Àngel Soro
Euskal Herriaren laguna (Països Catalans)

«Beti izango dugu Irun»

Han pasado veinticinco años. Veinticinco inviernos. Aquel invierno crudo de 1999, una docena de personas entre actores y músicos, todos ellos muy jóvenes, presentaban en el Teatre de l’Escorxador de Lleida la obra “Pensamiento disidente”. Hoy, ya no tan jóvenes, leemos algunas cartas cruzadas en aquellas fechas con un músico de Irún. Unas cartas llenas de ilusión y de pasión que ciertamente nos ruborizan por su inocencia y pureza. Inocencia y pureza que la vida se ha encargado de ir borrando de alguna manera.

A pesar de esto, su lectura nos hace revivir aquel momento en que todavía observábamos a los ídolos y no los habíamos matado, en ese acto de autoafirmación que conlleva el paso del tiempo. Nos evoca aquel momento en el que abrimos un sobre procedente de Irún, lleno de complicidad y generosidad, con una carta escrita a mano, carteles y discos. Una carga de energía y de generosidad irrefutable para unos jóvenes casi niños.

El viernes día 24 de enero de este 2025, el remitente de esas cartas, el músico y activista Fermín Muguruza, y un elenco de músicos y amigos subirán al escenario del Palau Sant Jordi de Barcelona para celebrar cuarenta años de música y de lucha contra el pensamiento único. Esta vez, menos inocentes y más conscientes, volveremos a celebrar juntos una fecha tan importante en el panorama cultural y social de nuestra tierra, de la tierra de los vascos y de nuestras vidas. Tenemos la oportunidad de rendir un homenaje a la música de los colores vivos contra las mil caras del verdugo. De reunirnos en la gran sala con la emoción y cercanía del Cine Paradiso.

Por el camino habrán quedado derrotas dolorosas. Habremos perdido amistades y algunos familiares ya no estarán. A pesar de todo, seguirá intacto el ejemplo de la constancia y la capacidad de resistencia ante las inclemencias de un contexto social a menudo abúlica y falta de libertad. Sin duda alguna, la constancia ha requerido reinventarse, adoptar nuevas formas y enriquecer las partituras. La insistencia habrá exigido embellecer los discursos y hacer que sus raíces sean cada vez más profundas.

Por más que algunos han puesto su empeño en derrotar la alegría, descabezar la solidaridad y escampar la podredumbre, la música, la poesía y el esbozo del cómic no han sucumbido a la inoculación del mensaje derrotista. Sigue firme el hermanamiento entre pueblos y la lucha de los barrios que no se venden. Se augura un horizonte incierto, pero eso no puede frenar la acogida de las diferencias, el amor por las lenguas y por la cultura como arma inequívoca de expresión directa y generación de conciencias.

Por eso, los embajadores euskaldunes que pasean por el mundo la preciosa melodía de las minorías representan una herramienta imprescindible para destruir la rueda y romper las cadenas. Por eso, en tiempos de populismos y de avance de consignas políticas retrógradas, siempre nos quedará Irún y sus músicos irredentos que construyeron y construyen espacios de libertad.

¡Arriba los que luchan!

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