Laura Berro
Concejala de Aranzadi en el Ayuntamiento de Pamplona

«Bertso a bertso»; la nueva ordenanza del euskara en Iruñea

Es triste que esta ordenanza no fuera aprobada en 2017, cuando se cumplían veinte años de la aprobación de la anterior norma. Otro claro reflejo de la incapacidad de EH Bildu para llevar adelante y en el momento adecuado temas importantes para la ciudad.

Trago bat eta beste trago bat
Gure kaletan barrena
Ta piztea da alkoholak eta
Sexu grinak dakarrena
Zure etxera nere etxera.
Betiko gauzak aurrena
Zure logelan sartu gara ta
Hara hemen ondorena.
Argia zegon itzalita ta
Bertan biluztu naiz dena
Ta bapatean piztu egin da
Argi txiki xumeena.
Nere gerrira begira zaude
Ez naiz uste zenuena. (x2)

Estali arte izan dugunak
Nahiko irri nahiko broma.
Ahorik aho pasa dugunak
Gin tonic barruko horma.
Bular parea zut neukan eta
Zuk eman didazu forma.
Galtza estuak nebilzkin arren
Ez takoi ezta ez gona
Hau ta hura naiz
Hartzen ari naiz
Zenbait botika hormona
Gizona eta andrea nauzu
Ez andrea ez gizona
Nere inon ez egon nahia ote
Da zure ezin egona. (x2)

Gizarte honen estereotipo
Ta gizarte honen usteen
Tranpan zu ari zara erortzen
Eta hori ez dizut uzten
Zuk badakizu nola zizelka
Eta marraztu gaituzten.
Ze inporta du gaur ari banaiz
Zure aurrean biluzten
Eta neroni ni neu naizen
Hori bakarrik gorpuzten
Nere gerripe zintzilikako
Desira ari da puzten
Itzali zazu argia eta
Utzi azalari ikusten (x2)

Un trago tras otro trago,
En el interior de nuestras calles
La fogosidad es lo que el alcohol
Y el deseo sexual conlleva
A tu casa, a mi casa
Lo primero, lo de siempre
Hemos entrado a tu habitación
Y he aquí lo de después
La luz estaba apagada y
Allí me desnudé del todo
Y súbitamente se ha encendido
La más humilde de las luces pequeñas
Estás mirando a mi cintura
No soy lo que creías. (x2)

Hasta taparme hemos tenido
muchas risas, muchas bromas
De boca a boca nos pasábamos
Los hielos del Gin tonic
Tenía dos pechos erguidos
Y tú me diste forma
A pesar de vestir pantalones estrechos
Sin tacones, ni falda
Soy esto y aquello
Estoy tomando
Algunas hormonas
Soy hombre y mujer
Ni mujer, ni hombre
Mi deseo de no pertenecer a ningún lugar
Puede que sea tu incomodidad. (x2)

En las trampas de los estereotipos de esta sociedad
Y de las creencias de esta sociedad
Tú estás cayendo
Y eso no te lo permito
Tú bien sabes cómo nos han cincelado
Y cómo nos han dibujado
Qué importa si hoy
Me estoy desnudando ante ti
Y simplemente dando cuerpo
A lo que soy
Y el deseo que cuelga
en mi cintura está creciendo
Apaga la luz y
Deja que sea la piel quien vea (x2).
 
Este es el bertso con el que la bertsolari Maialen Lujanbio fue proclamada campeona en el Bertsolari Txapelketa Nagusia (Campeonato Nacional de Bertsolaris) de 2009. Fue la primera mujer de la historia en lograrlo: una hazaña que además abrió las puertas a que otras muchas mujeres tomaran parte en un mundo muy masculinizado. Pero esa es otra historia. He traído este bertso por su belleza. Porque la mayoría de las pamplonicas amamos el euskara, su literatura, su poesía. Su valor histórico. O simplemente su sonoridad. Porque forma parte de nuestra cultura y de nuestras raíces. Lo sepamos hablar o no. Seamos euskaldunzaharras o euskaldunberris, y no sepamos pronunciar ni una palabra o seamos permanentes aprendizas.

Porque lo único que nos da un poco de miedo, o más bien respeto, del otro idioma cooficial de Navarra, es su compleja gramática. No eso que llaman imposición, puesto que no existe. Lo que ha sí ha sido impuesto es la negación del desarrollo normalizado de este idioma. A través una nítida voluntad por minorizar la lengua de nuestra tierra, primero por el franquismo y después por los gobiernos de UPN. Los motivos por los cuales solo una parte de la población sabe actualmente euskara son: el miedo, la represión y la vergüenza, que se impusieron durante los cuarenta años de dictadura franquista. Esta situación llevó a miles de personas, como, por ejemplo, mi abuelo, a no enseñar su lengua materna a sus hijas e hijos. Y después su marginación, tanto dentro de la administración como fuera de ella, durante los gobiernos de UPN. Que nos impidió tanto a mí personalmente como a tantas y tantos jóvenes, poder estudiar euskara en la escuela pública de nuestros barrios.

Después de veintiún años, esta nueva Ordenanza del euskara sólo busca dar un pequeño empujón a lo avanzado hasta ahora en favor de los derechos lingüísticos de todas las pamplonesas y pamploneses. Los derechos lingüísticos: uno de los pilares de cualquier sociedad que pretenda ser inclusiva e integradora, que reconozca y proteja su propia cultura y su diversidad. Derechos de las que saben euskara y que, por tanto, merecen que se garantice que se las atienda en este idioma. Derechos de las que no lo conocen o que no lo manejamos bien, pero que queremos que se reconozca y que se utilice. Porque sabemos que, cuando más euskara se escuche a nuestro alrededor, más sencillo será para nosotras poder aprenderlo.

La ciudadanía tiene que ver estos derechos cumplidos al dirigirse al Ayuntamiento tanto en castellano como en euskara, ya sea oralmente o por escrito, como se reconoce en el artículo 4 de la nueva ordenanza. Del reconocimiento de estos derechos emana una gran parte del nuevo texto. Un ejemplo sería que el Ayuntamiento de Iruñea disponga de plazas ocupadas por personas bilingües –que se manejen a la perfección en euskara y en castellano– para atender al público; o que disponga de algunos puestos internos en las mismas condiciones. Nadie se inventa nada: todo esto se realizará teniendo en cuenta lo establecido en el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas.

Lógicamente, esta nueva ordenanza también introduce que el Ayuntamiento valorará el euskara en los procesos para cubrir puestos no bilingües, con un 25% más que otros idiomas que no forman parte de nuestra cultura originaria –pongamos inglés, francés, alemán o japonés–. Es de sentido común. En primer lugar, por una cuestión de puesta en valor del conocimiento del euskara, como lengua cooficial de Navarra. Y, porque en el día a día, es mucho más probable que utilicemos el euskara en Iruñea que la mayoría del resto de idiomas, exceptuando, claro está, el castellano.

Por otro lado, el Consejo del Euskara es una figura novedosa que se reconoce en esta nueva ordenanza. Su creación supone dar carta de naturaleza a una entidad que realizará funciones de asesoramiento a la administración local. Siempre que este organismo mantenga una autonomía y frescuras esenciales, su existencia es importante porque puede hacer de palanca frente al rutinario engranaje de la institución. Al contar con la participación de personas especializadas y sensibles con nuestra lengua, entre unas y otros podremos favorecer que el cumplimiento de los derechos lingüísticos sea cada vez una realidad más palpable.

Ciertamente, es triste que esta ordenanza no fuera aprobada en 2017, cuando se cumplían veinte años de la aprobación de la anterior norma. Otro claro reflejo de la incapacidad de EH Bildu para llevar adelante y en el momento adecuado temas importantes para la ciudad. Y, unido a esto, queremos destacar una laguna grave. No se prevé un diagnóstico del conocimiento del euskara en la plantilla municipal. Por tanto la ordenanza, lamentablemente, nace coja. Ya trasladamos esta carencia al actual equipo municipal hace meses, el cual sigue sin reaccionar.

Desde Aranzadi somos conscientes de que esto es solo un paso más en el camino para lograr que se respeten estos castigados derechos lingüísticos de toda la población. Y, sabemos que aún hemos de dar otros muchos pasos más para garantizar que se cumplan los derechos lingüísticos al 100%. No obstante, esta ordenanza, pese a su retraso o lagunas, constituye un hito importante. Se hace camino al andar.

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