Iker Zubia
Presidente de Orbain Kultur Elkartea

Historia triste

1 de abril de 2016. Después de 18 millones de euros de dinero público invertidos y 10 años de interrogantes, sólo nos queda mostrar nuestra tristeza, malestar y enfado por la pérdida, a plazos, de parte del patrimonio de todas las personas de Gasteiz. Sí. Hoy es el día. A partir de hoy comienza oficialmente el «alquiler» de las instalaciones de KREA. Un proceso que ha sido largo, muy largo. Pero un proceso que sobre todo, ha sido oscuro y que ha estado plagado de irregularidades. Un caso en el que casi nadie ha defendido con vehemencia el interés público, con la honrosa excepción de un único partido, que lo ha llevado a los tribunales. Desidia y trapicheos que terminan, de momento –y hasta que el juez dictamine lo contrario–, con un alquiler a 20 años –nada más y nada menos– con opción a compra y la pérdida de una infraestructura única de Gasteiz. Recapitulemos.

En plena burbuja inmobiliaria, tiempo de proyectos faraónicos, la Obra Social de la Caja Vital idea el flamante proyecto KREA. Un proyecto que «sería inaugurado en 2010», «con más de 8.000 metros cuadrados de instalaciones». El eje central de sus actividades, decían entonces, estaría dirigida «principalmente a un público joven y gira alrededor de la cultura y las manifestaciones artísticas más actuales, sin olvidar otros campos de interés social (pensamiento, ciencia, solidaridad...) planteados siempre desde un punto de vista artístico». Un proyecto que tendría como áreas de actuación la «creación, exhibición, el encuentro y el ocio». Nada más y nada menos. Hubo presentaciones, fastos y canapés, por supuesto, y comenzaron las obras en los terrenos y edificios del Monasterio del Carmelo de Betoño, prestados por el ayuntamiento para tal fin. Fue entonces cuando la Caja de Ahorros de todos y todas las alavesas destinó 18 millones de euros de su obra social a un proyecto que sería estratégico para la ciudad y para el territorio.

Comenzaron las obras. Así, el edificio KREA se fue complementando con todo tipo de material. Desde estudios de grabación punteros e insonorizados, hasta mobiliario. Se armaron con camas, colchones, armarios y escritorios las habitaciones para los artistas que vendrían a  disfrutar de las residencias e, incluso, se llegaron a otorgar algunas de esas «becas KREA» con una cuantía total de «90.000 euros». Somos muchos quienes todavía recordamos el maratón Luna Krea, con decenas de actividades programadas por el centro de la ciudad. Un delirium tremens que terminó con el edificio cerrado, sin poder abrir, alegando «falta de fondos». En definitiva, compramos un Mercedes pero no queríamos gastar en gasolina. Si esto fuese una empresa privada y el alcalde y el concejal de turno fuesen el Consejo de Dirección, estarían todos de patitas en la calle.

Y desde el 2011 hasta el 2015, el desierto. La desidia. La incapacidad de echar a andar un proyecto sólido en un edificio a estrenar. Al desinterés político se sumó un palpable desinterés artístico ya que son muchos los artistas que temían que la puesta en marcha de KREA afectara directamente a las subvenciones que pretendían recibir. Y es que si este proyecto se llevaba una parte importante del presupuesto de Cultura sería menos lo que ellos percibirían y a algunos eso no les venía nada bien. A pesar de que fuese a revertir muy positivamente en la Cultura de Araba. Por tanto, el desinterés de unos y el interés de otros nos ha conducido a un callejón sin salida en el que ya han aparecido quienes ofrecen «el milagro» al estilo Berlanga a cambio de «muy poco», el sueño, el proyecto intachable, el Titanic a la vitoriana. Una situación ante la que creemos, debemos defender de manera clara y sin tapujos el interés público. No se trata ya sólo de una cuestión de cultura, de personas relacionadas con la cultura. Categóricamente no.  Hablamos de interés público. De interés de los y las contribuyentes, de quienes pagamos impuestos. Hablamos de decencia. De hechos en vez de palabras.

Y en esta desagradable tesitura, y después de haber invertido 18 millones de euros, ni el PP, ni el PNV, ni el PSE, ni Podemos ni Irabazi han defendido, como es debido el interés de la ciudadanía de Vitoria. Y sino, ¿por qué se ha presentado una única alegación al acuerdo por el cual la Caja Vital podría ceder a terceros la gestión del convento de Betoño? O ¿cómo es posible que un Ayuntamiento presente un recurso en un caso en el que sale ganando, en un caso en el que el juez le beneficia con su decisión? Más aún en un caso plagado de irregularidades! Por eso, como ciudadanos debemos rebelarnos contra este nuevo amaño y defiender el interés público.

Defenderlo con hechos. Porque entendemos que el Ayuntamiento incurre en una contradicción flagrante, rozando la prevaricación, cuando recurre la sentencia defendiendo así las decisiones tomadas por el gabinete Maroto, y a la vez opta por modificarlas deprisa y corriendo  mediante acuerdo de la Junta de Gobierno Local para tratar de esquivar las consecuencias de dicha sentencia y seguir beneficiando a la Caja Vital y a intereses privados de terceros.

Además, el nuevo acuerdo tomado por la Junta de Gobierno del gabinete Urtaran para la modificación de la permuta de los terrenos y edificios del Monasterio del Carmelo de Betoño ni siquiera corrige las irregularidades de la permuta inicial, del 29 de noviembre de 2009, y que, según el Tribunal de Cuentas del País Vasco, supusieron un perjuicio claro para el  Ayuntamiento.

El hecho de que el edificio KREA no haya sido utilizado para aquello para lo que el Ayuntamiento se lo presto a Caja Vital debería conllevar la reversión de los inmuebles al patrimonio municipal para darles el uso benéfico y social previsto. Pero hay más, y es que ante la evidente perdida de patrimonio municipal el nuevo acuerdo de la Junta de Gobierno nos habla de la participación del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en los rendimientos económicos del alquiler o venta del inmueble, pero no define en qué se materializa dicha participación. ¿Se trata de un porcentaje del pastel? ¿De una palmadita en la espalda? ¿O de aplaudir con las orejas?

Cualquier institución, para desprenderse de su patrimonio y cedérselo a una empresa privada para su beneficio económico propio debe seguir una serie de procedimientos legales en los que se garantice la libre concurrencia, la equidad o el cumplimiento de una serie de requisitos, mediante concurso o subasta pública. En el caso del convento de Betoño se está utilizando la intermediación de Caja Vital y con la excusa de unos supuestos objetivos sociales para, a la postre, tratar de mal vender a dedo patrimonio público a una empresa privada con evidentes objetivos lucrativos… que cada cual saque sus conclusiones.

Es el momento de la sociedad civil, de las personas de Gasteiz. Fue Orwell quien acuñó la frase que reza «en una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario». Decir la verdad. Empezar de cero ya que se ha desvirtuado todo ya que no se kreado nada. La apuesta debe apuntar a redefinir el tema en clave constructiva. Levantar la cabeza, huir de los milagros y mirar a otros modelos de gestión cultural. Abrirlo parcialmente, y girar a modelos de gestión comunitaria o mixta como Astra Gernika o La Tabacalera de Lavapiés, por ejemplo. Nuestra opción sería la autogestión, por supuesto. Es tiempo de hacer y parafraseando a  Eskorbuto sólo cabe pensar que ahora mismo, la de KREA, es una «historia triste», una «historia/histórica» pero, ¿de verdad vamos a permitir que sea esta la «historia final»?

Search