Rafa Diez Usabiaga y Antton Etxebeste
Miembros de Sortu

Aurrera!

EH Bildu es, pues, garantía de mayorías en la CAPV y en Nafarroa para que este pueblo avance, para que junto a Catalunya libremos una batalla democrática por nuestro reconocimiento y derechos con el objetivo estratégico de poner solución definitiva a los conflictos políticos persistentes y asentar bases para la construcción de nuestros respectivos estados libres, independientes y solidarios.

En los últimos meses hemos abordado un ciclo político-electoral sacudido por diversos factores. Los aires involucionistas del Estado; el enorme choque que el independentismo viene desarrollando contra la máquina de imposición y represión del régimen; un proceso vasco introducido en la especulación del PNV con los tiempos y contenidos de un nuevo marco de soberanía en la CAPV; y un Gobierno del cambio en Nafarroa, avanzando con timidez, pero en la buena dirección, por fijar un campamento base donde asentar su evolución.

Un ciclo con previsibles escenarios complicados pero, también, con retos y oportunidades para la izquierda independentista. Desde el cambio estratégico se han producido importantes cambios en la correlación de fuerzas pasando de aquel Gobierno unionista en Gasteiz e Iruñea a un escenario con la izquierda independentista como segunda fuerza en la CAPV, participando de un programa de gobierno en Nafarroa y llevando al unionismo a una posición de gran debilidad estratégica. Es cierto, que otros actores han surgido, caso de Podemos, o que en la posición del PNV percibimos una involución hacia un conservadurismo tanto en el plano nacional como social.

Este contexto está atravesado, también, por el incremento de una dualidad social a consecuencia de las políticas neoliberales impuestas y gestionadas desde ámbitos económicos y políticos. Reformas laborales que instalan precariedad contractual y salarial, Reforma de Negociación Colectiva debilitando al sindicalismo y dejando desprotegidos a miles de trabajadoras y trabajadores, profundización de la discriminación de la mujer en contratación, salarios, condiciones laborales etc., reducción de la protección social en pensiones o en subsidios por desempleo, etcétera; una realidad que esta ahondando la dualidad social con sectores con capacidad de consumo y nivel de vida y, otros, miles de personas trabajadoras –especialmente jóvenes, mujeres y pensionistas–, condenadas a la inseguridad, limitaciones y, en muchos casos, cercanas a la pobreza.

Este ciclo se abrió con una ventana a la esperanza con el acuerdo entre PNV y EH Bildu sobre las bases y principios de un nuevo estatus. El acuerdo parlamentario superaba una larga fase especulativa del PNV ya que, según sus dirigentes nunca era el momento, mientras por el contrario seguían estirando el chicle autonomista y mirando el desarrollo del pulso catalán.

Hace unas semanas hemos tenido el primer round con las elecciones estatales donde la sociedad vasca y catalana han derrotado al Trifachito. Es importante destacar que los resultados en el Estado, sin Catalunya y Hego Euskal Herria, daban mayoría al movimiento tricéfalo falangista. Pero además de neutralizar el Trifachito, el acuerdo ERC-EH Bildu, en contenidos y compromisos, tiene una mayor profundidad, no solamente con su desarrollo en las elecciones europeas, sino para que ambas naciones, con sus ritmos, articulen un frente común en propuesta e iniciativas para un cambio radical del modelo de Estado.

En ese primer round hemos visto al PNV renegando del nuevo estatus –no introduciéndolo en su programa– y, sobre todo, desarrollando una guerra sucia dialéctica contra la izquierda abertzale. Las palabras insultantes de Ortuzar (sinvergüenzas, no son de fiar…) o las ultimas impresentables de Egibar muestran un tono y forma que buscan ampliar zanjas sociales cuando más necesidad existe de avanzar y responder como país. ¿Por qué? No vamos a entrar a responder a tanto barriobajerismo político pero sí señalar que no se puede plantear un proyecto nacional, un proyecto soberanista con el PSOE del 155 o con cualquiera de las derechas españolas. Es incompatible hablar de un nuevo status con derecho a decidir y seguir impulsando, con Mendia o Gasco, mayorías políticas con un PSOE que seguirá anclado en el marco constitucional. No se puede estar, pues, un día renunciado al nuevo estatus y, al día siguiente, proclamando la bilateralidad y el derecho a decidir. Eso sí que es engañar a la gente. Algo similar sucede con las cuestiones socio-económicas –fiscalidad, negociación colectiva...– donde la única unidad de acción del PNV es con Confebask y/o Iberdrola. Mientras Urkullu denigra al sindicalismo abertzale o menosprecia a los pensionistas sintoniza, eso sí, con las élites empresariales, abandona a la microempresa vasca y alimenta redes económicas con infraestructuras faraónicas (AHT, Metro Donostia, Super Sur…) de escasa eficacia social.

Frente a este modelo EH Bildu es, con sus aciertos y errores, garantía para avanzar en clave de soberanía y cambio social, para articular una mayoría democrática que haga el tránsito entre autonomía y soberanía, que haga el tránsito de un modelo impregnado por la «lógica neoliberal» a una sociedad más justa e igualitaria, de una sociedad con un patriarcalismo endémico a una equidad de género en todos los ámbitos sociales, de una cultura colonizada a un espacio cultural propio, euskaldun, como aportación a un real universalismo. EH Bildu es, pues, garantía de mayorías en la CAPV y en Nafarroa para que este pueblo avance, para que junto a Catalunya libremos una batalla democrática por nuestro reconocimiento y derechos con el objetivo estratégico de poner solución definitiva a los conflictos políticos persistentes y asentar bases para la construcción de nuestros respectivos estados libres, independientes y solidarios.

Es la apuesta para este segundo round. No hay otra alternativa. Podemos, tras crear muchas expectativas, es un tren en vía muerta. Ha descapitalizado la ola de cambio para convertirse en mera muleta del PSOE en el Estado, del PSE en la CAPV y dando un espectáculo lamentable en Nafarroa. Sin proyecto político sólido, con mensajes contradictorios sobre el conflicto nacional, sin estructura y dinámica social, estamos ante un proyecto que tocó «techo» hace tiempo y no es una herramienta para articular un espacio soberanista, de izquierdas, feminista, euskaldun… con voluntad de hegemonizar el pensamiento colectivo de nuestra nación.

Para nosotros y nosotras soberanía y democracia política y social son conceptos indisociables. En Euskal Herria y en Catalunya sólo es posible un espacio democrático dentro de una escala vasca o catalana soberana. Ése es nuestro eje de pensamiento y acción política. Frente a las dudas e interrogantes de estos últimos años, estamos en un momento importante para dimensionar el proceso emancipador. No son tiempos de renuncias y miedo ante los aires involucionistas de la derecha, no son tiempos de especulación ante los cantos de sirena de un PSOE que siempre se arrodilla ante el Estado. Son tiempos de pasos adelante, de ilusión, de ambición en la CAPV y Nafarroa, de estrategia conjunta entre Catalunya y Euskal Herria. El domingo 26, no lo dudes. Aurrera!

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