José Luis Úriz Iglesias
Exparlamentario y exconcejal del PSN-PSOE

¿Es hoy más democrático pactar con EH Bildu que con Vox?

Navarra se cruza así en pleno laberinto del PSOE. ¿Habrá comportamientos de estadistas y con altura de miras?

Lo ocurrido el pasado miércoles 19 en la constitución del nuevo Parlamento de Navarra ha revolucionado al gallinero de la derechona, la de aquí y especialmente la de allí.

Que la situación diera un giro inesperado después de su alegría del sábado anterior con la constitución de los ayuntamientos navarros, les pilló absolutamente desprevenidos. Sólo había que ver el careto que se le quedó a una Inés Arrimada en la balconada de invitados, al darse cuenta que había hecho el viaje en balde y debía irse con el rabo entre las piernas.

Durante la elección de la mesa del Parlamento de Navarra el PSN elegía justo el camino contrario, apoyando al candidato de Geroa Bai para presidirlo y lo más relevante, permitía por omisión la llegada de EH Bildu a su mesa. Todo ello de manera legal, democrática y legítima.

En apenas 72 horas el PSN pasaba de ser para ellos un partido ejemplar y constitucionalista a un cómplice de los asesinos etarras. Aún la derecha española no quiere enterarse que ETA dejó de existir hace más de un año y que esa desaparición se produjo con la inestimable ayuda de quienes desde el seno de la izquierda abertzale colaboraron a ello, precisamente esos que ya integrados en el sistema democrático ellos intentan repudiar impúdicamente.

A partir de esa mañana convulsa del 19 de junio se producía un nuevo panorama aquí y de rebote también allí. La posibilidad de María Chivite fuera presidenta de Navarra con el apoyo de Geroa Bai, Podemos e IE más la abstención de EH Bildu se abría camino.

Quizás los votos (afirmativos y abstención) sólo le puedan llegar si se construye un gobierno de coalición PSN-Geroa Bai-Podemos-IE, con un programa que convenza a EH Bildu para su abstención, un gobierno que garantice que no existan más jugadas en el futuro.

Pero lo que resultaba más importante era que lo que había ocurrido en Navarra podía trasladarse a la hora de elegir a Pedro Sánchez, abría la posibilidad, ahora más cercana, del apoyo del PNV y la abstención de EH Bildu.

Para explicar este giro habrá que considerar la posibilidad de que sea producto del maquiavelismo de su gurú Iván Redondo.

Puede ser que a las tres posibilidades que Pedro Sánchez tenía abiertas para acceder de nuevo al poder; un acuerdo con C's extremadamente difícil pero no imposible, el apoyo o abstención de UPN y CC ahora eliminadas, o conseguir la abstención de ERC más compleja después de la jugada realizada en el Ayuntamiento de Barcelona y las decisiones del TS, haya añadido una tercera; la abstención de EH Bildu. Ellos y PNV suponen nada menos que 10 votos imprescindibles.

Recordar que la suma de PSOE, Podemos, PNV y Compromís dan 172 diputados y con la abstención de los 4 de EH Bildu más otros cuatro de ERC y JXCAT que no asistirán, hace que en contra podrían haber un máximo de 170. ¡Bingo!

Esto además abriría la puerta a ir considerando a EH Bildu como un partido plenamente normalizado y democrático, con el que se puede contar incluso con más coherencia que la derecha al apoyarse en Vox.

Parece evidente que desde la desaparición de ETA EH Bildu es un partido más integrado en nuestro sistema democrático que Vox y además en términos generales su ideario cada vez se parece más al de PSOE y Podemos, excepto lógicamente en el tema identitario.

Por eso la respuesta a la pregunta inicial es sí, pactar con EH Bildu hoy está mucho más legitimado democráticamente que hacerlo con VOX.

Pero conseguir su abstención no resultaría sólo un elemento puramente táctico para que Pedro Sánchez acceda al poder, también puede serlo estratégico dado que EH Bildu hace tiempo que ha elegido convertirse en la ERC de Euskadi y esa abstención le abriría una puerta definitiva para conseguirlo.

Con un PNV pragmático y dialogante, más una ERC y EH Bildu caminando por la misma senda, se abre una oportunidad única para que Pedro Sánchez de pase a la historia, como quien consiguió acabar con las tensiones centro-periferia heredadas de nuestra Transición. Sería una gran aportación al futuro del país.

Navarra se cruza así en pleno laberinto del PSOE. ¿Habrá comportamientos de estadistas y con altura de miras en ambos lugares?

Veremos qué ocurre los próximos días pero a día de hoy esto va pintando mejor, al menos para quienes apostamos por un gobierno de progreso y de izquierdas en Navarra y España. Aunque conviene no confiarse debido a la liquidez de la política actual en la que del negro se pasa al blanco con inusitada rapidez.

Veremos...

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