Iñigo Jaca Arrizabalaga
Médico

Azpeiltia: signos, síntomas y calidad asistencial

Hace unos días leía unas declaraciones de la directora de la Organización Sanitaria Integrada (OSI) del Goierri-Alto Urola relacionadas con una queja planteada por Natul euskera taldea, porque el médico de familia sustituto que habían enviado a Azpeitia desconocía el euskera.

Sus declaraciones me han hecho recordar que la medicina distingue entre los signos y los síntomas de la enfermedad. Signos son lo que el médico ve (un flemón, una cojera, un edema..) y síntomas lo que siente el enfermo y cómo nos cuenta lo que siente. La biomedicina, como dicen Comelles y Martínez, tiende a reducir los síntomas en signos y, por ejemplo, el dolor no le interesa como sufrimiento, sino como indicador de un trastorno.

La directora dijo en euskera que lo primero y lo fundamental es dar una adecuada atención sanitaria y que el tema lingüístico se atenderá cuando se pueda. He esperado unos días para responder, pues pensaba que OEE lo haría, pero viendo que no lo hace, no quiero dejar de expresar la opinión que me merecen estas palabras. Vaya por delante que me consta que la directora siempre habló en euskera con sus pacientes vascófonos y que además es una gran profesional, pero quizás en los puestos de atención urgente que ha trabajado haya estado más dedicada a fijarse en los signos que en los síntomas.

Siendo estudiante de medicina y haciendo prácticas en el Hospital Provincial de Gipuzkoa, ingresó un paciente euskaldun de Azpeitia que a cualquier pregunta que se le hacía respondía diciendo que no tenía hambre. Era lo que la monja de la Residencia de Ancianos le había dicho que dijera en castellano. El que fue a hacerle la historia clínica nos comentó que habría que trasladarle al psiquiátrico. Se fijó en los signos y no en los síntomas, pues el médico era monolingüe y no estaba capacitado para hacerlo. Hace poco le escuché decir al eminente psiquiatra Luis Rojas-Marcos que en las sociedades multiculturales son muchos los pacientes remitidos erróneamente a la atención psiquiátrica porque el médico que les deriva ni habla ni entiende el idioma del paciente.

Y es que somos muy dados a pensar que lo que la población vascófona demanda es algo extraño, que solo sucede aquí, que hay actitudes extremas en ello. Y eso es desconocer lo que pasa por el mundo e incluso en Europa. En un estudio realizado por la FRA (European Union Agency For Fundamental Rights), titulado “Desigualdades y discriminación múltiple en el acceso y la calidad de la asistencia sanitaria”, se expresa que los sistemas de salud pueden crear barreras en el acceso a la asistencia sanitaria o prestar una asistencia de calidad diferente… Las barreras de comunicación y de idioma afectan a muchos grupos expresamente protegidos por la legislación contra la discriminación...

Y como la directora dice también que lo primero es garantizar la calidad de la sanidad pública, loable empeño, aunque un poco reñido con el informe de la FRA, mientras sigamos minimizando la significación de las barreras lingüísticas, voy a contar la vivencia que un conocido tuvo hace muchos años en el hospital que desde hace poco está bajo su dirección. El mismo día que paseaban por sus instalaciones los inspectores que terminaron dándole el mayor título internacional de calidad, él le trasladaba a su padre con una fractura de cadera al Hospital Donostia, pues tras tres días inmovilizado y sin un control adecuado del dolor, no había forma de que le operasen. La gravedad de las complicaciones de las fracturas de cadera no debería permitir demoras en la intervención, pero ello tampoco debía estar incluido en el concepto de calidad asistencial que esgrime Osakidetza.

Sin duda, cuando Osakidetza habla de la calidad asistencial lo hace basándose en las certificaciones que obtiene, y ello será una vez más un signo, pero no el síntoma de lo que sienten y opinan los pacientes que tienen que esperar en listas de espera, como en Gernika, donde han abierto un hospital sin camas que ha costado 36 millones y en el que los pacientes que necesitan un simple estudio radiológico han de esperar entre dos y tres semanas. O las listas de espera para intervención quirúrgica del hospital Donostia que siguen creciendo.

En las Consideraciones de un informe del año 2007, tras una fundamentación jurídica exhaustiva, leo que la comunicación es el elemento esencial de la relación médico-paciente, no solo oral, sino gestual, de interpretación de silencios y de símbolos. Sería incluso deseable que el médico fuese capaz de comprender hasta los localismos del lugar en que ejerce. El desconocimiento de la lengua impone una barrera infranqueable al paciente y al médico para llevar a cabo una relación guiada por emociones, afectos e información, que en modo alguno puede ser suplida por un intérprete. Quien firma este informe es la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Córdoba valorando la contratación de médicos extranjeros que no hablaban castellano que hizo el SAS.

Para mayor abundancia, el informe anterior dice que se entiende que es una exigencia ética y legal que el médico conozca la lengua de sus pacientes y es un derecho de estos el exigir poder comunicarse con ellos en una lengua de común conocimiento.  Y sigue el informe diciendo que los daños producidos por errores médicos o demoras injustificadas en la atención derivados de la dificultad en la comunicación por insuficiente conocimiento del idioma ya han sido considerados, en una sentencia del juez Knapman en el Reino Unido como negligencia médica.

Para finalizar, decirle a la directora, a quien como antes digo aprecio y respeto, que si ella lo dice, estoy seguro de que en ese momento no tendrían a ningún médico de familia con perfil en el paro, pero que también estoy seguro de que puede ser fruto de los problemas de gestión del Departamento de Personal de Osakidetza, por la nula importancia que le dan al perfil lingüístico de los apuntados en las listas de contratación y porque en más de una plaza no perfilada habrá médicos de familia contratados con perfil acreditado.

Search