Koldo Campos
Escritor

A propósito de la educación

En sociedades como la nuestra hay personas a las que no necesitamos nombrar para saber quienes son. Basta que den un par de saltos, giren en el aire y, desde el esófago, aúllen «sííííí» al caer, para que las identifiquemos por su nombre, por su apodo y hasta por sus abdominales. Su aporte consiste en haberse pasado casi 30 años dándole patadas a una pelota, anunciar colonias, juegos de azar y calzoncillos y defraudar a Hacienda.

En sociedades como la nuestra también hay personas a las que, aunque las nombremos, nadie las conoce. Imanol Urbieta es una de ellas. Composiciones suyas tan tiernas como «txiki, txiki, txikia, ikusten naiz kalean. Handitzen, handitzen, hasi naiz handitzen txikia izanik asko maite zaitut nik...» forman parte del ADN de miles de niñas y niños vascos, también de sus padres que, sin embargo, nunca supimos nada de Imanol Urbieta. Si acaso, la noticia de su muerte recientemente en la que algunos medios aprovecharon para resaltar su vida y obras con la brevedad con que acostumbran a despedir a nuestros grandes hombres y mujeres.

Cuando mi hija Haizea apenas contaba con unos pocos meses de vida la llevé a un curso de masaje para bebés que se impartía en Azkoitia. Durante 4 sesiones, creo recordar, la canción a la que hacía referencia, a propuesta de quien dirigía el curso, sirvió para acompañar los masajes. Yo ya conocía la deliciosa melodía pero lo ignoraba todo de su autor. Después, aún no sabiendo euskera y gracias a mis hijas, me familiaricé con ‘Xirula Mirula’, ‘Jon Brown’, ‘Ran Rober Ran’... Cuando falleció Urbieta también vine a saber que el compositor zarautztarra había producido más de medio centenar de discos y compuesto cientos de canciones; que licenciado en Telogía y Letras había hecho estudios en Donostia, Vitoria, Burdeos, Estrasburgo y Budapest; que tocaba piano, txistu y clarinete; que había creado un método propio (Txalo Pin Txalo) para el aprendizaje del solfeo como director de la escuela musical Txirula Mirula; que había sido uno de los grandes impulsores de las ikastolas...

En estos días en que algunos lamentan, tras la publicación del informe PISA, el paso atrás dado por la educación en Euskadi bueno sería recordar que la educación no solo es responsabilidad de la escuela y la familia. Es la sociedad en su conjunto la que debe involucrarse, y con ella los grandes medios de comunicación, verdaderos expertos en invertir valores para que la gomina de un «joven, guapo y rico» merezca más portadas y micrófonos que los 83 años de vida que Imanol Urbieta dedicó a la música, a la enseñanza y a la infancia.

(Euskal presoak Euskal Herrira)

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