Marisol de la Nava y Edurne Eguino
Exdirectora y exconcejala de Acción Social y Desarrollo Comunitario en el Ayuntamiento de Iruña-Pamplona

A propósito del «pisazo» municipal en Paseo Sarasate

Sigue siendo necesario es estudiar los posibles usos sociales para esa vivienda. Y para ello basta con recordar los diferentes programas que los servicios sociales municipales desarrollan en la ciudad, los objetivos que pretenden y la población a la que se dirigen porque las personas atendidas en ellos presentan necesidades habitacionales, sociales, sanitarias, económicas o una combinación de todas ellas que podrían reducirse, con el uso de esta vivienda.

La Comisión de Asuntos Ciudadanos acaba de aprobar una declaración contraria a la venta de la vivienda que el Ayuntamiento de Pamplona tiene en el Paseo Sarasate número 6.

Lo más preocupante de la noticia es la necesidad de proponer la declaración, y que Navarra Suma en el gobierno municipal haya votado en contra de la misma, anunciando además, en palabras de María Caballero, que prefieren venderla.

Lo que sigue siendo necesario es estudiar los posibles usos sociales para esa vivienda. Y para ello basta con recordar los diferentes programas que los servicios sociales municipales desarrollan en la ciudad, los objetivos que pretenden y la población a la que se dirigen porque las personas atendidas en ellos presentan necesidades habitacionales, sociales, sanitarias, económicas o una combinación de todas ellas que podrían reducirse, con el uso de esta vivienda.

Por ejemplo, en el ámbito de la autonomía personal, en nuestra ciudad residen personas que carecen de apoyos familiares y tras haber sido ingresadas en un centro hospitalario, presentan temporalmente unas dificultades de autonomía que podrían atenderse en esta vivienda municipal, compartida con otras personas en situaciones similares, y atendidas con recursos municipales como los del servicio de atención domiciliaria (atención directa, comida a domicilio, ayudas técnicas…) en colaboración con otros del Gobierno de Navarra, como la hospitalización a domicilio.

Otro ejemplo serían los y las adolescentes en situación de riesgo o desprotección, que se apoyan durante años en intervenciones sociales dirigidas a capacitarles en su autonomía personal cuando sus progenitores presentan dificultades para su propia capacitación parental y no pueden atender sus necesidades. En algunos de estos casos, favorecer su transición a la vida adulta mediante su emancipación, a través de un recurso habitacional compartido transitorio como el que ofrece la vivienda municipal de Sarasate, podría consolidar la consecución de los objetivos de autonomía y abordar posteriormente su salida a una vivienda en alquiler del mercado libre, utilizando para ello los programas de vivienda que el Gobierno ha habilitado para la población joven (EMANZIPA).

Y en el ámbito de la inclusión social, son muchos los colectivos que presentan necesidades de alojamiento y que podrían beneficiarse de un recurso habitacional desde donde abordar la convivencia en la diversidad y favorecer la igualdad de oportunidades: unidades familiares sin hogar con menores a cargo, mayoritariamente hogares monomarentales, que habitualmente tenemos que alojar temporalmente, ante la carencia de otros recursos, en pensiones de la ciudad. Huelga señalar que una pensión no es el recurso habitacional más idóneo para dar respuesta a las necesidades que presentan los y las menores.

También para la atención a personas solas o familias solicitantes de protección internacional que se encuentran en la fase previa de acogida en el Protocolo Integral de Acogida a Personas Refugiadas se necesitan más recursos. O para personas jóvenes desempleadas que ocasionalmente y de manera temporal pueden encontrarse en situación de sinhogarismo; o personas solas mayores de 52 años desempleadas, con muchas dificultades para acceder a VPO precisamente por las circunstancias socio-personales que atraviesan, esto es, hogares unipersonales, desempleos de larga duración que imposibilitan la presentación de un contrato de trabajo y nóminas, que podrían compartir temporalmente esta vivienda municipal.

Estos son algunos ejemplos de la diversidad de necesidades y colectivos que podrían beneficiarse de una vivienda de las características que el Ayuntamiento de Pamplona tiene en propiedad y sin uso. Normalmente estas personas tienen además serias dificultades para acceder al mercado de vivienda libre, por lo que la venta de la vivienda municipal del paseo Sarasate en nada les ayudaría.

Si la entidad local pública más cercana a ellas, que conoce su situación en el día a día (sin duda las Unidades de Barrio podrían poner nombre y apellidos a cada uno de los ejemplos mencionados) no intenta paliar estas necesidades con el patrimonio que cuenta, ¿cómo dará ejemplo para que la ciudadanía que posee viviendas vacías en propiedad lo haga?

Por eso el Ayuntamiento de Pamplona (nuestro Ayuntamiento) tiene la posibilidad y sobre todo la responsabilidad de hacerlo si quiere seguir llamándose Ciudad de Acogida, Amiga de la Infancia, Ciudad Cero donde nadie parte con desventaja porque todo el mundo tiene las mismas oportunidades, Ciudad libre de Desahucios, inclusiva, justa y sensible a las necesidades y demandas de su ciudadanía, libre de aporofobia, racismo o xenofobia.

Necesitamos un Ayuntamiento que más allá de declaraciones, se muestre a través de sus acciones, en sintonía con las demandas de sensibilidad social y solidaridad que su ciudadanía y los movimientos sociales que conviven en ella ya han mostrado en múltiples ocasiones.

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