Belem Grandal Pazos
galega residente en Euskal Herria

Galiza, ni nación atrasada ni pasiva ni sumisa. Respuesta a James Petras

En una reciente entrevista a James Petras realizada por Cx36, Radio Centenario desde Montevideo (Uruguay), lunes 22 de octubre: http://www.lahaine.org/index.php?p=64765 realiza este sociólogo, politólogo y escritor norteamericano un análisis, en relación con algunos resultados electorales de lo que él denomina ‘España’ hablando con escaso o nulo conocimiento de la realidad social, política, económica y cultural, es decir, de la identidad e idiosincrasia de algunas naciones que se integran a la fuerza dentro del entramado seudo-demócrata oligárquico-capitalista e imperialista que es el Estado español.

 

 

En un primer momento utiliza el término región en referencia a algunas de estas naciones sometidas al yugo imperialista español como son Galiza y Euskal Herria, comenzando así una serie de valoraciones y disertaciones someras, simplistas y poco o nada rigurosas, que desvirtúan y desnaturalizan multitud de aspectos esenciales para comprender a fondo y en todas sus vertientes la situación real que viven cada una de estas naciones insertadas a través de medios, en muchos casos violentos, en ese marco o ente extraño que se denomina Estado español.

 

Tendríamos primero que relatarle con todo detalle la historia de nuestras naciones. La creación de un Estado, el español, en base a guerras de conquista y actos violentos. La historia del surgimiento, existencia y desarrollo de dichas nacionalidades hasta llegar al momento actual, mucho antes del surgimiento de los EEUU, aunque sin mencionar a todas esas poblaciones autóctonas, originarias americanas que fueron exterminadas para introducir esa «gran civilización moderna occidental» con gran productividad y elevada teconología. Pero esto sería muy extenso y creo mejor que un sociólogo, politólogo y escritor de tal prestigio, tendría que, antes de expresar argumentos con gran falta de rigurosidad, documentarse para evitar en próximos análisis utilizar fórmulas estereotipadas y vacías de contenido real, que piensa, pueden ser extrapolables a cualquier país, sin rigor científico y sociológico alguno.

 

No voy a hablar aquí sobre una valoración del todo errónea del resultado de las elecciones en Euskal Herria, porque no me corresponde a mí, sino a los que se consideren afectados por dicho análisis, por otra parte, bastante distorsionado. Pero si, hablaré de Galiza, porque soy directamente afectada por su análisis deformado y que distan mucho de concordar con la realidad en la que vive y se desarrolla nuestra nación.

 

Considero casi un insulto a la inmensa mayoría de galegas y galegos y a sus clases trabajadoras que luchan con todas sus fuerzas día a día para cambiar un sistema económico y político criminal que desde el Estado centralista e imperialista nos impone, nos domina, oprime y explota , a pesar de ser altamente productivo, tecnificado y «modernizado» fuera de nuestra nación, como afirma Petras.


Eso sí, una productividad y crecimiento capitalistas que considera indispensables para hablar de modernidad, con un crecimiento exponencial y constante que destruye el medio ambiente, su ciclo vital, aniquila sus recursos naturales, destruyendo asimismo al ser humano, incluso neutralizando su inteligencia, convirtiéndolo en un mero objeto, alienando su mente para dirigirla únicamente hacia el monstruo consumista de toda esa productividad y alta tecnificación. Y a esto le llama Petras modernidad y país desarrollado…?

 

Pero, para alcanzar dicha tasa de productividad e incluirnos en la categoría de «modernidad», no olvidemos que el sistema capitalista nos esclaviza por un salario mísero y unas condiciones laborales que nos retrotraen a las del S.XIX, además de no ser repartida tal productividad equitativamente entre la clase trabajadora, sino entre dichas oligarquías ociosas, financieras y económicas y, si acaso, algunas migajas van a parar a las manos de sus monigotes políticos, si cumplen con los mandatos y deberes dictados por dichas oligarquías.

 

No sé que entiende Petras por región «más atrasada», pero creo que se equivoca al utilizar con tanta ligereza ese término. Es cierto que no poseemos el nivel de industrialización de algunas otras zonas del Estado. Pero, esto es así, porque el Estado centralista e Imperialista español ha promovido y fomentado el desarrollo industrial de unas zonas en detrimento de otras, impidiendo así, a Galiza, con sus riquezas naturales y grandes potencialidades y capacidades humanas poder desarrollar una industria propia y autóctona al servicio de la inmensa mayoría de la población, es decir, de su clase trabajadora, repartiendo los beneficios de una buena productividad, basada en la sostenibilidad de sus recursos naturales y de su medio ambiente y al margen de un sistema capitalista que sólo busca crecer exponencialmente para atesorar más y más riquezas, más y más beneficios económicos en manos de una élite de poderosos, y que algunos, suelen llamar civilización moderna, dinámica y altamente tecnificada.

 

En lo que se refiere a sanidad, educación, servicios sociales, infraestructuras, y tecnificación, podemos decir que el nivel es similar al resto de las otras naciones y comunidades autónomas de este Estado. De hecho poseemos unas buenas Universidades y Centros de Estudios Profesionales, en las que se forman jóvenes que luego emigrarán o serán cooptados para aplicar y desarrollar empíricamente toda su formación en Centros de Investigación, Universidades, o Centros de trabajo extranjeros, bien españoles, bien europeos.

 

En cuanto a la esperanza de vida de la que disfruta nuestro país, es similar a la del resto del estado, de hecho Galiza, posee una población envejecida y con una esperanza de vida de 82,2 años, muy por encima de la media de los EEUU y de muchos otros países occidentales.

Entonces… ¿Dónde se halla ese atraso del que habla Petras? ¿En esa baja industrialización, fomentada y promovida por un gobierno centralista que nos impone una realidad extraña a nuestra existencia, una realidad que no deseamos, pero que, en muchos casos, nos impide tomar decisiones sobre nuestro presente y nuestro futuro en libertad, fuera de las cadenas que nos atan desde el Estado español y desde el sistema capitalista…?

Cierto es que existe la creencia popular, allá, desde la lejanía, de que nuestro pueblo es pasivo y no lucha, pero nada más lejos de la realidad. Hay que hacer valoraciones objetivas y con todos los datos que podamos conseguir, urgar en la memoria del pasado lejano y más reciente para no recurrir a valoraciones simplistas, tópicos y odios hacia un pueblo que lleva muchos más años que Euskal Herria y Cataluña siendo oprimido, negado, silenciado, por el mero hecho de querer mantener y preservar su idiosincrasia, sus valores sociales y culturales, es decir, su signos identitarios intactos y siendo ocultados muchos conflictos, movilizaciones y afrentas en que ha participado la clase trabajadora de este país, enfrentándose directamente a aquellos que quieren someternos, asimilarnos y aniquilarnos como pueblo, como nación que somos.

 

A pesar de todos los obstáculos, después de más de cinco siglos, aquí seguimos perpetuando y preservando nuestra sociedad, nuestro modo de vida, nuestra cultura y nuestra lengua, después de múltiples intentos asimiladores.

 

Y, a través del tiempo hemos luchado, luchamos y lucharemos como sucedió con el régimen dictatorial franquista, cuando Franco y sus secuaces terroristas, a pesar de no existir aquí frente de guerra, porque no había medios materiales ni armas para enfrentar a los sublevados, se desarrolló en Galiza, siguiendo las palabras del historiador Velasco Souto «una auténtica güerra de exterminio contra civiles desarmados, contra todo aquello que simbolizase o evocase el régimen democrático republicano nacido en abril de 1931». Miles de personas(mujeres y hombres) sufrieron golpes contundentes en nuestra nación siendo perseguidas, torturadas, encarceladas, exiliadas, o asesinadas por luchar contra la barbarie franquista.

 

De hecho, se formaron guerrillas desde los primeros instantes de la sublevación militar, unas integradas en la federación de guerrillas de Galiza-León y la otra que formó parte del Exército Guerrilleiro, integradas tanto por hombres como por mujeres, muchas de estas con gran valentía y osadía por su parte tomaron las armas y participaron en enfrentamientos directos contra los fascistas. Otras, la mayoría, se ocupaban de ser enlaces, pasar información, víveres, suministros o armas, siendo muchas de ellas encarceladas, torturadas, vejadas, violadas y hasta asesinadas con sus hijos en sus vientres. Guerrillas que resistieron en nuestros montes hasta los años 50.


Pero, a pesar de todo este sufrimiento, durante toda la posguerra, muchos trabajadoras y trabajadores, sobre todo maestras, maestros, funcionarios de correos etcétera, y otros…Tanto pertenecientes a organismos públicos como empresas privadas fueron represaliadas/os y depuradas/os por defender la legalidad republicana o ser hermanas, hermanos, madres, padres o esposas de los luchadores por la libertad y contra el fascismo.

Las cunetas de Galiza siguen estando repletas de luchadoras y luchadores asesinados, siendo testigos de estos crímenes los propios criminales fascistas y el silencio de una noche oscura en que la luna se ahogaba en lágrimas de sangre.

 

Casos como el de Henriqueta Outeiro, Antonia Rodríguez, Clarisa Rodríguez , esta última violada y asesinada que portaba en su vientre a un bebé, y Consuelo Rodríguez son ejemplo de la participación de la mujer en la guerrilla, aunque estas son una pequeña muestra de muchas otras que han dado sus vidas en la lucha por una sociedad justa. Y qué decir de Benigno Andrade ‘Foucelhas’, Manuel González ‘O Fresco’, e imnumerables guerrilleros, que inundaron de fuerza, honor y valentía una Galiza que nunca se resignó, ni se resigna, ni se resignará y que, si ha resistido más de cinco siglos seguirá, no sólo resistiendo, sino, en esta época de crisis sistémica, con certeza, alcanzará el punto álgido en el que deba asumir un compromiso claro y firme, decidiendo por sí y para sí un presente y un futuro en libertad e igualdad para todas las galegas y galegos. Con el convencimiento de que la única salida es la transformación total de esta sociedad, una catarsis imprescindible para construir un nuevo rumbo, un nuevo tiempo, una nueva historia, una nueva sociedad, un nuevo ser humano.

Represaliadas y represaliados, depuradas y depurados l@s hubo a lo largo de toda la posguerra, y qué decir de los conflictos sociales y laborales de fines de los años 60 y 70 en Vigo, que causaron, no sólo muchas detenciones y encarcelamientos, agresiones, torturas, sino también crímenes sanguinarios por parte de las fuerzas represivas dirigidas por los gobernantes franquistas y fascistas, como Manuel Fraga, galego sin lustre e indigno que ordenaba impunemente cargar contra el pueblo trabajador a costa de muchas vidas humanas.

 

Ya en 1970, cuando las movilizaciones alcanzaron su punto álgido por toda la geografía del Estado, Galicia no quedaría atrás. Es así que el 10 de marzo de 1972 en la ciudad de Ferrol, trabajadores de Bazán se manifestaban para exigir mejoras de las condiciones laborales, y salariales, con 42 horas semanales de jornada, un mes de vacaciones, readmisión de los despidos por motivos políticos y algunas otras peticiones… En el marco de las marchas que se desarrollaron se produjeron los asesinatos de Amador Rey y Daniel Niebla, además de otros heridos de bala, y numerosos detenidos y despedidos.

 

También en Vigo se produjo un conflicto socio-laboral de grandes dimensiones que culminó con una huelga general de 15 días en septiembre de 1972, con las mismas demandas que en Ferrol y que se saldó con detenidos y despedidos. Estos acontecimientos supusieron situar a estas dos ciudades como vanguardia de las luchas laborales en el Estado de finales del franquismo, ciudades que poseían un gran poder organizativo de sus clases obreras.

 

Tampoco podemos olvidar las últimas muertes de la dictadura franquista, porque el monstruo murió matando. El asesinato de Moncho Reboiras en la madrugada del 12 de agosto, a manos de la Guardia Civil, en Ferrol, miembro de la dirección de la UPG, organización que en aquel tiempo padeció detenciones, torturas, encarcelamientos y exilio de muchas y muchos de sus militantes, o la ejecución poco antes de la muerte del dictador de José Humberto Baena, de Vigo, Galiza, militante del FRAP, el 27 de septiembre de 1975, junto a otros compañeros también militantes del FRAP, y de Angel Otaegi y Paredes Manot, miembros estos últimos de ETA.

 

Pero estas luchas acompañadas de sus actos represivos son sólo una muestra de la voluntad férrea del pueblo galego, no sólo de defenderse y resistir, sino de implicarse activamente en la transformación de una sociedad injusta que pretende doblegar nuestra dignidad, sin conseguirlo, porque mientras hay vida, hay esperanza, y esta esperanza es la continuidad de la lucha enquistada tanto de esta generación como de las generaciones que vendrán, hasta la victoria final.

 

Desde luego no fue la transición, como dice un compañero, Xavier Moreda, «traición sin fin», un ejemplo o modelo de transición a una democracia real en el Estado español, más bien, todo lo contrario. Ha sido una seudo-democracia burguesa capitalista pactada por unas élites, las mismas que entroncaban con el régimen dictatorial, permitiendo la alternancia pacífica en el poder, al igual que había sucedido en el S.XIX con la restauración borbónica y la alternancia pacífica del Partido Liberal y el Partido Conservador, con Cánovas y Sagasta representantes de cada uno de ellos, que equivaldrían a UCD, luego PP y PSOE, en la actualidad, sin salirse del guión previamente estipulado por los oligarcas. Con una imagen de pluralidad que no es más que un lavado de cara, y con unas izquierdas reformistas(PCE) que poco a poco se integran en este juego del sistema patriarco-burgués.


Por supuesto la Ley D’Hont es una más de las herramientas que permiten mantener el estatus y las estructuras de poder de dichas oligarquías. Es así que, esta ley prima a los partidos mayoritarios y origina un bipartidismo, característica esencial y generalizada de estas seudo-democracias capitalistas neoliberales. La equitatividad en el reparto de escaños para todas las provincias, a pesar de la escasa población de algunas de ellas es otro de los recursos que utilizan en la farsa electoral.

 

Además, decirle también al Sr. Petras que la abstención no es una característica del atraso de Galiza sino que es la comprobación empírica de que, hasta el momento, ninguno de los partidos, organizaciones o alianzas electorales han resuelto los problemas históricos, sociales, laborales y culturales de nuestro país, ni siquiera los problemas más acuciantes.

Hasta ahora los obstáculos a nuestro desarrollo como nación soberana, para que la clase trabajadora pueda decidir un presente y un futuro en libertad, sin ningún tipo de opresión y explotación, han sido un lastre que no han sabido corregir ni PP, ni PSOE, ni BNG, ni tampoco lo hará esta escisión y alianza electoralista, con tintes burgueses, reformistas e incluso españolistas que se ha presentado a estas elecciones, con tintes centro-izquierdosos. Algunos de sus líderes ya habían militado en el BNG, demostrando su nula capacidad para querer resolver el problema real de Galiza.

Imposible de resolver, por otra parte, mientras permanezcamos dentro de este marco constitucional español.

 

Por otra parte cuando Petras habla de la irracionalidad de votar a la derecha y no votar a las izquierdas, conozco a los primeros, pero no a los segundos, al menos los que han entrado en esta ocasión dentro del juego electoralista en Galiza. De un lado está el PP y PSOE, algo similar al Partido liberal y conservador de la Restauración borbónica de fines del S.XIX , encuadrados en el turno pacífico en el poder, y muy similar también a la farsa electoral de los EEUU, dividida entre Partido Republicano y Demócrata. No muy diferente de los juegos electorales embaucadores que cada cierto tiempo organizan los países occidentales con el objeto de ofrecer una imagen de transparencia democrática que no es tal, ya que todos conocemos sus fraudes, sus mentiras y sus engaños para preservar el estatus de sus clases oligárquicas poderosas.

 

Ninguno de los partidos y alianzas que se han formado en las pasadas elecciones en Galiza podrían solucionar el problema de fondo de nuestra pueblo. Y no existía tan siquiera una izquierda real, sino algunas alianzas con burguesías de tendencia izquierdosa, e incluso españolista, con la idea de formar parte de este juego seudo-democrático burgués centralista e imperialista que nunca solucionará los problemas reales de nuestro pueblo.

 

Mientras sigamos formando parte del Estado español, mientras nos impongan por la fuerza nuestra integración en sus estructuras, mientras no se nos permita decidir nuestro presente y nuestro futuro en libertad, mientras seamos oprimidas y oprimidos, explotadas y explotados por este monstruo aniquilador que se denomina Estado español y de su sistema político centralista e imperialista, controlado a su vez por las oligarquías financieras y económicas, bien galegas, bien españolas o europeas encuadradas en esa Unión Europea, que no es más que la unión de sus oligarquías económicas para extraer el máximo beneficio de la explotación de sus clases trabajadoras, no podremos comenzar un proceso revolucionario que construya una nueva sociedad sobre pilares y estructuras nuevas y firmes, una sociedad justa, antipatriarcal y socialista.

Search