Ibon Cabo Itoiz

El deporte: filosofía o internalización del negocio

Ante la internalización del deporte hay que trabajar para cultivar lo local. Una etapa es efímera, los rastros de un equipo perduran generación tras generación

El deporte necesita de referentes entre la población practicante o simplemente entre las y los espectadores. No hay modalidad de éxito y de fama que se precie que no tenga un mínimo de canales de televisión detrás y un número de exitosos deportistas al frente.

Esto arrastra de por sí a políticos, periodistas y gente de mal vivir. Todo el mundo quiere una foto o un evento al lado de alguien que a los ojos de la gente este identificado con una serie de valores: éxito, seriedad, caballerosidad, superación, trabajo en equipo… muchos de los valores de la filosofía de vida moderna coexisten alrededor del deporte.

En los últimos días nos han comunicado desde el Gobierno Vasco y Elkargo de la intención de dos de las tres principales autoridades de Euskal Herria de querer traer la salida del Tour de Francia y de querer contar con alguna etapa más en nuestro territorio. Así el ciclismo se convierte de nuevo en esperanza tras algunos años de frustración. Aún así, no puedo evitar hacerme la pregunta, ¿es este intento un nuevo caso de internalización del negocio o de recuperar nuestra filosofía deportiva de pueblo?

El coste de traer el Tour oscila según el medio entre los 650.000€ y los dos o tres millones en función de diversas variables. En su momento, cuando el equipo ciclista Euskaltel Euskadi estaba en la élite y acumulaba éxitos, la marea naranja invadía literalmente las faldas de los Pirineos. Con el cambio de gobierno y la llegada del PSE a la dirección de deportes, el Euskaltel cambió de filosofía. Así un equipo que representaba a una tierra se convirtió en uno más y despareció. Surgieron después algunos intentos de recuperar ese espacio como lo ha sido el recientemente desparecido Euskadi Murias. Finalmente, vuelve a ser la Fundación ciclista Euskadi quién se pone al mando del proyecto y tratará desde la segunda división de llegar a tiempo para la posible llegada del Tour.

El pacto bilateral Urkullu Etchegaray revela que el deporte si es filosofía de Estado. Sin embargo, hay formas y formas de afrontarla. Hay quién pretende hacernos creer que un evento de uno, dos o tres días es parte del motor económico de un país y hay quienes creemos que los eventos deportivos deben ser fruto de la política deportiva que hay detrás. En toda la exposición mediática hay un territorio que ha quedado fuera: Nafarroa. Es muy significativo que tanto en la presentación del intento como desde el gobierno foral de la comunidad no haya habido ni una sola mención al evento. Así es como lo que debería ser política de estado se queda en un segundo plano.

El deporte es indiscutiblemente uno de las expresiones culturales de un pueblo. La falta de referencias en este ámbito desde la caída de Euskaltel Euskadi es un hecho también. El deporte de élite y el patrocinio público son inseparables pues el patrocinio privado está parado en toda Euskal Herria. Sin embargo, gastar para no cultivar como si diera igual traer ciclismo que toros es pan para hoy y hambre para mañana. Euskal Herria necesita de nuevo un equipo en la élite deportiva con corredores nacidos o formados en los siete herrialdes. Un equipo masculino y otro femenino para más señas.

Así pues, ante la internalización del deporte hay que trabajar para cultivar lo local. Una etapa es efímera, los rastros de un equipo perduran generación tras generación y crean marcas blancas que nos identifican y nos ayudan a sobrevivir ante un mundo cada vez más extraño. Nuestros influencers deben estar en nuestra propia idiosincrasia. Que no se olviden en Elkargo también de esto.

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