Isidoro Berdié Bueno
Profesor de Ciencias de la Educación, doctor en Historia y Filología Inglesa

Acabemos de una vez con todos los mitos de nuestra historia común. España país de almejas

Como decía Churchill, político, estadista, historiador y escritor británico, en España a los gobiernos no los elijen los que leen los periódicos, sino los que se limpian el trasero con él.

España, tras el desastre de la Armada Invencible, dejó de ser una gran potencia hasta llegar a su mínima expresión en el Congreso de Viena en 1815, donde se le dijo que ya no reinaba en España el emperador Carlos V, sino el abyecto Fernando VII, y que por lo tanto, ya no era nadie ni nada y nada se le daba en el reparto. A partir de ahí se produjo una cadena de desconexiones: La liquidacion del imperio español en America y nos quedamos con Cuba y Filipinas hasta que los perdimos frente a los EEUU, porqu no utilizamos el submarino que hacía tiempo había inventado Isaac Peral, y cuyos planos dormian el sueño de los justos, criando telarañas en los cajones del Ministro de la Guerra del Gobierno de Sagasta, el mismo que actualmente goza de una de las mejores calles de Zaragoza.

A continuación tuvieron lugar una serie de guerras civiles por una causa dinástica banal, de elegir entre un Borbón u otro, o sea, entre dos absolutismos, qué ya estaban caducados después de Luis XIV de Francia. En diciembre de 1870, fue abortado el intento de Prim de una monarquía electiva o democrática y que terminó en la madrileña calle del Turco, en un magnicidio qué traería consecuencias muy negativas para la sociedad española.

Miserias, y más miserias, de todas ellas hemos ya hablado, pero faltaban las de Carlos V, de esas pocos son los que han hablado. Este, desde un primer momento apreció la herencia menor de su padre, a la gran herencia que venía de su abuela Isabel I de Castilla, qué eran las tierras y gentes del Nuevo Mundo, y supervaloró la herencia del Sacro Imperio romano germánico, el sueño de Carlomagno, qué cedía ya el testigo a los nacionalismos incipientes qué marcarian el destino de la nueva Europa, dividida y enfrentada entre si, hasta la culminacion en las dos últimas guerras mundiales, donde resultó súbdita de los dos grandes imperios mundiales: el americano y el soviético.

Lo que en la Historia fue imposible, ¿logrará el coronavirus la unidad qué nunca antes se consiguió y que fue un sueño fracasado de Carlos V, vencido y acabado en el monasterio de Yuste? La otra gran falacia que se cierne sobre el emperador es la frase: «Carlos V mitad soldado mitad monje», pues los soldados sabemos quienes fueron: los Tercios, entrenados en 700 años de lucha frente al Islám en España, y que demostraron su casta con el Gran Capitán (Gonzalo Fernandez de Córdoba), el Duque de Alba, Spínola y Wallestein, estos fueron los que ganaron las grandes batallas y no el emperador, y sobre la faceta de monje será por lo bien qué comía (bocatti di cardenale), su desatada gula e ingesta excesiva de carne de caza le llevaron a la gota. Y con todas sus amantes juntas bien se pudiera llenar un harém.

El hombre qu un dia hizo temblar a Europa, desde un sillón seguia la misa de los frailes en Yuste, para hacerse perdonar de toda una vida de excesos. Acabemos de una vez con todos los mitos de nuestra historia común y afrontemos dignamente la realidad tal cual fue y tal cual lo es ahora, qué somos de nuevo potencia mundial, esta vez del coronavirus. La vida continuará entonando su melodía por otros campos en los qué posiblemente estemos ausentes. Otros tiempos y otra especie qué no sea tan contradictoria.

España, a día de hoy país de almejas. Ha llegado Podemos, «el Destructor», con el ¡Exprópiese! y las nacionalizaciones. A su paso solo quedará la caverna y los Toros de Guisando. Vienen apoyados por una buena parte del país que está enferma de odio, no es mayoría pero es la que más grita y quiere mandar al resto sin aceptar el juego democrático, como buen trilero, y alcanzar el poder con malas artes y sin importarles los medios. Añádase la colaboración de una derecha lerda, acomplejada e izquierdizada mentalmente.

Toca el gran circo en el que pretende celebrar su aquelarre, ya vemos cómo han quedado otros solares en la América de habla hispana, tales como Venezuela, Nicaragua, Cuba, etc. y nos preguntamos, ¿estaremos nosotros en la lista? Podemos, cavernícola a todas luces, tras destruir la civilizacion y la historia, nos quiere llevar al Paleolítico, sin ser consciente qué dada su débil complexion ¿de alfeñique?, en ese periodo histórico serviría de caza para otro macho alfa más fuerte, y sucumbiría a las primeras de cambio.

Podemos piensa que es solución de algo, cuando lo que pretende es «cuanto peor mejor», arruinar a la empresa privada para luego nacionalizarla y convertirnos en otra Venezuela. Tiene admiradores para su ideario político, lo peor del país: todos los inútiles y resentidos sociales se identifican con él y se santifican, y hasta el rufián con ellos se siente marqués.

El señor Iglesias no hizo las maletas para ir a Cuba o Venezuela, las hizo para ir a Galapagar, el artista comunista Bardén y esposa tambien comunista no se afincaron en el barrio de la Habana Vieja, sino en lujosa mansion de California. Sin olvidar a Echenique, qué se ubicó en el super pijo Barrio de Salamanca, despues de defraudar a la Seguridad Social y hurtado a su fámulo los derechos laborales de todo trabajador en España. Y es que todos ellos tienen alma de tiranos y la leyes están para que las cumplan los otros, y a su alma de «señoritos» el uniforme con sudor y grasa del obrero de Vallecas a sus pituitarias les olía muy mal. ¡Menudos pezolagas! como dice la canción andaluza ¡Ëchale guindas al pavo, qué yo le echaré a la pava!

Estos son los nuevos predicadores de púlpito y bonete en cabeza, que se dirigen a sus feligreses, nos recuerdan a algunos los dibujos de Goya, con su temática de burros. Uno de ellos representa a un asno sentado en la tarima con un libro abierto en la mano, y debajo el comentario lacerante del artista aragonés: "¡Qué podrá enseñar este!". Esta es la vision pesimista de Goya sobre la cultura de su época desde la atalaya de los albores de 1800. Poco ha cambiado la cosa dos siglos más tarde.

Como decía Churchill, político, estadista, historiador y escritor británico, en España a los gobiernos no los elijen los que leen los periódicos, sino los que se limpian el trasero con él.

Citando de nuevo a Guarddon, define este a España como «un país de almejas», y no es precisamente un piropo femenino, sino «almas pequeñas», el «panem et circenses», pan y circo, en España es una tradición cerril y pertenece al genoma cultural del país en el que las fiestas son la salsa en la que se divierten las almejas nacionales, qué sin ellas perderian todo su sabor. Y las hay de todos los tamaños, es para indicar qué no todas son iguales aunque se parecen bastante, son de la misma familia.

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