Gorka Díaz
Militante de la izquierda abertzale

Ertzaintza, «what is the question?»: convenio o modelo

La reciente irrupción, ¿desde la nada?, de la autodenominada asociación «Ertzainas en lucha» ha sorprendido en el conjunto de la ciudadanía vasca, incluyendo instituciones y medios de comunicación. Sin embargo, esto no debería sorprender tanto, ya que en las últimas elecciones sindicales los resultados nos indican que los sindicatos corporativistas (ERNE, ESAN, Euspel, SIPE) son los mayoritarios, con reivindicaciones similares, que solo pasan por mirar «que hay de lo nuestro» sin plantearse cómo podrían mejorar este servicio público por y para la ciudadanía teniendo en cuenta las nuevas realidades sociales, económicas y políticas.

En definitiva, ERNE, ESAN, Euspel y SIPE han asumido las demandas asindicales de esta «oscura asociación» que bebe de las doctrinas y tácticas ultras de Jupol y Jucil (Jusapol).

No hay un replanteamiento del actual modelo policial que sigue instalado en el ámbito de enfrentamiento y trinchera de posiciones de nuestro pasado reciente. A modo de ejemplo, entre las reivindicaciones de estos sindicatos figuran la mejora de materiales, la compra de furgonetas, de armas antidisturbios o vuelta a las pelotas de goma y un largo etcétera que no ponen en cuestión el actual modelo represivo de la Ertzaintza. En la actual coyuntura habría que poner encima de la mesa, por ejemplo, la «necesidad» de una Brigada Móvil de «gatillo fácil» o determinados comportamientos traspasan incluso la línea del delito de odio incompatible con la función pública. Recordemos que en Alemania han depurado y disuelto brigadas policiales enteras por sus vínculos con la derecha extrema.

La situación actual viene de una mala gestión por parte del Departamento de Seguridad que no ha querido hacer frente a una realidad auspiciada desde dentro que pasó por facilitar, desde la academia de Arkaute, la incorporación de agentes con un perfil «militarizado y corporativista» que no han interiorizado su función servidor o funcionario público. A ello se une un momento en el que se produce una masiva jubilación de sus «patas negras», incorporados en su día con el visto bueno del Batzoki correspondiente, los cuales controlaban, hasta ahora, toda la estructura del cuerpo.

Aun viendo lógica la cercanía de un evento global como el Tour como forma de presión para conseguir sus demandas laborales, la reivindicación de una subida salarial de 1.100 euros mensuales es percibida como un insulto al conjunto de la ciudadanía. Estamos hablando de equiparar el sueldo básico de un ertzaina (servidor público) al sueldo de un profesional médico de Osakidetza.

Si a ello unimos la interminable lista de malas prácticas que este cuerpo ha desarrollado en sus últimos tiempos: Cabacas, Tubacex, aplicación indiscriminada de la ley mordaza, desprecio al uso del euskara, protocolos insuficientes ante los casos de violencia de género, etc. Así, el distanciamiento entre Ertzaintza y ciudadanía vasca se ensancha aún más.

Ahora parece que hasta el lehendakari Urkullu se lleva las manos a la cabeza, pero es responsabilidad de sus últimos equipos (Beltrán de Heredia, Erkoreka) la de no atajar esta situación, empezando por la de no renovar en su día el convenio laboral y continuando por dar cobertura continuada al oscurantismo y a las malas prácticas policiales con su correspondiente pérdida de valores que van en detrimento de la cuestionada calidad democrática de la Ertzaintza.

Aunque se nos ha criticado duramente, solo desde el conjunto de la izquierda Abertzale y más concretamente desde EH Bildu, se ha reiterado la disposición para promover, en el conjunto de la sociedad vasca, un debate sincero sobre el Modelo de Seguridad Pública que hoy en día necesita nuestro país. Un debate sobre la Euskal Polizia (Udaltzaingoa, Ertzaintza, Policía Foral) que sea cercana, democrática y transparente, a la vez que eficiente ante los retos actuales y de futuro.

En definitiva, la realidad es tozuda y es urgente la revisión del actual modelo policial para que derive en la implantación de un Servicio de Seguridad Público que responda ante las necesidades que en el ámbito de la seguridad demanda nuestra sociedad.

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