Luis Sola

Aun estamos a tiempo

Sí, a tiempo de evitar más derroche, más destrucción de patrimonio natural, de patrimonio histórico. De evitar la cada vez más asegurada catástrofe que expertos vaticinan para nuestras tierras que convertirían a Sangüesa y poblaciones aguas abajo, en pueblos fantasmas.

El pasado sábado 31 de mayo, organizaciones contrarias al recrecimiento de Yesa, volvimos a salir a la calle con el lema “‘top recrecimiento de Yesa, por seguridad ni un metro más’. Y es que Yesa, así como en su día Itoiz representan a la perfección el modelo desarrollista que impera en nuestras sociedades occidentales, alentado y promovido éste por unas oligarquías económicas y políticas cuyos únicos criterios de actuación son el dinero y el poder. Han destrozado nuestros ríos y nuestros valles, convirtiéndolos en depósitos de agua cuyo único fin muchas veces, ni lo conocen ellos mismos. Ahí tenemos el binomio Itoiz-canal de Navarra que en estos momentos busca compradores de su agua. Han destruido pueblos, formas de vida ancestrales y un rico patrimonio histórico-artístico, con el falso pretexto del interés general transformando a nuestros ríos en meros recursos con los que mercadear.

La desfachatez de organismos como la CHE que hacen oídos sordos a las exigencias de una sociedad que pide seguridad para sus vidas, nos está llevando a una sociedad que ya no cree en la política y menos en los políticos. ¿Y cómo vamos a creer en personas que aprovechando la coyuntura de su puesto han estado engordando sus bolsillos con dinero público? Estos y otros políticos de marras están convirtiendo proyectos de esta índole en una sinrazón de trascendencia incalculable. Pedimos responsabilidad, cordura y seriedad. No se puede jugar con la vida de miles de personas por el mero hecho de realizar a toda costa, un proyecto que hace aguas se mire por donde se le mire. No queremos que nos ninguneen, que nos traten de inútiles y menos que se nos esté continuamente engañando.

Y no se han conformado solo con ello, sino que han atacado directamente nuestra esencia como personas. El recrecimiento de Yesa está trayendo el desasosiego y la inseguridad a nuestras vidas. Resulta evidente que nuestras vidas valen menos que el negocio político que estas grandes obras hidráulicas generan. Es la perversión total del sistema, en el que las personas pasamos a ser otro recurso más del que se sirve una minoría para lograr sus propias, egoístas e insaciables ambiciones. Ambiciones éstas que están demostrando hasta donde llegan. Ahí tenemos el caso Gurtel, el caso Carlos Fabra, el caso Nóos,… y tantos casos que no acabaríamos nunca.

Nuestros ríos, nuestras aguas y en definitiva la naturaleza a la que pertenecemos no se pueden manejar a nuestro antojo, estamos aquí solo de paso. Con obras de este calibre donde se va dinamitado un ecosistema tan frágil como es el de un río, estamos dilapidando el equilibrio natural del agua en la tierra.

Emplazamos a todas las formaciones políticas en especial al Gobierno de Navarra y al de Aragón a que se posicionen públicamente con el recrecimiento de Yesa y que nos digan qué justificación tienen para llevar adelante y a toda costa esta obra. Los pueblos y las gentes que nos manifestamos este sábado pasado, seguimos luchando por nuestras vidas, por nuestros pueblos, por la naturaleza a la que pertenecemos y por evitar, en la medida de nuestras posibilidades, que esta sociedad avance hacia la propia autodestrucción. Queremos una naturaleza y unos ríos vivos así como una sociedad que los respete, los sienta y se integre en ellos.

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