar que pensar seriamente sobre la cuestión. Pues, además, en este caso, como nos indica Víctor Moreno en otro artículo ("El «padrenuestro» del Athletic", GARA, 2023/08/18) el equipo femenino también hace esta cabeza-flexión antes de los partidos y reza, con lo que hablamos de hablamos de seguir legitimando dos constructos que van en contra de tus propios derechos. El futbol necesita grandes cambios, no sólo tener una liga femenina. Como señala Maitena Monroy en el artículo antes mencionado, ya que no toda inclusión es sinónimo de igualdad, no cuando esa inclusión lo que realmente significa es aceptar como propios los valores que te oprimen, con lo que, incomprensiblemente, estás rebajando así tus propios derechos.

Quien iba a decir, que desde un mundo tan patriarcal como es el futbol, con tantos valores que sigue promoviendo, el Feminismo ha puesto en solfa al propio sistema. Sólo cuestiones que remuevan elementos fundamentales del constructo patriarcal, pueden ser las que nos hagan avanzar más rápidamente hacía su desmantelamiento. Me quedo con las palabras de una (imagino) futbolera, «Es de justicia divina que el cambio venga del fútbol femenino» decía la presidenta de la Liga Profesional de Fútbol Femenino Beatriz Álvarez en una entrevista (GARA, 2023/09/22). Una reflexión interesante que une todos los espacios aquí mencionados, aunque podamos expresarla sin ningún elemento divino teniendo la misma fuerza y nos hayan puesto delante de otras puertas que acercan a otros posibles cambios y mejoras, pues son más poderosos cuando llegan desde ámbitos posiblemente nunca esperados. Pues eso, que tal vez, cuando vea a esa pandilla de currelas millonarios, responder tan rápido como rezan, por lo menos, a cuestiones que se relacionan con su ámbito (y hay muchas), y les vea responder con celeridad, apoyando cuestiones de derechos básicos, pues, a lo mejor me hago del Athletic (sólo a lo mejor).

En tiempos en que genocidios son permitidos por quienes pueden hacer algo, y el nivel de barbarie se hace indescriptible con palabras, tal vez estas cuestiones se quedan pequeñas. Pero no podemos olvidar que, como señalamos al principio, todas se relacionan, que son parte del mismo sistema imperante, del mismo constructo sistémico al que queremos darle la vuelta, aunque sea, aportando desde los pequeños gestos.

Sí, es verdad, como parte del género masculino venimos de dónde venimos y todos somos parte de este sistema, pero alguna de estas cuestiones ya no las estamos mirando, pues también hemos sido culpables en más de una ocasión (no siempre respetamos un «no», no hemos sabido estar siempre en el sitio adecuado, hemos jugado con nuestros privilegios y seguro que muchas más cosas que olvidamos por que las teníamos tan naturalizadas que se perdieron entre «cotidianeidades»). Sin embargo, seguimos revisándonos y, poco a poco, logramos cambiar algunas cosas (aunque tenemos que cambiar muchas más).

Pd.: seguro que alguien se enfada con estas letras, seguro que alguien me dirá algo (aunque sea sin palabras porque no les ha gustado nada esto), y luego seguiremos diciendo que son cosas diferentes que no tienen nada que ver (pues eso).

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