Josu Roteta Trosta
Donostia

Cómo tratar a los enemigos del euskera

El Gobierno Vasco ha puesto en marcha la “Agenda Estratégica del Euskera”, un plan que contempla una inversión total de 335 millones de euros. Un impulso al euskera, insuficiente para muchos y criticado por sus enemigos.

A falta de pan, buenas son tortas, y que la normalización sea considerada como algo estratégico es indudablemente positivo. Siendo escéptico, me llama la atención que por primera vez desde hace décadas, casi todos los miembros del Gobierno sean euskaldunes.

Casi todos. De los 335 millones, 4,6 se dedicarán a completar el II. Plan de Euskera de Osakidetza. Y hablo de Osakidetza porque es uno de los agujeros negros de la Administración. El Servicio Vasco de Salud, a pesar de su nombre, no ofrece servicios en lengua vasca, y constituye un auténtico muro contra su uso y normalización, donde los enemigos del euskera campan a sus anchas con total impunidad. No es casual que Darpón sea el único Consejero del Gobierno que no lo hable. Tampoco el Viceconsejero de Sanidad. De hecho casi nadie en los puestos directivos, entre los cuales el pensamiento y la consideración dedicados al euskera es tan insignificante en cantidad y calidad como sus conocimientos del mismo.

Uno de los ejes de la política institucional del PNV desde hace décadas es su proyecto de integración de Euskadi (sic) en la Europa de las naciones, de los pueblos. Hay que reconocer que en este aspecto, ha sido un precursor. Y aunque en los objetivos estratégicos de las grandes potencias se prioriza el Estado Nación, en algo hay que darles la razón: Europa nos ampara. Pues la legislación europea avala y protege los derechos de las minorías lingüísticas, en este caso de los vascohablantes.

Europa nos ampara, pero Osakidetza no. Incumple la ley vasca y española, las normativas y tratados europeos, y no respeta los derechos de sus usuarios y trabajadores, pues no les permite recibir u ofrecer asistencia sanitaria en su idioma. Prohibido hablar, escribir, nacer, vivir o morir en euskera. Cualquier nota o volante, cualquier informe, todo está en castellano, hasta en el último rincón de nuestro país, en cada casa, en lo más íntimo, desde la concepción hasta el final de la vida. El humus en el que reptan y trepan los enemigos del euskera.

Siendo coherentes como son, que no sean el Gobierno Vasco, ni el PNV que lo gestiona, amparo ni cobijo para aquellos que desde las entrañas de la administración rechazan nuestra lengua, y ponen trabas a su plena recuperación. A aquellos que nos hacen daño donde más nos duele.

Respecto a Darpón, deberíamos pedirle, más bien exigirle, que aprenda y hable en euskera. Pero fieles a nuestro estilo seamos magnánimos y condescendientes; que hable lo que quiera, pero de ningún modo le permitamos el incumplimiento de la ley y la vulneración de los derechos de los usuarios de Osakidetza. Que no tolere que se niegue a un euskaldun la atención sanitaria en su lengua. Lo mismo digo del viceconsejero. Aprenda euskera, o al menos garantice su uso en la sanidad, cosa que no hace a día de hoy.

Al director de RRHH de Osakidetza, que aprenda a nadar y guardar la ropa, pues si se opone a ofrecer los recursos necesarios para ofertar servicios en euskera una ola incontenible lo arrastrará. La ola de un pueblo que está ya harto de que le humillen. De otros directores de cuyo nombre no quiero acordarme poco hay decir. Que especímenes de esta calaña, vermes que no respetan al euskera ni a los euskaldunes, que desprecian al Parlamento y a los parlamentarios del PNV que sostienen a su Gobierno, sigan en un ente público pagado por todos es una afrenta. Que vuelvan al sumidero del que se nutren, al albañal del olvido.

Al Gobierno Vasco, insisto, que no le tiemble el pulso. Que proponga las medidas que requiere la situación y administre los laxantes, lenitivos, astringentes, antiinflamatorios y paliativos necesarios. Cauterización y exéresis con mano dura. Pues mucho le va en el empeño.

Y en cuanto los abertzales y euskaltzales, les digo: que sean cautos, pacíficos, respetando siempre la ley que los otros no cumplen, invocando sus derechos negados. De forma educada y condescendiente, pero firme e inflexible, con rigor. Que no toleren nunca más a estos enemigos del euskera y de Euskal Herria (sic) y que les den el tratamiento que se merecen. Que se cuiden de caer en una empatía estéril, en un corporativismo purulento y anquilosado, y que no les muestren piedad, pues el camino al infierno va empedrado de buenos sentimientos. Que no les den amparo ni cobijo.

Search