Santi Martínez
Fundación Paz y Solidaridad de CCOO de Euskadi

Ante los recortes en cooperación, sensibilización y resistencias

Resulta complicado aportar algo nuevo sobre las consecuencias que tienen los recortes en el apartado de la Cooperación al Desarrollo sobre todo cuando las ONGD venimos denunciando en este contexto las consecuencias que afectan a las personas, comunidades y procesos con los que trabajamos.

Quizá lo que podemos aportar de novedoso es la respuesta a la pregunta ¿qué política es la que está detrás de esta serie de recortes? ¿Que ‘valores’ transmiten? ¿Cómo nos afectan en cuanto a nuestra condición de ciudadanas de Euskadi?

El impulso ético que se dibuja a la luz de la política neoliberal está trazado por máximas disfrazadas de valores. Los valores predominantes se caracterizan por el individualismo, la privatización de las relaciones y de las emociones, la soledad, el consumo irrefrenable e irresponsable, el descrédito de la compasión frente al concepto que nos interpela a sentir como propia la injusticia que afecta al prójimo/a, al próximo/a, el descrédito en fin de las construcciones y resistencias colectivas.

No es casualidad que según el último informe del Ikuspegi la ciudadanía vasca muestre claros signos que cuestionan su propia convivencia con la población extranjera residente en Euskadi en clave de competencia negativa por unos mismos derechos (ayudas sociales, sanidad, educación, empleo). Esto es una consecuencia de cómo determinados discursos buscan un contexto apropiado, como el actual de crisis económica, para cuestionar valores sociales y comunitarios que han servido de ‘corta fuegos’ al neoliberalismo.

Podemos afirmar que el mismo pensamiento que nos susurra al oído que los recortes son necesarios para poder salir de esta crisis, es el que ha intentado convencernos de que miremos con desconfianza a nuestro/a vecino/a extranjero/a, de que nuestras casas en verano serán asaltadas, de que nuestro/a compañero/a de trabajo es un/a competidor/a y de que es mejor seguir perdiendo derechos sin cuestionarnos nada con tal de salvar nuestras hipotecadas vidas.

Asumiendo esta realidad, una parte importante del trabajo de las ONGD vascas, lo conforma la construcción de un discurso, representado en su trabajo y en sus herramientas de comunicación, que fructifique en nuestro entorno en forma de ‘contra valores’ enfrentados a los valores de corte neoliberal que nos transmiten gran parte de nuestros gobernantes.

Esta característica discursiva del entramado de organizaciones del sector es incómoda para el sistema y por tanto los promotores de los recortes de estos fondos no sólo cuestionan y ponen en duda nuestro trabajo sino también nuestro discurso y ahora, y como una consecuencia más de los recortes, nuestra propia subsistencia.

Ante esta situación proponemos empezar por lo básico, cuestionemos la búsqueda de la felicidad desde los criterios que nos marca el sistema predominante, desde el individualismo y la seguridad, cuestionemos la degradación mercantil de la felicidad y del éxito, hagámoslo recuperando lo colectivo como forma de ser y actuar. Es mucho más que sensibilización, es resistir.

Como organización perteneciente a CCOO de Euskadi, en el mundo del trabajo, nuestra labor pasa por recuperar el sindicalismo, tanto aquí como en los países con los que trabajamos, como resistencia y apuesta colectiva con capacidad de incidir y de innovar, de combatir y de resistir, de adaptarse y rebelarse.

Cuenta Eduardo Galeano de una pintada en Bogota: «¡Proletarios de todos los países, uníos!», y debajo, con otra letra «(último aviso)». No nos quedan muchos más avisos, nos enfrentamos a un contexto en el que determinados valores se propagan con rapidez. Hoy es más necesario que nunca ir sumando las pequeñas y grandes resistencias del mundo de la cooperación, del ámbito de lo social, del ámbito sindical, con el objetivo de reforzar alternativas ante el único sujeto colectivo legitimado por el neoliberalismo, el capital y las formas en las que se organiza.

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