Iolanda Formoso y Zuriñe Andrés
Sindicato LAB

Comedores escolares: sembrar para recoger

El debate de la transformación de los comedores escolares es un elemento presente en la agenda de todas y todos y que además está de actualidad en medios, plataformas, centros, familias, personal...

LAB da por agotado el modelo actual y propone que los comedores sean instrumento de transformación y construcción de país.

El porqué de esta propuesta. En la construcción de un país o sociedad el elemento central es la educación, transmitir para transformar. El modelo educativo actual denomina el comedor como «servicio complementario», a consecuencia de ello, nuestras niñas y niños son denominados «usuarios».

Son, así como los sistemas educativos actuales, instrumentos del sistema capitalista, impuesto, patriarcal y opresor. Son utilizados para la continuidad del modelo de sociedad deseado por el capital.

Alimentan filosofías contrarias a nuestra identidad, desde varios aspectos. En lo que respecta a la gestión, esta es impuesta, no deja opción a elegir qué tipo de alimentos introducir. Impone asimismo con qué empresas trabajar, los ratios a aplicar en los comedores y las condiciones laborales. Como dato curioso cabe nombrar los centros concertados, no comprendidos en la normativa de gestión directa, y que si embargo trabajan con las mismas empresas que surten la gestión directa. Mismas empresas, mismas condiciones. Se trata de empresas pendientes de resolución de una multa de 18 millones de euros por fraude (Auzo Lagun, Cocina central Goñi, Cocina central Magui, Eurest colectividades, Eurest Euskadi, Tamar Las Arenas, Gastronomía Cantábrica y Gastronomía Vasca).

En lo relativo a la alimentación, se niega la introducción de alimentos locales. Con ello se anula el conocimiento de nuestro medio, nuestros productos, nuestras y nuestros productoras, nuestra identidad. Además, se unifica la forma de comer: siempre lo mismo. Se utilizan técnicas culinarias que no son las más adecuadas: fritos, salsas, comida de catering que se debe recalentar horas después de su elaboración. Se desechan cantidades de alimentos que podrían destinarse a alimentar a familias, personas en situación económica precaria.

En lo que respecta a los comedores como espacio físico, desaparecen las cocinas de los centros, aumenta el número de comensales debido a la situación económica, se concentran en espacios que muchas veces se han quedado pequeños, se imponen los turnos que hacen que un momento que debe ser relajado sea estresante (las prisas marcan), que transforman los comedores en comederos.

En lo que se refiere al personal, LAB no admite la fragmentación actual entre comedor y resto del proyecto educativo. La labor educativa no puede suspenderse a las 12 y retomarse a las 3. Además, no admitimos que el personal se subcontrate; mismas funciones, mismas condiciones, misma empresa. Habría que acabar con esta situación divisora y discriminatoria.

Un sistema de educación de calidad debe tener en cuenta este instrumento y sus integrantes. El personal es un elemento clave en la transmisión, y no hacemos distinciones, ya que consideramos que todas y todos somos educadores.

Desde esta declaración básica, es imprescindible que se forme adecuadamente al personal, no sólo en aspectos de higiene, sino en todo aquello destinado a fomentar la relación con el alumnado. También habría que cuidar que los ratios sean los adecuados para una buena atención, reconociendo su labor educadora y acabando con su invisibilidad.

Es sistema actual no hace más que sostener un patrón de patriarcado. El 95% del personal es femenino, con lo que se transmite que la acción de alimentar corresponde a la figura materna. En este sector se aplican condiciones laborales de sector feminizado: jornadas reducidas, falta de formación, ratios sobredimensionados, falta de reconocimiento profesional o sueldos precarios. Las jornadas se recortan a principio y final de curso, según la necesidad de la empresa de turno.

Todo ello pone en evidencia que el sistema actual hace pensar que las mujeres deben conformarse con aportar una ayuda a casa, cosa que en la situación socio-económica actual, ha dejado de ser así en muchas familias.

En lo que respecta al sistema educativo, como en el caso de las anteriores reformas (LOGSE o LOE), la LOMCE nos es impuesta. Repetimos con los modelos educativos unificadores, centralizados, impuestos que en ningún caso se adaptan a nuestra identidad. Las reformas educativas destinan a crear el personal del futuro: barato, precario, sumiso, consumista… Tampoco ayudan al reconocimiento del centro educativo como centro de confluencia de familias, alumnado y personal.

En este sentido, LAB apuesta por la construcción de un modelo educativo propio que cumpla con todas nuestras necesidades como pueblo.

En la CAV, entre primaria y secundaria son 267.498 las alumnas y alumnos (133.539 en la concertada y 133.959 en la pública), de los que el 19% recibe beca de comedor.

La situación de los comedores escolares nos preocupa y ocupa, LAB pone en marcha su propuesta de cambio, propone una mesa de trabajo con los agentes presentes en el sistema educativo.

Proponemos analizar la situación desde varios aspectos y aportar opciones en 3 ejes: alimentación, modelo y condiciones laborales, entendiendo que debe venir acompañado con políticas públicas acordes (educativas, laborales, medioambientales, sociales…) construidas desde nuestra soberanía. Sembrando hoy para recoger mañana.

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