Jokin Revilla González
Jubilado como subalterno del Ayuntamiento de Bilbao

El agua es un derecho humano

El Consorcio de Bizkaia funciona como una empresa privada, tiene poca plantilla propia, privatiza servicios, incluido el control, y adjudica las grandes infraestructuras a empresas amigas.

El pasado día 6 de octubre, a las 7 de la tarde, Goizalde Kultur Elkartea programó la proyección de "Monopolia, Agua: Negocio y Poder Político" cuyo guionista y director es Ricardo Gamaza. Se realizó en Arroka Herri Tailerra, en la plaza de Bilbo Zaharra, y la sala estuvo llena. La visión del documental me impresionó y me removió las entrañas. Sí, porque el tema del agua siempre lo he tenido muy presente. Me explico.

Nací en 1946 en un pequeño pueblo del sur de la provincia de León. En aquellos años no había agua corriente, ni WC, ni ducha… Había un pozo en el corral de donde se sacaba agua para lavarnos y regar. Esa agua no era buena ni para beber ni para cocinar. Teníamos que ir a cogerla a una fuente. Así estuvimos durante muchos años.

A los dos años de edad me llevaron a vivir con unos tíos a la villa de Mansilla de las Mulas. Por Mansilla pasa el río Esla, afluente del Duero. Era un río potente que no estaba regulado por ningún pantano. Muchos años después se hizo el pantano de Riaño, que lo regula. Pues, a pesar de tener río, las casas no tenían agua, ni WC, ni ducha… Se buscaba el agua en las fuentes.

Con estos antecedentes, para mí el agua siempre ha tenido mucho valor. Hoy es el día que al abrir el grifo me sorprendo de que salga agua y que la pueda beber. Porque hoy día hay en el mundo millones de personas que no disponen de agua potable. Se habla de que es un bien escaso y de que las grandes empresas y monopolios llevan tiempo acaparando agua, ya que es un negocio seguro, que da importantes ganancias. Por todo esto, al ver el documental tenía todos los poros abiertos. Y tengo que decir que lo absorbí en su integridad.

"Monopolia" nos muestra a las claras cómo en Bizkaia existe el llamado Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, formado el año 1967 por 19 municipios y la Corporación, ya desaparecida, del Gran Bilbao. Este consorcio lo constituyeron para «la instalación y gestión de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento en red primaria», así figura en la página web del Consorcio. Desde la transición ha estado siempre dominado por el PNV, y ha intentado, por todos los medios, que los pequeños consorcios de otras zonas de Bizkaia, o ayuntamientos, que tenían agua propia, se integraran en él. Pero esto lo ha hecho el Consorcio de Aguas, ayudado por la Diputación, de forma mafiosa. Sí, porque mafia es cortar todo tipo de ayuda, o querer que algunos ayuntamientos se hagan cargo de infraestructuras muy superiores a las necesidades de sus pueblos, y todo por no querer integrarse en dicho Consorcio. Esto queda muy claro en el documental. Analiza varios casos, como el del pequeño pueblo de Arakaldo, que tiene recursos propios. Otro caso simbólico es la rebelión de Karrantza, pues al perder la alcaldía el PNV el Consorcio le está tratando, por todos los medios, de ahogar con multas, negándole subvenciones porque no quiere integrarse en dicho Consorcio. Karrantza ha recurrido judicialmente y eso tiene sus consecuencias, como que en la última gran sequía ha tenido que recurrir a Cantabria para tener agua suficiente para sus habitantes y para su numerosa ganadería.

Otro caso sangrante es el de Busturialdea. Su Consorcio tenía deudas, pero al entrar de presidenta la alcaldesa del pueblo de Ea de EH Bildu, durante su mandato se sanearon las cuentas y dejó superávit. A pesar de esto el PNV, con sus manejos, logró integrar a Busturialdea en el Consorcio de Bizkaia, abandonando todos los recursos hídricos de la zona y todas las instalaciones que habían estado funcionando. El Consorcio de Bizkaia persigue el monopolio total del agua, pero no para potenciar los recursos hídricos que existen en Bizkaia, sino para que todo dependa de sus grandes infraestructuras para traer y distribuir el agua del pantano de Ulibarri-Ganboa, en Araba, y del de Ordunte, que está en Burgos. Esto es totalmente antiecológico y contrario a los intereses sociales. Así que, con esta tiranía, en Bizkaia llevamos muchos años pagando el agua mucho más cara que en Araba y en Gipuzkoa.

En el documental queda claro que el Consorcio de Bizkaia funciona como una empresa privada, tiene poca plantilla propia, privatiza servicios, incluido el control, y adjudica las grandes infraestructuras a empresas amigas. Ya lo dijo el señor Arzallus: «es lógico que nos ayuden las empresas, si les adjudicamos obras, pues saben que nuestras necesidades (del PNV) son muchas». Si Jordi Pujol y su gobierno cayeron por el 3% y por haberse enfadado con el PP, no sé qué pasará con el PNV, pero es público que en Vascongadas el tirón parece ser bastante mayor que el 3%, y que existe un gran clientelismo.

¡No se cortan para nada! El Consorcio compite con empresas privadas para licitar en otros países. En el documental aparece el caso de Uruguay, donde estaban el Consorcio, Acciona, Iberdrola… gestionando el agua. Estuvieron varios años haciendo y deshaciendo, utilizando el agua como auténtico negocio privado para sacar grandes ganancias. El agua era muy cara para toda la población. El Gobierno uruguayo se hartó de la prepotencia y chapuzas de estas empresas. Nacionalizó el agua y las echó a todas por actuar como auténticas aves de rapiña.

Todo lo anterior nos enseña: que el agua es un bien común de primera necesidad y un derecho humano reconocido así por la ONU; que los poderes públicos deben garantizar agua a toda la población; para ello, tanto la titularidad como la gestión, y su plantilla deben ser 100% públicas; que el agua nunca, y por ningún motivo, puede ser objeto de especulación y/o negocio, privando aparte de la población de este derecho humano; que se deben aprovechar todos los recursos acuíferos y cuanto más cerca estén de la población mejor, así el agua será más barata; que para garantizar que se cumpla todo lo anterior, y se acabe con tanta especulación y privatización debe aprobarse de inmediato una ley del agua. Ley que debe asegurar la participación, en todas las estructuras, de las personas afectadas y de las organizaciones a favor de lo público y de la ecología para conseguir que el agua sea de verdad un derecho humano, ahora y siempre para toda la población.

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