Iñaki Uriarte
Presidente del jurado

Goia, Olano, Arriola, Zupiria premios Nerón, Atila, Judas y Bartimeo 2020

Destruyendo la identidad material de Euskal Herria los voceros acomodados en las instituciones dicen que el país avanza

En este mes de enero es habitual hacer balance del año anterior 2020, pero por desgracia en nuestro país se dedica mayoritaria y repetidamente a honrar como únicas personas dignas de mención los deportistas del año y a ensalzar hasta la saciedad a determinados cocineros, cuando resulta más que necesario valorar públicamente a la clase política, de muy baja calidad, que gobierna. La sociedad vasca desbordada ante tanta ineptitud, ineficacia, prevaricación y perjuicio colectivo, no puede por menos que expresar su hastío y rechazo a estos privilegiados personajes y hacerlo con unos galardones ponderadamente críticos. Estos premios meritan de acuerdo a su títulos, Nerón Atila, Judas y Bartimeo básicamente los distintos ámbitos de barbarie cultural, la ciudad, el territorio y la legislación.

Por lo que como una acción de reconocimiento y estimulación cívica se comunica socialmente la concesión de los trofeos destinados a las personas o instituciones que de forma entusiasta han dedicado todos sus esfuerzos y capacidad a la destrucción de los valores de la naturaleza, la cultura, la lengua, el legado monumental y la identidad de Euskal Herria. Por premura, falta de coordinación y de divulgación al no haberse difundido las bases adecuadamente en los medios de comunicación y la carencia de una elemental organización territorial que recoja, con visión nacional, candidaturas para someterlas a debate, se ha debido actuar algo restrictiva y subjetivamente, pero no obstante existen merecidos galardonados.

El jurado popular, que ha considerado la oportunidad de los candidatos propuestos por diversas entidades y personas, ya en las deliberaciones previas valoró en los nominados su paupérrimo sentido del equilibrio medioambiental, la urbanidad, los significados inherentes a la ciudad y las referencias sociales y patrimoniales que conforman la vida colectiva de nuestro país. Apreció, genéricamente en todos los nominados, una ostensible carencia de sensibilidad, una absurda exhibición de brutalidad, su manifiesta ignorancia cultural, una preocupante pérdida de autoestima, un desprecio social inaceptable, enorme prepotencia personal, atributos recurrentes y reincidentes que suelen estar acompañados, muy especialmente, del entusiasmo desmedido por agitar y centrifugar el dinero.

Asimismo, considera la actitud déspota de nula transparencia administrativa, consenso y participación ciudadana en la toma de decisiones y como consecuencia de todo ello, la barbarie cometida. Ahora, por tanto, la sociedad desbordada ante tanta perversidad, ineficacia, perjuicio e infelicidad colectiva, no puede por menos que expresar su hastío y rechazo a estos personajes con unos premios acusatorios. Se reseñan los atentados más recientes entre las decenas de elementos agredidos en recientes años. Los galardonados son.

El Premio Nerón, a la demolición de los valores referenciales de la ciudad, atendiendo a los méritos acumulados y su continuidad en la actual legislatura, al alcalde de Donostia Eneko Goia por su reiterado instinto básico destructor derribando irracional y sospechosamente notables arquitecturas de la capital. Entre las más actuales el pasado diciembre el caserío Txanpuene de 1773 en Amara-Aiete en pleno proceso judicial por si acaso resultaba tutelado, sometido a la presión de la mafia inmobiliaria que está banalizando, destruyendo y desfigurando Donostia. Su errática y ridícula decisión de, en lugar de restaurar, vender absurdamente como souvenirs un reconocido bien patrimonial cultural e identitario como la barandilla de la Concha. Por denotar su genuino impulso demoledor anunciando, de modo ignorante con el sentido del patrimonio, la destrucción del cuartel de Loiola una correcta, interesante incluso bella arquitectura castrense de 1926, que siguiendo la estela del desdichado alcalde de Bilbao José Ignacio Azkuna con Garellano para crear un suburbio vertical y un paraje detestable. Goia, en su primeras palabras ya mencionó la maldita palabra: derribo.

Es inconcebible la mediocridad y prejuicios de estos políticos que no entienden el sentido medio ambiental de las construcciones y el despilfarro de su demolición, incluso de las de escaso valor patrimonial. Este mandatario evidencia que desconoce el país y la ubicación del Campus de Euskal Herriko Unibertsitatea en Gasteiz en los antiguos cuarteles de Flandes ejemplarmente rehabilitados a partir de 1997 y el antiguo Asilo de Las Nieves de 1907 convertido en 2002 en sede de la nueva Biblioteca Central del Campus de Araba y Aulario de Las Nieves.

El Premio Atila al arrasamiento de la tierra y la destrucción del territorio, en este caso al diputado Markel Olano y sus subordinados de cultura por la atrocidad permitida con el derribo de la interesante cofradía de pescadores de Orio bello edificio de 1923 que estaba inventariado y al Ayuntamiento le constaba la necesidad de protegerla en el planeamiento municipal. Pero la ignorancia, la insensibilidad, la violencia cultural y la especulación se asientan en todos los estamentos de la administración y en todas las ideologías políticas. Asimismo, la deformación, posteriormente corregida, con la colocación de una vulgarísima estructura metálica en el acceso a la estación de Zumaia.

El próximo derribo por brutal acuerdo del ente público Euskal Trenbide Sarea (ETS) y el Ayuntamiento de Zarautz sin reflexión alguna de la estación de Zarautz de 1901 reconstruida en 1998, una referencia simbólica y serena de la villa y que además es perfectamente compatible funcionalmente y con cualquier mejora urbanística, solo hace falta analizar el propósito, los valores culturales y delicadeza al proyectar.

La incomprensible demolición en Urretxu de la fábrica Irimo, un icono urbano en una entrada del pueblo y una de las arquitecturas industriales modernas (catalogadas por Docomomo) más importantes de Gipuzkoa en sus dos edificios, el de oficinas de 1938, proyectado por el arquitecto Antonio Aguirre y las naves de 1954 por Félix Llanos. Además con el proyecto para su rehabilitación Piztutako Irimo redactado en 2013 por el arquitecto Carlos Soria fue el ganador del concurso europeo Europan 12. Una inútil bestialidad, no tiene otro nombre (visité detenidamente el edificio en agosto pasado y su estado estructural, diáfano y sólido era impecable, solo algunos daños insignificantes y propios de un edificio abandonado) impulsada por quienes edificarán en su solar Talleres Mecánicos Telleria con una, como es habitual, rutinaria construcción de un pabellón. Con la indiferencia y consentimiento del Ayuntamiento y el cómplice silencio del Colegio de Arquitectos que hace años ha perdido su rumbo socio cultural.

Así, destruyendo la identidad material de Euskal Herria los voceros acomodados en las instituciones dicen que el país avanza. Estamos a unos 30 años de retraso con Europa en materia de patrimonio arquitectónico en todas sus modalidades. Lo que interesa es el ciclo especulativo, despilfarrar, derribar, contaminar, construir. El derribo no es una solución, hay que sentir el patrimonio como lo que es, algo propio.

El Premio Judas a la hipocresía y falsedad por la gravedad de los diversos acontecimientos analizados ha sido concedido, con inmediata rotundidad, al anterior Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco dirigido por el consejero Ignacio María Arriola (PSOE) y compartido con la viceconsejera Elena Moreno por su reiterada negligencia y quizás prevaricación, así se insinúa en el entorno, en el multivertedero de Zaldibar con el resultado de dos trabajadores fallecidos.

En esta edición de los galardones se ha establecido uno nuevo, el Premio Bartimeo, personaje del Nuevo Testamento, el ciego que en Jericó es milagrosamente curado por Jesús, y que tiene como destinatarios en el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco al consejero Bingen Zupiria, al anterior viceconsejero José Ángel Muñoz y al director de patrimonio Mikel Azpiazu por su incapacidad para ver el impacto brutal del ilegal proyecto de ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao concedido en un concurso corrupto al estudio Foster& Parners y ML Arkitektura SLP. Incapaces de apreciar las evidentes y variadas transgresiones a la Ley 6/2019 de Patrimonio Cultural Vasco que se supone deben conocer y defender, y por asumir un impresentable, por sus falsedades, informe externo comprado a medida de acuerdo al destructivo proyecto.

Estos galardones a la pandemia cultural se entregaran, con las medidas de precaución que la pandemia vírica obliga, si es posible el 20 de enero festividad de San Sebastián patrón de Donostia, a las 12 del mediodía en el Ayuntamiento dado que la mayoría de los galardonados residen en Gipuzkoa. Tras el acto acreditados cocineros servirán como simpático y significativo detalle un plato de lentejas para todos aquellos que se dejan convencer, agasajar, comprar, aceptando y aprobando proyectos irregularmente.

Para el próximo año confiamos en una organización más amplia con colaboradores por todo el país y una propagación mucho más extensa así como una ampliación del repertorio de premios a otras  materias.

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