Economía y gasto militar
En los últimos meses se está planteando el incremento de los gastos militares. La excusa es responder a la posible invasión de Rusia y poder hacer frente a otras amenazas. Mi propósito es analizar que supone el gasto militar, fundamentalmente, desde un punto de vista económico. Aunque, como todo lo que sucede en nuestra sociedad, también es necesario una visión más amplia. Para una comprensión global se debe examinar desde un punto de vista sociopolítico. En este caso, verlo desde una perspectiva de análisis del imperialismo, con el que el gasto militar está íntimamente unido.
El capitalismo surgió con violencia
No debería sorprender el uso de la violencia por el capitalismo. El capitalismo nació y surgió utilizando la violencia. En Inglaterra los terratenientes decidieron utilizar sus pastos y tierras al uso de la ganadería, la producción de lana criando ovejas. El motivo de ello es que tal actividad era más rentable que su cultivo para la obtención de los diversos productos agrícolas. Ello supuso la expulsión de numerosos agricultores que hasta ese momento tenían esas tierras alquiladas a sus propietarios y vivían de los productos que cultivaban en ellas. Es lo que Marx llama «cercamientos» y describe en "El Capital" con la denominación de «acumulación originaria». Los agricultores son expulsados para que en esas tierras sean dedicadas a la ganadería. Esta expulsión de agricultores generó gran cantidad de pobres, personas que no teniendo otros bienes m tenían donde trabajar por haber sido expulsados de su trabajo habitual.
Este proceso no solo tuvo lugar en Inglaterra, sino que en nuestro entorno también sucedieron hechos similares. En Bizkaia la oligarquía surgió al ir acaparando, en momentos de crisis, tierras que los baserritarras ofrecían para conseguir préstamos en momentos de dificultad económica. Mediante la violencia financiera, los mayores terratenientes se fueron haciendo con la propiedad de más tierras al ser sus propietarios incapaces de hacer frente al pago de esos préstamos. En Nafarroa, a principios del siglo XX, con los liberales en el poder, se privatizaron numerosas tierras que eran comunales, de uso y explotación de todos los habitantes. En la Zona Media, comarca de Tafalla, ello originó numerosas movilizaciones y revueltas. Llegaron a producirse varios muertos de los participantes en estas protestas.
Como ya es conocido, en el imperialismo, también utilizaron la violencia para la conquista de las colonias. El objetivo era la apropiación de las materias primas y riquezas de tales territorios. Las potencias capitalistas no dudaron en utilizar la violencia, por medio de matanzas, y de la destrucción de las industrias locales. En algunas ocasiones llegaron a realizar genocidios entre la población de las colonias. Inglaterra destruyó la industria textil de India, facilitando así su exportación de los productos textiles realizados en Inglaterra. Después de la Segunda Guerra Mundial, tuvieron lugar las guerras de Corea, Vietnam, Argelia, Cuba, Irak, Afganistán, entre otras muchas.
En este momento no nos podemos olvidar del colonialismo y el genocidio que está teniendo lugar en Palestina. Israel se está apropiando de las tierras de los palestinos, llegando a exterminar a la población de tal territorio. El Estado de Israel lo lleva haciendo desde su creación en 1948.
Aportación del gasto militar a la economía
El primer aspecto a destacar del gasto militar es que los bienes producidos, las armas, ni incrementan el consumo de la población, ni son bienes de equipo, maquinaria, que permitan incrementar la capacidad de la producción. Ni incrementa el consumo de bienes ni posibilita aumentar la producción de bienes de consumo por medio de maquinaria más eficiente.
Por ello, es un sector que no genera nuevos recursos para incrementar el bienestar de la sociedad. Por el contrario, es un sector que consume recursos generados en otros sectores. La producción de sillas o trenes, incrementa el valor de lo bienes existentes en la sociedad. Permitan que nos sentemos y descansemos en las sillas, o que viajemos en los trenes. La producción de armas no sirve para el bienestar de la población. La producción militar consume recursos generados en otras producciones. Dado que consume recursos lo que se destine a gasto militar reduce lo destinado a gastos sociales.
Puede haber empresarios y Estados que ganen dinero por ello. Los empresarios del sector y Estados que venden armamento pueden ganar dinero con esta actividad. Pero al ser sus clientes otros Estados, desde un punto de vista global de la economía mundial, sigue siendo cierto que no se incrementa la riqueza global. No se incrementan el nivel de recursos mundial, sino que simplemente el mayor valor producido en otros sectores, se reparte de forma distinta. Si alguien consigue un beneficio con la producción de armas, es porque absorbe recursos generados en otras producciones de bienes, no porque haya generado nuevos recursos.
Es un gasto que no incrementa los bienes disponibles para su disfrute por parte de la población. Por ello, es un gasto, que desde la perspectiva económica solo se puede calificar de improductivo.
En general la intervención del Estado es improductiva. La única excepción es las empresas de titularidad estatal, en las que el propio Estado actúa como capitalista. Pero, los gastos sociales, educación, sanidad, enseñanza, desempleo, etc., benefician a la población en general. Las ayudas y subvenciones a empresas y capitalistas suponen la socialización de pérdidas y la privatización de beneficios. La diferencia del gasto militar es que ni aumenta el consumo ni crea medios de producción.
¿A quien beneficia el gasto militar?
La producción de armamento es la construcción de bienes destinados a su destrucción. Si no se usan se acaban convertidos en obsoletos, anticuados y se deben destruir. Si se usan causa destrucción, tanto de personas como de bienes materiales. Ninguna de estas dos posibilidades puede valorarse positivamente.
En un siglo el número de víctimas civiles como consecuencia de las guerras ha sido bestial. El porcentaje de las víctimas civiles se ha incrementado enormemente, como consecuencia del poder destructivo del moderno armamento. El ejemplo extremo de ello son las bombas atómicas.
La destrucción se centra en los trabajadores y la población en general. La élite de la sociedad se protege y resulta menos afectada en los conflictos bélicos. Disponen de medios para protegerse o escapar a las zonas más seguras. Por ello, desde el punto de vista de la sociedad en general solo se puede calificar como negativo el uso del armamento militar.
El gasto militar está íntimamente relacionado con el imperialismo. Las potencias imperialistas, si no es suficiente con la presión económica y política, llegan a utilizar su fuerza militar para dominar y que los países de la periferia, más débiles, hagan lo que el centro desea. Normalmente el objetivo de ello suele ser apropiarse de materias primas necesarias para el centro. La invasión de Irak, basándose en la mentira de las armas de destrucción masiva, buscando el petróleo, es un buen ejemplo de ello.
La militarización, en la práctica, significa, en política interior, un incremento de las políticas reaccionarias. Se combate las opiniones discrepantes y se persigue toda disidencia y desacuerdo con la militarización. Se aprovecha la situación de guerra para combatir el internacionalismo proletario y las luchas pacifistas. Esto ha sido así, desde la lucha contra los opuestos a la guerra en la I Guerra Mundial, hasta el aprovechamiento de la guerra de Ucrania para implantar el neoliberalismo en Ucrania y combatir las posiciones de izquierda.
Las posiciones militaristas solo han servido para endurecer las posiciones políticas más reaccionarias e incrementar el neoliberalismo. Este neoliberalismo, dominante en las últimas décadas, solo ha ocasionado aumentar las desigualdades sociales. Mientras los sectores inferiores de la sociedad cada vez tienen menos porcentaje de los ingresos y la riqueza globales, este porcentaje registra un gran incremento en el 1% de los más ricos.
Al mismo tiempo, la rapidez que se busca en la producción de armamento, hace olvidar, tanto en su fabricación como en su uso, toda regulación medioambiental y toda precaución en la emisión de gases de efecto invernadero. Así mismo se prioriza la rapidez en la fabricación, lo que hace olvidar cualquier consideración de ahorro y de eficiencia económica.
Por ello si queremos una sociedad que combata la desigualdad social y que sea ecológicamente sostenible solo nos podemos oponer a la actual política de rearme que se observa en la sociedad.
¿Incrementa el empleo el gasto militar?
No se puede negar que el gasto militar y la mayor fabricación de armamento incrementa el empleo. Pero, sobre este tema, hay que hacer una observación, tan cierta como la anterior. La fabricación de armamento es un sector de alta tecnología. Para disponer de ventaja frente al enemigo es fundamental estar en posesión de la tecnología más avanzada. Lo contrario es estar en inferioridad de condiciones. Por ello, con la misma inversión, la creación de puestos de trabajo es muy inferior en el sector militar que en otros sectores. Estudios empíricos realizados demuestran que con la misma inversión la creación de empleos en sectores como la enseñanza o la sanidad, es más de tres veces superior al sector militar. En otros sectores, como la producción de energías renovables, la creación es también muy superior al que tiene lugar en la industria militar. Por ello, el argumento de la creación de empleo es tan solo la excusa para justificar el gasto militar. Si el objetivo fuera la creación de empleo la inversión en otros muchos sectores económicos crearía bastantes más puestos de trabajo.
Conclusión
Por todo ello en la opción de «cañones o mantequilla» es mejor elegir la mantequilla, aquellos productos y servicios que beneficien a la mayoría de la sociedad e incrementen su bienestar.
Las diversas clases de la sociedad se mueven por intereses sociales. Las razones y las buenas ideas no son suficientes para conseguir los fines que se persiguen. Por ello, es fundamental, conseguir la mayor movilización posible contra la actual política de rearme. Es el único medio de evitar el incremento de las desigualdades sociales y el deterioro medioambiental y ecológico que ocasiona el mayor gasto militar. El objetivo es la consecución de una sociedad que ponga la prioridad en la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la población y no en obtener la máxima ganancia económica de unos pocos capitalistas.
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