Isidoro Berdié Bueno
Profesor en Ciencias de la Educación, Doctor en Historia y Doctor en Filología Inglesa

Carta abierta a don Albert Rivera

Señor Rivera, si me he decidido a escribirle ha sido por una imperiosa razón, sin ella yo me habría limitado tan solo a votarle y seguir siendo un desconocido para usted.

Estimado joven (según sondeos), estimado señor presidente, aunque yo prefiero llamarle como en Ia Monarquía inglesa y en la España del siglo XIX se hacía, señor primer ministro, en potencia, como diría Aristóteles. Ya ve usted, lo que nunca hubiese imaginado ni aun en sueños es verse usted mentado en un periódico como este, por una persona que es apolítica y nunca ha ido en listas electorales, pero que últimamente le viene votando a usted. Y paso a justificarle mi aserto para que vea que no se trata de un «bluf» ni una mentirijilla jocosa, sino la pura verdad, de la cual usted hace gala siempre que habla. Otro en su lugar ya estaría rezando jaculatorias e imprecando «vade retro Satanás», aléjate Satanás, contra este diario y contra quien está con todo respeto escribiéndole. Pero usted no lo hará porque es un verdadero demócrata. Esta es mi primera razón para votarle.

La segunda es que a usted, primer ministro, en potencia, lo veo como un hombre de mucho fuste y empaque, con una seriedad anglosajona que le hace: «reliable» (en inglés), «zuverlässig» (en alemán). Su bandera es siempre la verdad y el bien común. Pues como se decía en mi pueblo, usted es de los que no mienten ni para ganar dinero. Y así eran mis padres, que en paz descansen. Otra buena razón para votarle.

La tercera razón es que ambos estamos más próximos de lo que usted se imagina, los dos tenemos y compartimos el adjetivo latino «liber», usted como liber-al, yo como liber-tario, los dos estamos por reducir el Estado a su mínima expresión, frente a los estatalistas y totalitarios, amén de sinvergüenzas que ven en el Estado una serie de mamandurrias que de otra manera, en la empresa privada no las conseguiría. También quiere reducir el número de políticos, empresas estatales (cementerio de elefantes) e instituciones como diputaciones y Senado, etc.

La cuarta es que usted va a promocionar y recompensar a la España laboriosa y emprendedora, y por ende, combatir la España del subsidio y de la holganza. «Quien no trabaja que no coma», decía san Pablo. De esta manera usted se hace necesario para motivar en el trabajo a los jóvenes de hoy, que están desorientados, obnubilados y ofuscados por Podemos. Otros que como la sierpe del Paraíso prometen lo que luego no pueden dar, véase ahora Nicaragua ametrallando a su pueblo hambriento en las calles. A nuestros jóvenes hay que interesarles con un buen programa de humanidades para que desarrollen y no pierdan su libre albedrío y capacidad de raciocinio, y un buen programa de ciencias y tecnología, todos los filósofos griegos eran buenos matemáticos también.

La quinta razón: añadiría limpiar y dignificar la TVE, y sensibilidad con los pensionistas, pero eso estoy seguro que no se le escapará a usted con el equipo que confeccione su programa electoral.

A estas alturas de mi escrito usted se estará pensando ¿qué hace un chico como yo en un lugar como este? Le añado que tengo seis libros ya catalogados en la British Library de Londres, (donde estuve investigando para hacer mi tercera tesis doctoral por Inglaterra, pero por mala salud quedó sin terminar) y dos libros más en proceso, total ocho. Esto me lo ha recompensado España, en concreto en tiempos del PSOE en el poder, estoy condecorado por tales méritos, ¿cómo podían ser ignorados por los paladines de la LOGSE, de los ERE de Andalucía y del GAL? Sobre estas pistas no se extrañará usted que mis medallas fuesen tres expedientes disciplinarios con sanción correspondiente. Recurrí al equipo de abogados de la izquierda abertzale, expertos en perder y perdimos el juicio. ¿Cree usted que yo era un mal profesor? ¿fue justo el señor juez? ¿Primó la verdad o la razón de estado?

Había una realidad, no estaba adscrito a ningún color político, no tenia a nadie que diera la cara por mí. En tales circunstancias, la izquierda abertzale me propuso que dejase el trabajo de funcionario docente del Estado y me quedase a trabajar con ellos, recibiendo un sueldo y una responsabilidad acorde con mi categoría, una de las opciones era trabajar en el equipo de dirección de "Egin", (por eso le recomendaría leyese mi articulo en GARA "Ifigenia, Werter y Egin", es un favor que le pido). La izquierda abertzale daba por descontado que se trataba de una represalia política y nunca me admitirían en su seno los socialistas y comunistas del Ministerio de Educación. Pero lo rechacé. ¿Hice bien? Pero ese gesto no lo he olvidado nunca. Ya tiene usted señor primer ministro, en potencia, la primera razón: solidaridad.

Y hay más razones, va la segunda: en Zaragoza tenemos una institución que chirría en una sociedad democrática, es la figura del Justicia de Aragon. Procede de la Edad Media, de una sociedad estamental en que el pueblo era siervo de la gleba. El Justicia era un noble elegido por los nobles para protestar ante el Rey cuando este les pisaba el rabo. Ninguna relación con el pueblo, salvo la de saquearlo. El origen pues no justifica su presencia. En la actualidad no tiene poder coercitivo ni legal. Es mero consiliario. Sustituible a todas luces. Pero si se quiere mantener sea honorífico, su sueldo para Educación y Sanidad, así lo manifesté yo en carta a la Diputación General de Aragon, y por si no había voluntarios me ofrecía personalmente a hacerlo gratis, ayudado por colegas y amigos altruistas, pues ni caso.

A lo largo del tiempo repetidas veces he tratado de publicar en la prensa de Zaragoza mi visión sobre la existencia del cargo remunerado del Justicia, sin que ningún diario de la ciudad (hay dos) se haya dignado a publicarme, ya in extremis, como hice en el affaire expedientes recurrí a la izquierda abertzale y allí sí, encontré respeto y libertad de expresión, me ofrecieron publicarlo en GARA. Y ahí está. Aunque la mamandurria sigue, socialistas y conservadores se dan la mano, como dicen en mi pueblo, a ver quien «la pega más y mejor». Véase Gürtel y ERE, ERE o Gürtel, morir de cáncer o de tuberculosis. Por eso señor primer ministro, en potencia, el electorado reclama su presencia.

Y se lo que estará usted pensando, que GARA me publica pero cosas que son de su cuerda, y ahí se equivoca. Le explico. En GARA he publicado artículos con bastantes citas latinas y bíblicas, sobre la existencia de Dios y de la Teofanía o manifestaciones de Dios en la Naturaleza, he hablado de Franco, como un personaje histórico más, no como la sierpe del Paraíso que nos trajo todos los males a la Humanidad. He dicho que no estaba de acuerdo con los desenterramientos. He escrito en contra de las dos Españas y de quienes quieren perpetuarlas, he hablado y con largueza de educación, del fair play británico, de ética, de valores cívicos y morales, de la filosofía griega, de la Biblia, etc. sin ninguna censura ni en contenidos ni en caracteres.

Señor primer ministro en potencia, mentando al filósofo alemán Hegel y su análisis de la Historia, esta avanza por el método: tesis, antítesis y síntesis. La tesis o postulado inicial seria la España socialista, la antítesis la España conservadora, y la síntesis, con notas de la tesis y de la antítesis sería usted y su programa. Entre otras cosas, señor Rivera soy doctor en Historia contemporánea, con tesis doctoral sobre la primera República Española 1873-74, con alusiones y analogías con la Segunda República 1936-39 y escribí un buen artículo sobre la ilegalidad de ambas y que fueron auténticos golpes de Estado. Imagino su sorpresa pero es así y se lo voy a demostrar. Ninguna de las dos tiene Actas de Cortes Constituyentes. En concreto la II República viene tras unas elecciones municipales que lo máximo que podía cambiar eran alcaldes y concejales, nunca la forma de gobierno de una nación. Pero para más inri perdieron las candidaturas republicanas y vencieron los monárquicos. Como ve, hay una ilegitimidad de origen, que me maravilla que ningún catedrático de Derecho Político de España se haya dado cuenta aún. En Zaragoza no se atrevieron a publicar el artículo, en un contraataque, lo envié a la prensa de derechas y de izquierdas de Madrid, quienes tampoco lo publicaron, lo envié a “Libertad Digital” y a Jimenez de los Santos, y nada. Solamente GARA lo ha publicado y puede usted comprobarlo. Ya tiene usted, señor primer ministro, otra razón de peso de porqué estoy en GARA. Por la libertad de expresión.

Señor Rivera, si me he decidido a escribirle ha sido por una imperiosa razón, sin ella yo me habría limitado tan solo a votarle y seguir siendo un desconocido para usted. Le he escrito de un tirón y con el corazón en la mano, pida a un amigo suyo psicólogo y hagan un análisis de mi carta. Le quiero contar una historia, muy pero que muy próxima a mí. Era el año 1969, la Universidad estaba incendiada por soflamas revolucionarias del mayo 68 francés. Nosotros estábamos fuera de nuestras casillas, una manifestación con huelga estudiantil y un policía secreta que se adentra en el campus a hacernos entrar en razón. El protagonista de mi historia a unos ocho metros le tiró dos piedras contra su cabeza, bien podía haber elegido otra parte menos mortal del cuerpo, pero en su vesania eligió la cabeza, y no una piedra sino dos. Difícil fallar el tiro a tan corta distancia, pero gracias a Dios falló las dos piedras, de no haber sido así, nuestro protagonista sería hoy un asesino y su vida hubiera sido harto diferente.

En la actualidad nuestro protagonista es amigo y colaborador con el Sindicato de Policía..., da clases gratuitas de Inglés a Policía y Guardia Civil, y conferencias, seminarios sobre deontología profesional, con Profesores de la Universidad, Abogados, Economistas, Asociaciones de Usuarios y Consumidores, Filósofos alemanes, Derecho Internacional, Emigración, y todo tipo de humanidades, todo «gratis et amore» etc. A día de hoy, nuestro protagonista tiene metopas de agradecimiento con la firma de la Policía y de la Guardia Civil, sindicato de AUGC.

En los lamentables sucesos de Alsasua, nuestro protagonista se ve reflejado en esos muchachos que actuaron mas de visceralidad que con la cabeza. Señor Rivera, el asunto se ve feo y muy posiblemente llegue a sus manos cuando usted sea primer ministro, de hecho, recuérdese de mi protagonista de la historia, que hoy podría haber sido un Caín, con sangre en las manos y otro muerto a las espaldas. Ningún muerto en Alsasua, bendito sea Dios. Se que lo pensará, no me contestará a modo de totalitario «No a la compasión Dios ha muerto». Para terminar, últimamente usted ha llamado «villanos» a un sector de la izquierda abertzale, y posiblemente tenga razón, haylos. Pero donde mas villanos hay por metro cuadrado es entre los políticos, no le he oído tildar de villano a ninguno de los miles de imputados, muchos de ellos se sientan con usted en las Cortes, y no le faltarían razones para ello, pero tiene respeto mas no valentía. ¿o lo evita por solidaridad de clase?

Ladrones y villanos en el Congreso siempre los ha habido, tantos como ahora o más si cabe. Examinando la idílica II República Española, la define perfectamente una jota que cantó la rondalla de mi pueblo, en ella iba mi padre y es el quien me la cantó: «Para qué tantos leones/ a la puerta del Congreso,/ si para robar a España/ basta con los que hay adentro». Señor Rivera, señor primer ministro, en potencia, según Aristóteles, tiene usted mi mano abierta, no en puño agresivo, y tendida. Tengo contacto desde hace tiempo con Ciudadanos de Zaragoza, como historiador y cronista de prensa, necesito estar al día. A ellos les enviaré copia de esta carta. Les suelo enviar copia de los artículos que publico en y sobre Zaragoza.

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