Siamak Khatami

Aymán Al Zawahirí: ¿RIP?

Nadie nace islamista radical; un islamista radical se hace, y por falta de otra solución para mejorar sus condiciones de vida materiales.

El domingo 31 de julio, salió a la luz la noticia del asesinato de Aymán Al Zawahirí, de 89 años, el líder más importante de Al Qaeda («La Base») después de Osama bin Laden. Fue asesinado en un atentado por un dron norteamericano. Y claro que su muerte tiene al mundo dividido entre los que expresan alegría porque Zawahirí ya no vive, y los que reclaman que «su yihad continuará». Al Zawahirí fue un médico egipcio que acompañó a bin Laden durante gran parte de su trayectoria como la figura más importante del mencionado grupo, que muchos llaman terrorista mientras que otros usan otros adjetivos, positivos en vez de peyorativos, para referirse a Al Qaeda.

Pero, ¿quién fue Al Zawahirí? ¿Y qué impacto tuvieron su vida y su muerte en el yihadismo/salafismo internacional?

Los orígenes del islamismo moderno y contemporáneo se remontan al menos a los Hermanos Musulmanes («Ijwan-e Muslemín» en árabe) en Egipto de la época de Yamal Abdel Nasser, de mediados del siglo veinte, cuando abogaban por un régimen basado en la «Shariyya» (Ley Islámica y los mandamientos de Dios según revelados en el Qorán), no un régimen basado en otros sistemas legales o laico. Hassan al-Banna, primer líder mundialmente reconocido de los Hermanos Musulmanes, murió asesinado en 1949, y Sayyid Qutb, principal teórico de los Ijwan después de al-Banna, fue ahorcado por el régimen de Nasser en 1966. Fueron los islamistas, incluyendo los Hermanos Musulmanes, quienes distinguieron como «Yahiliyya», o ignorancia, la situación que existía antes del Islam, y los islamistas insisten en que esa situación todavía existe en las sociedades occidentales, Es una denominación peyorativa, para describir una situación que el Islam debe corregir, recurriendo a las armas –de hecho, los islamistas son conocidas por tener un Qorán en una mano y un arma en la otra, para abogar por el sistema que quieren implementar en todo el mundo islámico–. Aymán Al Zawahirí, como principal teórico de Al Qaeda, empezó siguiendo a Sayyid Qutb, pero poco a poco llegó a decir que Qutb estaba más preocupado por líderes y regímenes individuales dentro del mundo Islámico, mientras que Zawahirí concluyó que hay que tener en cuenta en cuenta ese «enemigo cercano» (esos líderes y regímenes dentro del mundo islámico) pero hay que tener incluso más en cuenta el «enemigo lejano» (Las principales potencias occidentales que luchan en contra de los regímenes islámicos y también Israel por su enemistad contra los palestinos y otros árabes. Según Al Zawahirí y otros islamistas, la Yahiliyya se basa en una rebelión contra la Ley de Dios, y esa rebelión había que combatirla y derrotarla usando la violencia de las armas. Por añadir a los problemas de los islamistas, en 1978 Anwar Sadat, el entonces presidente de Egipto, firma un acuerdo de paz con Israel (el Acuerdo de Camp David) bajo la supervisión de los Estados Unidos con Jimmy Carter como presidente. Desde ese momento, el islamismo cobra mayor fuerza. Hay que decir que Irán también ha tenido una revolución islámica que, en 1979, trajo al poder a Jomeini y el régimen que todavía manda en Irán. Pero ese régimen está basado en el Islam chií, que es mayoritario en Irán, mientras que el Islam con más seguidores en el mundo árabe es el Islam suní. Y claro, Al Qaeda es un movimiento suní. Y nunca se ha reconciliado con los chiíes, ni con los suníes moderados, y mucho menos con los nacionalistas ni con laicos. Para Al Qaeda, lo único que vale es una adherencia total y estricta a su versión de la Ley de Dios (Shariyya) y del Islam suní.

Antes de los atentados del 11 de setiembre de 2001, Al Qaeda, bajo el liderazgo de bin Laden y Al Zawahirí, ya había intentado otros atentados masivos contra intereses occidentales en diferentes partes del mundo, incluyendo atentados contra las embajadas de los Estados Unidos en Kenia y Tanzania en 1998 (que resultó en unos 220 muertos y 4.000 heridos) y otro atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York en 1993, que resultó en seis muertos y unos 400 heridos. Pero fue el ataque del 11 de setiembre de 2001 el que resultó ser la mayor tragedia cometida por Al Qaeda, con unos 3.000 muertos, al menos 200 de los cuales saltaron desde las ventanas de las Torres Gemelas al vacío antes de que las llamas les llegaran a ellos. Este mismo autor tiene una buena amiga que es de Nueva York, y físicamente resultó ilesa en los atentados del 11 de setiembre, pero psicológicamente tuvo problemas durante bastante tiempo. Yo no pude ni llamarle hasta dos días después, porque todas las líneas estaban saturadas, y ella dijo que en esos dos días, ni siquiera había podido dormir por el temor de otro ataque más.

Mientras Al Qaeda concentraba su atención especialmente en los Estados Unidos e Israel, Rusia y su predecesora, la antigua URSS, también habían empezado su propio conflicto violento con el mundo islámico. Fue en diciembre de 1979 que la URSS, después de la caída del gobierno títere que los soviéticos habían instalado en Afganistán, envió tropas e intervino directamente para asegurarse de que Afganistán seguía bajo la órbita soviética. Algunos analistas también apuntan al hecho de que cuando la antigua URSS empezó su ocupación de Afganistán, Irán y Pakistán, dos países de la misma región, ya vivían bajo regímenes islamistas. Entonces, puede que los líderes soviéticos quisieran prevenir la creación de un «eje islamista» consistente en Irán, Pakistán y Afganistán que bien podía amenazar a la propia URSS, que ya tenía unos cincuenta millones de habitantes musulmanes en sus regiones centroasiáticas. Y quizá fue por eso que la URSS invadió y ocupó Afganistán. Pero en 1989, con la propia URSS a punto de implosionar, los soviéticos tuvieron que admitir la derrota y salieron de Afganistán. Y llegó el turno de los Estados Unidos para intervenir allí, primero continuando su apoyo militar a los moyahedín (guerreros del Islam que luchan por liberar a su país de «infieles») que habían luchado contra la URSS y, desde 1996, interviniendo directamente en Afganistán. Cuando fue comprobado que Al Qaeda, liderado por bin Laden y con Al Zawahirí como su ideólogo, era responsable de los ataques contra las Torres Gemelas el 11 de setiembre de 2001, fue cuando los Estados Unidos enviaron miles de tropas para luchar contra Al Qaeda en Afganistán. La llamada Operación Libertad Duradera, tenía el aval de las Naciones Unidas y la OTAN, mientras que Arabia Saudí y Pakistán eran los principales amigos/aliados de Al Qaeda –claro, Arabia Saudí y Pakistán siguiendo sus propios intereses y nada más–. Pero en 2021, los Estados Unidos también fracasaron y, en setiembre del mencionado año, los Talibán y Al Qaeda llegaron al poder en Afganistán. Los Estados Unidos argumentaban que querían un Estado moderno, centralizado y democrático para Afganistán. Pero los afganos siempre han sido divididos según etnias –los Pashtun versus los Darí versus los Hazara, etc.–, y uno puede argumentar que lo que los afganos quieren no es una democracia Occidental, sino un gobierno que siga la Ley de Dios según lo que viene en el Islam. Y actualmente, estamos en esa escena, con las mujeres afganas como las principales perdedoras, pero además, el sistema de educación, la salud pública, las finanzas, etc., del país tienen bastantes retrasos y dolencias. No se sabe si algún día el escenario mejorará.

Ya desde 1996, cuando los Talibán se instalaron en el poder en Afganistán, bin Laden y Zawahirí decidieron instalar su base en aquel país. Claro que aquella vez, después de varias semanas de lucha armada contra los Estados Unidos, los Talibán fueron derrotados, pero Afganistán se convirtió en una escena de guerra sangrienta entre varias facciones Talibán, cada una con sus propios financieros e ideólogos, una guerra inconclusa. Bin Laden y Zawahirí dirigían células de Al Qaeda desde Afganistán, células que se expandieron por todo el mundo. Pero fue cinco años después, como resultado del trágico ataque contra las Torres Gemelas el 11 de setiembre de 1001, que bin Laden y Zawahirí huyeron de Afganistán a la ciudad de Peshawar, en el norte de Pakistán, y establecieron su base de operaciones allí. Además, presentaron los ataques del 11 de setiembre como un acto defensivo del mundo islámico contra el «enemigo sionista» (Israel) y «los Cruzados» (los EEUU). Para Al Qaeda, la muerte de inocentes en las Torres Gemelas fue solo una respuesta a los «crímenes» norteamericanos contra los musulmanes y, por ello, legítimo y justificado. Además, para Al Qaeda, ni siquiera caben limitaciones en cuanto a número de muertos en aquellas «respuestas a crímenes norteamericanos». Lo importante era que esas respuestas fueran violentas, por vía armada, y causaran el máximo número de muertos y heridos posible. También era importante para Al Qaeda atacar a los «Cruzados» en su mismo país –los Estados Unidos–. Pero desde el 11 de setiembre de 2001, se han cometido muchos ataques islamistas en Londres, París, Madrid, también atentados en Dinamarca, por no mencionar los ataques cometidos por afiliados de Al Qaeda en Somalia y Kenia (Al Shabab), en Nigeria (Boko Haram), en el Sahel y muy particularmente en Malí, pero también en otros países.

También hay que recordar que los islamistas radicales han establecido otros grupos además de Al Qaeda, el más importante de los cuales es Al Daesh o Estado Islámico, que ha tenido sus bases más importantes en Irak y Siria.

Pero bin Laden fue asesinado por un grupo de fuerzas especiales norteamericanas en 2011, en su residencia en Pakistán. Y el mismo Al Zawahirí ha desvinculado totalmente a Al Qaeda de otros grupos como el Estado Islámico –diciendo explícitamente que Al Qaeda no colabora con ellos, ni les proporciona guía de ninguna forma–.

De todas formas, Al Qaeda ha sido derrotado y casi erradicado en Arabia Saudí, bajo los esfuerzos del príncipe bin Nayef, jefe de los servicios de inteligencia saudíes, y con la colaboración de la CIA estadounidense.

De un lado, parece que los islamistas se han estado radicalizando más y más desde hace bastantes años –desde los que luchaban contra los soviéticos en Afganistán, pasando por los seguidores de bin Laden y Al Zawahirí en Al Qaeda, hasta el Estado Islámico–. Pero, de otro lado, Al Qaeda no tiene ningún tipo de asociación con los otros grupos. Y es más: muchos de los actos violentos islamistas que se cometen en otros países son cometidos por los llamados «lobos solitarios» que quieren establecer sus credenciales como islamistas radicales, pero no son afiliados a ningún grupo violento islamista/terrorista.

Entonces, ¿cuál es el legado de bin Laden y Al Zawahirí? Son un líder (el primero) y un ideólogo (el segundo) que tuvieron sus días de gloria, pero esos días ya pasaron y no parece probable que el mundo les eche de menos. Pero al mismo tiempo, no debemos olvidar que hay millones de jóvenes, especialmente en los países llamados «subdesarrollados», que ven que la sociedad se ha olvidado de ellos, sus condiciones materiales son miserables con poca, o ninguna, perspectiva para mejoría, y que lo que buscan desesperadamente es mejorar sus condiciones de vida materiales; pero cuando se dan cuenta de que a la sociedad no importa la miseria material en la que están condenados a vivir, es entonces que recurren a la única solución que encuentran: girar hacia el Islam radical y la «Guerra Santa» (yihad), y esperar que sometiéndose totalmente a «la Ley de Dios» y rechazando completamente los sistemas legales terrenales, encuentren la mejor vida que desean. Es decir: nadie nace islamista radical; un islamista radical se hace, y por falta de otra solución para mejorar sus condiciones de vida materiales. Esta condición es la que hay que cambiar para que acabe la violencia política islamista/yihadista.

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