Iván Giménez
ELA

El sirimiri del cambio sigue regando a los de siempre

No hace falta irse a Grecia para darse cuenta de que cualquier gobierno tiene unos márgenes estrechísimos para aplicar políticas de justicia social. Otro día  hablaremos de cómo forzar y desafiar esos márgenes. No será fácil, pero al menos debe ser un objetivo político. De momento, hablaremos dentro de esos márgenes impuestos, a los que por aquí nadie desafía.

Ni la troika ni Montoro obligaban a Geroa Bai y a EH Bildu a regalar 220.000 euros por encima del presupuesto de Navarra a tres organizaciones nacidas al calor de ese régimen que tanto costó apear del Gobierno pero al que sigue llegándole liquidez para seguir funcionando a expensas del contribuyente. En el pleno parlamentario del pasado 16 de junio, unos alborozados UPN, PSN y PP sumaron sus votos a los de Geroa Bai y EH Bildu para subvencionar directamente a AJE-Asociación de Jóvenes Empresarios (100.000 euros), Fundación Navarra para la Excelencia (100.000 euros) y Amedna-Mujeres Empresarias (60.000 euros). 220.000 euros por encima del millón largo que ya se llevó la patronal CEN de las cuentas del Servicio Navarro de Empleo para 2016. Al menos Podemos-Ahal Dugu e Izquierda-Ezkerra tuvieron reflejos para oponerse a sostener el corralito foral con dinero público.

Esos 220.000 euros para la patronal se han salvado de los 22,7 millones de recortes que el Gobierno de Navarra anunció hace unos días: no se va a ejecutar lo presupuestado en Salud (mejoras en las instalaciones o ayudas para niños y niñas con parálisis cerebral), Educación (ampliación y construcción de nuevos centros) o vivienda social. Por contra, se da más dinero a la patronal y se blinda la ayuda pública de 1,25 millones para que el Arzobispado restaure la catedral. Y en este último caso incumpliendo resoluciones del Parlamento para garantizar el libre acceso de la ciudadanía y para condicionar las subvenciones a la recuperación de la propiedad de bienes públicos, registrados por la Iglesia en claro fraude de ley.

Como en el caso de la Iglesia, es importante recordar a quiénes se otorgó el otro día en el Parlamento esa ayuda. La Asociación de Jóvenes Empresarios ha defendido la imposición de un contrato laboral único con 8 días de indemnización, y su presidente llegó a criticar a los trabajadores de la educación o la sanidad por sus protestas contra los recortes en estos términos: «No entiendo de qué se queja esta gente; los empresarios nunca nos quejamos». Eso fue en 2011.

Para entonces, AJE ya era la titular de un Fondo Joven dotado con 3 millones de euros de capital público de cuya rentabilidad nunca más se supo. Lo que sí se sabe es que los tres miembros del consejo de administración de ese Fondo Joven se embolsaban dietas anuales de 102.346 euros. Además, el Gobierno de UPN les subvencionaba anualmente con 115.000 euros para su funcionamiento. Sin embargo, como el chiringuito no debía ir del todo bien, el Gobierno de UPN convirtió ese Fondo Joven en empresa pública bajo el manto de Sodena. Si hay ganancias son para unos pocos, y cuando vienen mal dadas, pagamos las pérdidas entre todos. Como se ve, un modelo de emprendimiento, concepto por el que UPN, PP, Geroa Bai y EH Bildu les otorgaron el otro día otros 100.000 euros.

Como se ha dicho, en ese pleno 60.000 euros fueron para Amedna (entidad integrada en la CEN) y 100.000 euros para la Fundación Navarra para la Excelencia. Su historia es curiosa, porque nació pública, como retiro dorado para viejos rockeros del régimen, como Ramón Bultó, muñidor de acuerdos históricos como el del IVA de VW cuando era director de Seat-Martorell, y luego consejero de Industria con Miguel Sanz. En 2014, el Gobierno de Barcina privatizó la fundación, mandando al paro a su último director, que buscó acomodo como candidato a la alcaldía de Pamplona en las filas de Ciudadanos…

Hoy, en el patronato de esta fundación figuran Viscofán, El Corte Inglés, Acciona, Gamesa, Hidrocantábrico, etcétera. Quizá por eso, el Gobierno de Barcina le intentó buscar un nicho seguro de negocio, y no se le ocurrió mejor cosa que proponerla como auditora de procesos de calidad para toda la Administración Foral. Era tan grande el bocado, y tan evidente el apaño, que no pudo llegar a buen puerto (en parte porque ELA se opuso, todo hay que decirlo, mientras algunos miraban para otro lado).

Hay tiempo y propuestas para enderezar el rumbo, recordando que el cambio político llegó porque la ciudadanía exigía un giro social con otra política fiscal y lucha contra los privilegios clientelares. Y para ello hace falta determinación…

En definitiva, mientras el chaparrón de los recortes sigue empapando a los mismos, el sirimiri del cambio continúa regando a los de siempre: patronal, UGT, CCOO, Iglesia y Opus Dei (será casualidad, pero desde la firma del acuerdo marco con la Clínica Universitaria, ya hay paz y seguramente para algunos, también gloria). Y los de siempre prefieren al Gobierno de siempre…

Como para desafiar a la troika o a Montoro.

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