Gontzal Fontaneda

El origen del machismo

Aquello fue la legalización el machismo: con la cantidad de opciones que tenía Dios, le impuso como señal precisamente la circuncisión. De esa manera, el pacto era solo con los hombres, y las mujeres quedaban excluidas del pacto.

El machismo no es de siempre. En la prehistoria todas las personas eran iguales, mujeres y hombres; todos colaboraban en todo, en la caza y en la pesca, en el cuidado de las criaturas y en la recolección de frutos.

Aquellas personas crearon la religión, un hecho comprensible producto de su ignorancia, no sabían qué era el sol ni la lluvia ni la muerte. Por ello inventaron las divinidades que manejaban todos los fenómenos: el Dios Sol, la Diosa de la Lluvia y el Dios de la Muerte.

Tras muchos miles de años descubrieron la agricultura y la ganadería. Trabajando la tierra y cuidando el ganado producían más que lo que consumían. A lo que sobraba le llamaron riqueza. Y la riqueza trajo la propiedad. Fueron los hombres quienes se hicieron con la propiedad, dueños de la riqueza, tierras y ganados, y por ello dueños de todo, hasta las mujeres pasaron a ser propiedad de los hombres. Al principio, seguro que se rebelaron las mujeres, pero es evidente que fueron sofocadas por los hombres propietarios.

Los hombres se hicieron dueños también de la religión y fundaron las iglesias, es decir, organizaciones a las que no podían pertenecer las mujeres, donde los hombres decidían las palabras de los dioses y las diosas. Así, no solo dominaban a las mujeres por la fuerza, sino que además les imponían el dominio masculino como si fuera voluntad de las divinidades.

Para legalizar su dominio sobre las mujeres, los hombres redactaron la Biblia. El libro del Génesis cuenta que Abraham hizo un pacto con Dios. Abraham le prometía que lo adorarían como su único dios. Dios por su parte daría a la estirpe de Abraham la tierra de Canaán y a él un hijo, aunque su mujer y él ya eran muy viejos. Dios le impuso a Abraham una señal del pacto (Génesis 17,10):

«Este será mi pacto, que guardaréis entre yo y vosotros y tu descendencia después de ti: será circuncidado todo varón de entre vosotros».

Aquello fue la legalización el machismo: con la cantidad de opciones que tenía Dios, le impuso como señal precisamente la circuncisión. De esa manera, el pacto era solo con los hombres, y las mujeres quedaban excluidas del pacto, ya que no tienen pene que circuncidar*. Los hombres son superiores porque pactaron con Dios y las mujeres son inferiores porque quedaron fuera del pacto.

Miles de años después cuenta esto también la Biblia, por si alguna mujer todavía dudaba del pacto (1ª carta de San Pablo a los corintios 14, 34-35):

«Vuestras mujeres callen en las asambleas porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos, porque es indecoroso que una mujer hable en la asamblea».


*No son lo mismo la circuncisión del pene del hombre y la ablación del clítoris de la mujer. Esta amputación que se les hace a las niñas es una salvajada que, además de producirles dolor y probables problemas sanitarios, condena después a las mujeres a no poder tener orgasmos. Menos mal que hoy en día existe cirugía para reconstruir el clítoris mutilado.

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