Froilán y la educación real
Según cuentan los cronistas de la Corte, «El emérito» en sus memorias se queja de la educación que el vasallo Marichalar ha proporcionado a su nieto Froilán de todos los Santos. Dando por hecho que, su hija, la Infanta Elena, madre del susodicho, no ha tenido nada que ver en la misma, pues ya se sabe que las Infantas, en su «ausencia» de los asuntos familiares, dejan que sus maridos cometan toda suerte de errores, puesto que, por ancestral tradición, estos son los destinados a ser las cabezas de turco de la Monarquía.
Es decir, escurre el bulto de explicarnos que a sus separatistas hijas, las educó él. Y también evita entrar en el tipo de educación que todos sus ancestros han recibido de sus mayores y adláteres. Él, que tan puesto está en los linajes coronados que le han permitido presentarse ante el pacato pueblo español como el «introductor» de la Democracia y engendrador de la «modélica» Transición, se ha olvidado de explicarnos el origen de la fortuna que le ha permitido esos rumbosos regalos de decenas de millones. Vean Vds. el remedo del Vídeo Promocional, de las sonadas «Memorias», realizado por el Gran Wyoming, en el que explica muchas de sus delictivas trapisondas. Además de divertirse, se enterarán de la falacia de los asertos reales.
EEllos,los monarcas, como se vio en Sanxenxo, «no tienen por qué» dar ningún tipo de explicaciones al pueblo sobre el que reinan o han reinado, ¡faltaría más, hasta ahí podríamos llegar! Ahora a los españolitos de a pie nos toca apoyar a la Monarquía comprando sus falaces memorias, para que ellos puedan mantener su «austero» tren de vida.
Don Benito Pérez Galdós, genio de los genios, y reconocido por toda suerte de historiadores, como entretenido y veraz autor histórico, nos cuenta en su Episodio Nacional n.º 40, titulado "La de los tristes destinos" (Isabel II), cómo era la educación que se proporcionaba al entonces Príncipe heredero, Alfonso XII, diciéndonos, al final del capítulo XIII las siguientes lindezas respecto a la educación real: «la educación del Príncipe, que no es educación, sino todo lo contrario, un sistema contra-educativo. Sus maestros le enseñan a ignorar, y cuanto más adelantan en sus lecciones, más adelanta el niño en el arte de no saber nada». Y al principio del cap. XIV añade las que a continuación reseño: «Para el modelado espiritual de nuestro Rey no hay en aquella casa más que un Cura teólogo y poeta, que tiene el encargo de administrar diariamente al Príncipe una dosis de Religión indigesta y de Moral abstracta que el pobre niño aprende a lo papagayo. Con escoplo y martillo, el don Cayetano va metiendo en el cerebro de Alfonsito sus lecciones. ¿Y estás qué son más que un conglomerado farragoso que se irá endureciendo y petrificando, masa inerte de conceptos sin sentido, que no dejará lugar para otras ideas si en su día quisieran entrar allí?» Que continúa así: «¿Qué substancia ha de sacar Su Alteza de esa ingestión de paja, en la cual van perdidos algunos granos de trigo? Bastaría para enseñar al Príncipe la Religión las cortas lecciones de un aya discreta y dulce... ¿Y qué me dices de ese furor para incrustar en la mente de Alfonso una moral teórica y formularia que el niño no puede entender? ¿No sería más eficaz enseñarle la Moral con continuos ejemplos y observaciones de la vida? Yo te aseguro que si el Príncipe no echa por sí mismo de su cerebro toda la paja y el serrín que le introduce con su labor de fabricante de muñecos, el Padre filipense, acabará por no tener religión ni moral: será un volteriano y un hombre sin probidad»...
Ese sistema de enseñanza real que refleja Galdós para el bisabuelo del Rey Emérito, es el imperante desde casi siempre para todas las Monarquías, pues hace ya siglos que son puros monigotes de quienes gobiernan de verdad: los poderes económicos y sus marionetas llamadas políticos. Y esos monarcas que lo saben, al no tener probidad ninguna, se dedican a las francachelas y trapacerías que les son propias. Aprenden a divertirse chanchulleando.
También otros sabios nos dicen cosas parecidas, así Bakunin en "Dios y el Estado": «Un hombre nacido en una sociedad de animales queda, con pocas excepciones, un animal; nacido en una sociedad gobernada por sacerdotes, se convierte en un idiota, en un beato; nacido en una banda de ladrones, será probablemente ladrón; nacido en la burguesía, será un explotador del trabajo ajeno; y si tiene la desgracia de nacer en la sociedad de los semidioses que gobiernan la tierra, nobles, príncipes, hijos de reyes, será, según el grado de su capacidad, de sus medios y de su poder, un despreciador, un esclavizador de la humanidad, un tirano».
Y así, el mismo D. Benito, citado antes, en el episodio anterior, resume la política de la siguiente forma: «La política, un arte culinario, no para dar de comer a los pueblos, sino para matar el hambre de cuatro vividores...».
Bueno... no les entretengo más, tengan Vds., amables lectores, unas ffelices fiestas solsticiales, y una buena entrada en el nuevo año solar, que empieza el día 22. Con suerte les toca un gordo.
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