Juan Mari Feliu Dord
Expresidente de la FNDMyE

El valle de Belagoa se queda sin refugio

La inesperada noticia ha causado un gran revuelo y desilusion en el mundo de la montaña y en el propio valle de Erronkari-Roncal. Una vez más esta zona de mayor altitud de la montaña navarra ha vuelto a la polémica, ahora ante el futuro incierto que espera a los numerosos usuarios que se acercan a las montañas de Belagoa. El refugio Angel Oloron, referente de los visitantes a lo largo de todo el año, no podrá contar ya con el proyectado nuevo refugio, situado en un lugar estratégico para quienes visitan esta amplia zona desolada y sin hábitat alguno.

El proyecto entregado por la FNDMyE (Federación Navarra de Deportes de Montaña y Escalada), cuando parecía que iba a ser admitido como asunto preferente en el programa interreg 2014-2010 POCTEFA, pero inesperadamente, este ente federativo con más de 10.000 federados en Navarra, no podrá garantizar la seguridad de un edificio adecuado para poder atender a los usuarios de la zona más visitada de la montaña navarra.

Desde la histórica campaña de «Salvemos Belagoa» de principios de los setenta, hasta ahora, se han producido obras como la del cuartel militar –pronto abandonado y en estado de ruina– y las de los centros de esquí nordico del Ferial y la Contienda. En este caso se impuso la redilimitación de la Reserva Natural para realizar este proyecto que ha dejado un claro impacto ambiental. Hay que resaltar además que la empresa Roncalia utiliza estos centros de esquí alrededor de dos meses al año y que bien podrian servir durante el resto del año como refugios o albergues. Pero están cerrados a cal y canto.

Fue ya en el año 1947 cuando desde el CD Navarra anunciaba en su boletín para socios, la necesidad de construir un refugio de montaña en la zona, siendo en 1964 cuando fructificaron los deseos de este club que culminaron con la inauguración en el año 1971. Desde entonces el Refugio Angel Oloron ha sido un referente de parada y fonda, de cobijo en caso de necesidad para poder transitar con cierta seguridad por espacios de montaña que requieren de un refugio donde acudir, cuando se está sobre todo lejos de lugares habitados.

En los Pirineos de Aragón, en los de Andorra o de Catalunya, y no digamos de los vecinos franceses, existe una magnífica red de refugios, entrelazados por senderos de todo tipo. Paradojicamente en nuestro caso, el refugio Angel Oloron, cincuenta años más tarde, dejará un vacío inexplicable para aquellos que transitan por el GR 11 de mar a mar, los que van de una vertiente a otra de la cordillera u otras variantes de senderos. La oferta turística del valle y por ende de la comunidad foral, tendrá pues, un déficit de calidad con la ausencia de este soporte imprescindible.

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