Iñigo Landa, Josemari Lorenzo, Patxi Ortun, Kontxi Reyero, Iñaki Uriarte

Carta a la opinión pública

Con fecha 3 de noviembre del 2023, varios ciudadanos (entre los cuales quienes firman esta carta) dirigieron a los grupos municipales del ayuntamiento y al alcalde de Bilbao, un escrito relativo a las torturas y matanzas de toros.

En el mismo se exponían varias razones y alternativas para suprimir el sangriento espectáculo tauricida de las fiestas de Bilbao, por su carácter cruel y su escaso arraigo entre los bilbainos y las demás localidades cercanas. Se aludía, asimismo, a las noticias sobre la posibilidad de que la empresa contratante no haya pagado las últimas rentas del alquiler de la plaza, ante el escaso número de asistentes a este macabro entretenimiento.

También se proponía construir, en el actual lugar de las matanzas taurinas, un centro médico público o un grupo de viviendas municipales, entre las cuales una Casa de la Mujer, así como jardines y un parking subterráneo.

De los receptores del escrito citado, solo uno (EH Bildu) acusó recibo del mismo. Reuniéndose, además, sus miembros con alguno de los firmantes. El resto, empezando por el excelentísimo señor alcalde, ni siquiera se han dignado o atrevido a remitirnos una nota de rechazo.

No es necesario insistir en el carácter tauricida de algunos miembros de esta Corporación. Pero si debemos resaltar su desprecio y falta de sensibilidad ante este problema, que por si solo descalifica el carácter de supuestos representantes ciudadanos, que ostentan inmerecidamente estos señores.

Nuestro interés, ahora, es que se dé a conocer y se sepa públicamente su total desprecio ante la tortura, sufrimiento y muerte de unos pobres animales cuyo único destino es servir de risa y entretenimiento a unos pocos miles de desaprensivos.
Bilbao, abril de 2024

Nota:

Para que no quede ninguna duda sobre el fondo de lo que estamos tratando, adjuntamos a continuación el texto que tan solemnemente han despreciado «nuestro» alcalde y sus mejores amigos.

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Al Ayuntamiento de BILBAO

Razones y alternativas para la desaparición de Vista Muerte:
   
La crueldad tauricida, disfrazada como arte y cultura, es una de las peores barbaridades que se mantienen en España desde la Edad Media. Y en Bilbao, desde el s. XIX. Se trata de criar y cebar toros, en principio mansos. A quienes se amaestra durante varios años. Para defenderse de ataques y torturas, provocados con garrochas, puyas y otros instrumentos de maltrato animal.
   
Una vez embravecidos, estos toros se trasladan encajonados a toriles y plazas cerradas. Donde son obligados a un enfrentamiento desigual con picadores, banderilleros y matadores. En el que después de ser acuchillados y desangrados, finalmente mueren estoqueados. Entre música y aplausos de la grada.
   
Mientras en Europa estas crueldades y otras similares, han desaparecido hace siglos, en la retrógrada España se mantienen y consienten, gracias a la complicidad legal y a las subvenciones públicas. Y ciertas ayudas europeas. Con las que obtienen mucho dinero, grupos de empresarios, toreros y ganaderos.
   
Pero también se mantiene a mucha gente intoxicada por la aberración que supone divertirse con este espectáculo, de tortura y muerte de un animal. Y además defenderlo, enmascarado legislativamente, como una seña de identidad y cultura nacional.
     
Bilbao es una de esas ciudades estancadas oficialmente en esta deleznable afición, desde el siglo XIX. Una de esas penosas capitales que aún subsiste en el retrasado ambiente de diversiones de un Estado, aferrado a estas falacias «culturales». Con las que mantiene el perfil del españolismo rancio, nacido en 1808 con la invasión francesa. Para recaudar fondos de ayuda a la Corona y al Ejército. Reafirmado, después, durante la guerra contra los EEUU, hasta 1898. Usando las matanzas y las plazas taurinas, para concentraciones y mítines políticos. Y desde la mitad del s. XX, hasta nuestros días, consolidándose con la tóxica dictadura franquista.
    
En esta línea patriótico-tauricida en Bilbao, desde 1882, se han torturado y matado más de 8.500 toros. Entre aplausos, pasodobles españoles e indisimulados adornos de ballet.      
 
Sin embargo, esta siniestra afición ha descendido de forma acusada, en los últimos años, por toda la península. Y desaparecido en Canarias, Cataluña y otras muchas ciudades del resto.
   
Nuestros datos confirman esta tendencia. Mientras el posible aforo de la plaza de torturas bilbaína es de unos 15.000 asientos, en las últimas matanzas apenas han conseguido ocupar la tercera parte. Siendo muchos de los asistentes, turistas o visitantes de otras provincias.
   
En esta década, salvo un falso repunte, de un par de tardes en 2023, el descenso de espectadores ha sido notable. Podemos decir que solo entre un 6 y un 8% de bilbaínos acuden a las torturas «festivas» de Vista Muerte. Muchos de ellos, lo hacen, además, con entradas gratis o descuentos importantes.
    
Este público, tan poco interesado en asistir a las corridas de toros, vive en el área conocida como gran Bilbao. Una zona que cuenta con unos 850.000 ciudadanos empadronados. De los cuales, como decimos, apenas unos 5.000 de media presenciaron las matanzas, en los años 2022 y 2023. Contando, por otra parte, con muchas entradas regaladas por empresas, incomprensiblemente interesadas en mantener «joya» nacional tan cruel como sangrienta. Y que un antiguo concejal de Bilbao, luego senador, calificó en su día de imprescindible para las Aste Nagusia bilbaínas. El mismo concejal, del PSOE, por cierto, que siendo presidente de la Junta Administrativa de la plaza,  promocionó un nuevo contrato de 15 años de duración, con los actuales empresarios de Vista Muerte. Para ello se utilizó el falso argumento de que se revitalizaría la zona. Cosa que, como era de esperar, no ha sucedido en los cinco primeros años.
   
Por el contrario,  todo indica que estamos en el momento adecuado para acabar para siempre, con estas repulsivas y despreciables matanzas de animales inocentes. Que, desde luego, no son inherentes a nuestro carácter, ni a nuestras fiestas y ya ni siquiera negocio para empresarios, ni ganaderos.  Porque, según parece, durante varios años tampoco han podido pagar al Ayuntamiento el alquiler acordado por la plaza.


Alternativas

Las posibles alternativas a esta barbarie, y a la lamentable situación que representa, son bastante claras:
    
En primer lugar, prohibir, en el área municipal de Bilbao, este maltrato animal, tan sangriento y sádico como anticuado. Y ahora además deficitario y rechazado por la mayoría de los bilbaínos.
    
Después, pasar a la demolición del actual edificio. Un adefesio arquitectónico de los años sesenta, construido sin ningún arte y con materiales peligrosos e inestables, para la salud y seguridad del público y trabajadores de la plaza.
     
Por último, destinar el actual espacio taurino, de unos 17.200 m² solo utilizados unos 8 días al año, para otros usos más útiles y permanentes. Así como incruentos y socialmente provechosos. Y, desde luego, infinitamente más humanos.
    
Se podía ceder este terreno, situado en un lugar cercano al centro y bien comunicado, a Osakidetza o Viviendas Municipales. Con objeto de construir, una clínica y centro de salud o bien grupos de viviendas.
    
También, si se quiere, en su lugar se puede edificar la tan necesaria como esperada Casa de la Mujer. En la única capital vasca que no la tiene todavía.
     
Finalmente, se puede optar por otra solución, quizá más sencilla y económica. Como sería la de instalar un parque arbolado, con zonas infantiles y en el subsuelo, un aparcamiento vecinal.

Cualquiera de estas y otras opciones posibles, en todo caso, resultaría no solo más provechosa y práctica, sino especialmente más sensible y racional. Además de deseada por los ciudadanos, por lo que tiene de desaparición de un espectáculo insoportable y cruel. Como es la tortura y muerte de animales inocentes que no hacen daño a nadie. Y vienen siendo maltratados, desollados y muertos, entre vivas y aplausos de una minoría.

 

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