Iñigo Jaca Arrizabalaga
Médico

Cuadro médico de especialistas bilingües

Hace unos días un amigo me preguntaba si conocía a algún neuropediatra que hablase euskera pues un niño con cierto retraso psicomotor requería la atención de esta especialidad. Desconozco si esta es una información al alcance de la población vascófona a través de los servicios de atención al paciente.

Y también estos días estoy disfrutando de la lectura del libro titulado: ‘El derecho a la lengua propia en el ordenamiento internacional y de la UE’. Un trabajo serio escrito por la profesora y abogada Patricia Fabeiro Fidalgo que recurriendo a fuentes de Derecho internacionales, europeas y comunitarias nos permite conocer el estado de la diversidad idiomática en nuestro entorno.

Si bien Osakidetza viene haciendo tímidos intentos en la Atención Primaria para garantizar que la ciudadanía vascófona sea respetada en los derechos lingüísticos que emanan de la Ley 10/1982 de Normalización del Euskera, la situación de la atención especializada está muy lejos de verse normalizada. Hoy y en los próximos años no se vislumbra que en los hospitales el bilingüismo esté tan extendido como para que en los circuitos establecidos por Osakidetza los ciudadanos vascófonos sean atendidos en el idioma oficial que ellos mejor entienden o en el que desean.

En el libro de Patricia Fabeiro se expone el modelo de negación de la diversidad lingüística que imperó en los siglos XIX y más allá de mediados del XX basado en unos principios de legitimidad estatal con dos modelos: el alemán y el francés. Así recoge la cita de Lamo de Espinosa para el modelo alemán «allí donde hay una lengua hay una nación, y allí donde hay una nación hay o debe haber un estado». El mismo autor relata que el modelo francés establece que «allí donde hay un estado debe haber una nación y para que haya una nación debe haber una sola lengua».

Los diversos planes de euskerización de la sanidad realizados por Osakidetza no han ofrecido muchos resultados y si nos miramos en el espejo de la sanidad catalana si podemos asegurar que no es precisamente el estado español quien en estos momentos esté planteando problemas. Sin duda es un problema nuestro, pues es el mismo precepto de la Constitución Española el que ampara la cooficialidad del catalán y del euskera recogidas en las leyes promulgadas a estos efectos en cada autonomía.

En el libro del derecho a la lengua propia se hace un recorrido de la gestión de la diversidad lingüística en el sistema de Naciones Unidas haciendo hincapié en que ha sido el principio de no discriminación el que ha guiado la evolución de estas normas hasta el reconocimiento de los derechos lingüísticos de los ciudadanos pertenecientes a las minorías nacionales. Posteriormente son los Tratados del Consejo de Europa y de la propia Unión Europea quienes amparan el ejercicio de este derecho fundamental.

El respeto de los derechos lingüísticos de la población vascófona no se puede demorar más. Es cuestión de voluntad política de las autoridades sanitarias y del gobierno. Hoy existen suficientes especialistas bilingües dispersos en los distintos hospitales como para poder garantizarlo. Sin embargo, Osakidetza dice que en zona vascófona el hospital no puede ser totalmente bilingüe y tampoco vale esa utopía de quienes predicaban que cuando tengamos un estado independiente tendremos el modelo francés que mencionaba.

Si Osakidetza y el gobierno actual quieren, pueden crear un Cuadro de Médicos Especialistas Bilingües y establecer la libre elección de médico y hospital para aquellos ciudadanos vascófonos que deseen ser atendidos en su lengua. Nada de esto es imposible en Osakidetza, como digo es cuestión de voluntad política. Un sistema de incentivos para aquellos facultativos que atiendan pacientes de otras zonas puede compensar a quienes reciben a estos pacientes. Nada de lo que expongo debiera ser extraño en Osakidetza pues estos instrumentos de gestión existen en el propio servicio vasco de salud.

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