Joseba Garmendia
Profesor de la UPV/EHU

Gestionar crisis

La cuestión electoral ha atravesado el debate sobre toda esta gestión, y se ha convertido en un factor con un alto grado de poder explicativo de lo que ha ocurrido en estos dos meses. Aun considerando necesario y legítimo el debate sobre la idoneidad de la fecha, parece evidente que lo electoral ha podido conducir a la toma de decisiones erróneas.

Desde mediados de la década de 1990 la Fundación Vasca para la Excelencia busca impulsar la mejora de la gestión en empresas y todo tipo de organizaciones. Su principal instrumento es el Modelo de Gestión Avanzada. Una adaptación más sencilla del modelo EFQM (European Foundation for Quality Management), que incorpora diferentes conceptos de gestión: Gestión del Conocimiento, Calidad Total, Excelencia en la Gestión, Innovación, y Responsabilidad Social Empresarial, entre otras.

Este planteamiento busca formar organizaciones avanzadas, con visión estratégica, que practiquen la innovación abierta y operen bajo una gobernanza inclusiva y participativa. La formulación estratégica se construye y actualiza «mediante ciclos de reflexión estructurada y colaborativa». Estos procesos de reflexión deben ser participativos, avanzando «hacia las organizaciones extendidas, con diferentes participantes, tanto internos como externos», lo que obliga a «desarrollar estrategias para mantener una relación a largo plazo basada en la transparencia, colaboración y confianza mutuas».

La gestión avanzada requiere «atraer el talento más adecuado; procesos de aprendizaje; desarrollar el espíritu crítico, de observación, creativo, innovador y emprendedor en las personas; establecer mecanismos para que exista una comunicación y cooperación eficaz y ágil a todos los niveles (trabajo en equipo o en red, proyectos transversales o interdisciplinares, etc.) que además garanticen la diversidad; implantar sistemas de gestión participativos y plurales; lograr un liderazgo extendido y compartido; garantizar la coherencia entre lo que la organización formalmente establece o declara y las prácticas internas reales, especialmente en lo relacionado con los valores y principios éticos; desarrollar mecanismos que favorezcan la ‘innovación abierta’, estimulando la aportación e intercambio de ideas con clientes, entidades proveedoras, centros de investigación, organizaciones de otros sectores, personas expertas, público en general, etc.».

A pesar de su buen fundamento y de las mejoras que alcanza, su implantación a veces encuentra obstáculos. Son los empresarios de la vieja escuela, que se muestran reacios a escuchar, a aprender, a colaborar, a reconocer debilidades y vulnerabilidades. Son los que se han hecho a sí mismos, los del «¿qué me vas a enseñar tú a mí?». Por suerte, nuevas generaciones los sustituyen con una mentalidad más abierta.

Este modelo de Gestión Avanzada no sólo se utiliza para la mejora en el ámbito empresarial. Los ejemplos de buenas prácticas en entidades públicas (centros sanitarios, escuelas, facultades...) abundan en la página web de Euskalit. A la luz de este planteamiento, por tanto, cabría analizar y evaluar la gestión de la crisis del coronavirus llevada a cabo por las diferentes autoridades. De hecho, la habilidad del marinero se mide en las tormentas.

Para el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, sin entrar en el análisis de medidas concretas operativas (adecuación del sistema sanitario, ayudas a autónomos o la cultura, rentas sociales...), se observan una serie de deficiencias en el marco general de la gestión. Veamos algunas.

Prescindir del equipo de expertos en pandemias y de la Dirección General de Salud Pública, y sustituirlos con un equipo ad hoc de confianza menos cualificado y con criterios políticos (“El Correo”, 21 y 23 de abril). Falta de liderazgo yendo por detrás de la sociedad y del Gobierno español en la toma de medidas adecuadas (por ejemplo, el 14 de marzo). Sobreactuación alarmista y facilitar la picaresca empresarial, notas aclaratorias mediante, para sortear el cierre temporal de actividades no esenciales (31 de marzo), abstrayéndose de las deficiencias en seguridad sanitaria laboral existentes e inmovilizando la función inspectora de trabajo. Invalidar de facto la aportación de científicos de la Universidad Pública Vasca, entre otros, que facilitan, abaratan y multiplican la capacidad de testeo mediante PCRs. Estas decisiones se hallan en las antípodas de lo que la Administración misma define como una Gestión Avanzada. El modelo organizativo adoptado en esta gestión –centralizado, poco transparente, cerrado y excluyente–, está lejos del verdadero sentido del concepto de gobernanza, y nada tiene que ver con los atributos mencionados al inicio.

Destaca, por lo gráfico que resulta, el anteúltimo elemento mencionado. El equipo investigador de la UPV obtuvo la validación del Instituto Carlos III el 14 de abril. Hubo de mediar un manifiesto firmado por más de un millar de investigadores, que además de apoyar dicha innovación se vio obligado a dignificar la función pública de la Universidad ante la administración. Finalmente, dieciséis días después, se firma un convenio de colaboración con Osakidetza. Pero este convenio limita la intervención de la UPV a la actividad investigadora en un estudio de seroprevalencia, donde efectuarán 10.000 test en un periodo de 49 días, cuando solo la UPV tiene una capacidad cinco veces mayor. A nivel internacional, las universidades y otros laboratorios asumen también la función clínica de detección. La cuestión sigue siendo: ¿por qué aquí no? En resumen, pasados 31 días, se ha desperdiciado la oportunidad de hacer 310.000 test añadidos utilizando los laboratorios de la red de ciencia y tecnología. Otra vertiente preocupante, en tanto que denota la posible existencia de clientelismo, subordinación o falta de cultura ilustrada, es que la comunidad científica tenga que denunciar «cualquier intento de censurar o acallar esta iniciativa científica o a los promotores de la misma por parte de autoridades institucionales de nuestro país».

La cuestión electoral ha atravesado el debate sobre toda esta gestión, y se ha convertido en un factor con un alto grado de poder explicativo de lo que ha ocurrido en estos dos meses. Aun considerando necesario y legítimo el debate sobre la idoneidad de la fecha, parece evidente que lo electoral ha podido conducir a la toma de decisiones erróneas. Decisiones clave que no cuadran con las recomendaciones del Modelo de gestión Avanzada, ni siquiera con el discurso sobre gobernanza, procesos de aprendizaje, redes colaborativas... que se puede leer en los Planes de Industrialización o en los Planes de Ciencia, Tecnología e Innovación, por ejemplo. Aun y todo, este pueblo tiene capacidades que precisan ser activadas de manera colaborativa.

Search