Antton Elorza

Basta de conflictos armados

Durante un largo periodo, hemos sido testigos de noticias dramáticas que muestran imágenes que nos hacen cuestionar si realmente vivimos en una sociedad civilizada o en un mundo regido por instintos salvajes. A pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI, seguimos atrapados en dinámicas ancestrales en las que el poderoso utiliza la violencia para someter a los demás, ya sea masacrando o tiranizando.

En el presente, al igual que en el pasado, los líderes poderosos no actúan solos, siempre cuentan con aliados dispuestos a recibir sus favores y también con subordinados dispuestos a llevar a cabo sus órdenes, incluso arriesgando sus propias vidas. Estos líderes (tales como Hitler, Stalin, Franco, Pinochet, Putin, Netanyahu, entre otros muchos) no cometen sus atrocidades ellos solos; se valen de personas que comparten sus ideales y objetivos. Por otro lado, los subordinados o sea los policías y militares, han devastado comunidades enteras, cometiendo actos de violencia contra mujeres, ancianos y niños, y lo han hecho a veces por cumplir órdenes y otras por pura crueldad, tal y como evidencian las imágenes que se ven en los noticieros y documentales. Para llevar a cabo estos actos, han utilizado y siguen utilizando una variedad de armas, siempre armas, para imponer su voluntad y causar sufrimiento. Y, por supuesto, para unos pocos, que son los más poderosos y están detrás de la escena, esto representa un negocio lucrativo.

Este ciclo de violencia persistirá a menos que aquellos que se oponen a esta conducta lo manifiesten de manera contundente. Si bien las manifestaciones son importantes para expresar nuestro rechazo a esta situación, también podemos aprovechar los medios sociales y las organizaciones afines para unir esfuerzos y demostrar una fuerza colectiva, organizando acciones simultáneas para mostrar al mundo que aún existen personas que buscan un futuro mejor para todos.

Estos esfuerzos deben ser el punto de partida para llegar a reducir y eliminar las armas, así como poner fin a las guerras como método para resolver conflictos. Aunque los conflictos existirán siempre, no deben ser resueltos mediante la violencia armada. Porque de esa forma no se resolverán definitivamente.

No a las armas. No a las guerras.

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