Ixone Rekalde
Antikapitalistak Euskal Herria

Diga usted «boikot»

Diga Boicot. Diga Desinversiones. Diga sanciones. Grite ruptura de relaciones ya.

Pero no diga que va a «exigir a la comunidad internacional que ponga toda su fuerza para que Israel cumpla con las leyes internacionales». Porque eso ya no basta.

Pedir que «cumpla con las decisiones internacionales», sin mencionar mecanismos efectivos como sanciones, boicot o la ruptura de relaciones es, en el mejor de los casos, ingenuo y, en el peor, una forma de blanqueo. Es muy doloroso que en espacios que se dicen solidarios con Palestina, el discurso siga siendo tan tibio.

Hay palabras que lo dicen todo por su ausencia. Cuando un Estado arrasa hospitales, mata a miles de niños, bloquea la ayuda humanitaria y bombardea a refugiados, pero quienes se dicen aliados de la causa palestina no se atreven a pronunciar «sanciones» o «ruptura de relaciones ya», entonces el compromiso es de cartón piedra. Cuando el verbo más fuerte que encuentran es «pedir», y lo dirigen además a una entelequia llamada «comunidad internacional», ¿qué se espera que ocurra? ¿Un milagro diplomático?

La «fuerza» que se exige, es simple y llanamente aislar de todas las formas posibles a Israel. Y aislarlo significa lo que muchos no se atreven a decir: exigir a nuestros gobiernos la ruptura total de relaciones diplomáticas, militares y comerciales. Significa también exigir a nuestras empresas y universidades cero comercio, cero colaboración, cero normalización, con un régimen que comete crímenes atroces a la luz del día.

En Euskal Herria se sigue colaborando con el régimen sionista, como si lo que ocurriera en Palestina fuera una catástrofe climática. Y esto, por muy doloroso y difícil que le resulte a nadie, es complicidad.

Y a esas fuerzas y sindicatos solidarios con la causa palestina, les exigimos que actúen ya: desde las instituciones, presionando a los gobiernos para que rompan relaciones; desde los sindicatos, señalando a las empresas colaboracionistas, exigiendo el fin de los acuerdos, de los negocios, del silencio. Y en los espacios que se dicen solidarios con Palestina, esa voluntad se debe traducir en acción concreta, no en rodeos ni declaraciones edulcoradas. Es demasiado tarde para tibiezas y equilibrios. Es demasiado grave para seguir calculando costes políticos o mediáticos.

La manifestación del sábado pasado reunió a miles de personas en Donostia, en una clara muestra de solidaridad con el pueblo palestino y en clara repulsa al genocidio que está perpetrando Israel ante la complicidad de esa comunidad internacional a la que se interpela. Pero no basta con mirar horrorizadas las imágenes. No basta con compartir una bandera. No basta con condenar en abstracto.

La solidaridad real exige compromiso político real y exige actuar.

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