Alfredo Ozaeta

El olvido vs su victoria

No cabe ninguna duda de que tanto la historia como los hechos, experiencias, acontecimientos, episodios vividos o trasmitidos por terceros juegan un papel importante en el pensamiento de las personas y en el formateo de sus conciencias. Estamos hablando de la importancia de la memoria para procesar lo sucedido, lo que cada cual pueda recordar o de lo que, de forma objetiva, se haya podido o le hayan podido informar. Sabido es que hay que apelar a la razón, buena voluntad e interés en conocer la verdad, no solo la propia, para pulir las aristas y dobleces que la percepción individual o parcial visión de cada cual pueda condicionar su objetividad.

Claro está, que para ello es absolutamente necesario la ausencia total de prejuicios y una auténtica libertad de expresión que dé cabida a todos los intervinientes y testigos de lo vivido y sucedido durante el tiempo objeto de examen. Solo y únicamente de esta manera podremos de forma objetiva contar con los elementos para el análisis y compresión, o no, de situaciones acaecidas a lo largo de la historia en la conformación de la identidad y conciencia de los pueblos y sus pobladores
Sin olvidar, que todos los acontecimientos tienen un origen o punto de partida. Incluso en los que pudiéramos considerar iniciados por generación espontánea. También en ellos se dan causas y argumentos que propician y facilitan, e incluso en muchos casos justifican, la sucesión de determinados acontecimientos.

Partiendo de estas premisas, junto con la imprescindible aportación de la memoria inclusiva de todos los actores e incluso espectadores sin ningún tipo de distinción, privilegio, veto o censura, podremos iniciar el camino para la construcción de un relato real y objetivo, que lejos de excluir consiga incluir a toda la sociedad y ayude a entender el porqué de los hechos relatados.

Desgraciadamente, ello no está la en la agenda de los poderes. Ni es su intención conseguir un relato veraz e incluyente, más bien todo lo contrario. Siguen instados en su visión medieval de encuadre de conflictos en vencedores y vencidos. En ningún caso a su solución mediante la corrección de las causas que los originaron y la prevención de posibles futuras replicas.

Y con este criterio y perspectiva no es de extrañar que personajes en el papel de virrey para estas díscolas colonias ordene y presione a los ayuntamientos para retirar las páginas memorialistas que, con todo rigor y respeto, para sí lo quisieran ellos, han elaborado sociedades civiles de ciencias, fuera de la más mínima sospecha de cualquier tipo de sesgo interesado o partidista, para ponerlas a disposición de entidades públicas y sus ciudadanos como aportación pedagógica y elemento de conocimiento o reflexión.

La soberbia e insultante parcialidad de estos poderes genera dudas acerca de la validez de su aportación para la construcción de un relato veraz e inclusivo. Obvian sus responsabilidades en los conflictos, ocultan su participación directa en la comisión de asesinatos y víctimas, en la utilización de fondos y del dinero de todos los contribuyentes para la creación de grupos terroristas, el soborno y chantaje a terceros países para colaborar en la represión, y un largo etcétera de todo tipo de acciones contrarias a cualquier estado de derecho y a la búsqueda de soluciones reales que no impliquen sufrimiento para la sociedad.

Eluden mencionar e investigar las torturas ejercidas a miles de ciudadanos vascos y de otras nacionalidades. Torturas profusamente denunciadas por organismos internacionales y negadas por los cuerpos policiales, autoridades y políticos españoles o autonómicos y por los jueces que supuestamente deben velar por los derechos de todos los ciudadanos. Jueces, políticos y torturadores cuyo silencio y complicidad ha sido generosamente recompensada con ascensos a los escalafones más altos de sus respectivos organigramas jerárquicos.

Su parcial y tendencioso esquema no admite, al más puro estilo franquista, otra versión que no sea la considerada en su manual, y este si existe y es de verdad: plan ZEN {zona especial norte}, y otros, ejemplos reales del todo vale contra el adversario u oponente político. Consistente en la negación de la existencia de un conflicto con claras e irrefutables motivaciones sociales y políticas, reduciéndolo a simple terrorismo.

Actualmente estamos asistiendo, campaña electoral, a otro vergonzoso ejemplo de manipulación del que parece ser es su mayor problema y la mayor preocupación de la sociedad (?). La demonización de candidaturas totalmente legítimas y legales, que desde sus falsarias atalayas del 78, los palmeros de la corrupta y pendenciera monarquía, junto con los defraudadores amigos de narcos y las bandas organizadas de vagos y maleantes fascistas en colaboración con los voceros bien engrasados de posibles, pero de nula cultura democrática intentan confundir a parte de la sociedad.

Qué lecciones de ética o moral pretenden dar los de la política de esconder debajo de la alfombra todo aquello que no desean que sea recordado, connivencia con regímenes dictatoriales fascistas, asesinatos, torturas, fraudes, corruptelas, 3 de marzo de Gasteiz, y un largo etcétera de sus múltiples fechorías.

Pero algo debe fallar en su ecuación cuando la versión de su parcial y tendencioso esquema de víctimas y victimarios requiere de ingentes cantidades de dinero a cargo de los presupuestos públicos para imponer estados de opinión a través de libelos, películas, edificios memorialistas, etc., donde únicamente se recogen su interesado relato.

No olvidar, conocer y dar a conocer la verdad, las circunstancias y las razones de episodios que hayan marcado épocas determinantes en la reciente historia de nuestro pueblo, además de una obligación, es la mejor contribución y homenaje a todas las víctimas. Por contra, la desmemoria es mejor aliado del impostor o tramposo.

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