Pablo Nabarro Lekanda

In-diferentes

Pregunta retórica inocente: ¿es lo mimo distinto que diferente? Respuestas: es lo mismo pero no es igual y es igual pero no es lo mismo.

Según la RAE Son sinónimos y sin embargo Larousse no es tan explícito. Cuando busco en su diccionario la palabra distinto se refiere a «algo que no es igual» sin llegar a decir que es lo mismo que diferente, remitiéndome al vocablo distinción que entre otras acepciones es la diferencia en virtud de la cual una cosa no es otra o no es semejante a otra. Sin embargo, si busco en el mismo diccionario la palabra diferente sí se refiere a lo diverso, distinto, que no es igual. De ahí mi duda metódica.

Elegido el nuevo lehendakari y conformado el nuevo Gobierno Vasco, sigo teniendo la triste sensación de que se ha perdido una gran oportunidad de hacer algo distinto, que no diferente, de lo que se ha hecho hasta ahora. Porque más allá de los programas de gobierno, de las declaraciones de intenciones, de los 100 días de cortesía parlamentaria que se le deben al señor Pradales, de la renovación-ampliación del nuevo gobierno… este no es diferente ni en su génesis ni en su filosofía a la mayoría de gobiernos que se han conformado hasta ahora en los 12 últimos años. Y no solo en lo que al parlamento vasco se refiere sino también en diputaciones y ayuntamientos.

No deja de ser curioso que una de las ideas –fuerza, supuesto eje ideológico y alma mater de la sacrosanta alianza PNV-PSE y repetido como un mantra hasta la saciedad, sea la del «acuerdo entre diferentes» que no entre distintos, con la intención de dotarle de una impronta plural y diversa a dichos gobiernos. Surge así otra pregunta inocente: si son siempre los mismos «diferentes» los que forman los mismos gobiernos «diferentes», con los mismos objetivos «diferentes» ¿no habrá un momento en que los «diferentes» dejan de serlo para convertirse en indiferentes entre sí y para los demás? Es obvio entonces que si los mismos de siempre monopolizan la cualidad de lo diferente los demás o no existen o son distintos. Es decir, no son semejantes a ellos.

La izquierda soberanista vasca reivindica y hace de la distinción una de sus señas de identidad. Es una izquierda genuina, original, distinta, que actúa en la política desde la convicción de que se pueden y se deben hacer las cosas de otra manera distinta a lo que hasta ahora han hecho los indiferentes, que además, han hecho de la indiferencia una actitud política, primero ignorando el cambio cualitativo habido en las últimas elecciones y después en la misma conformación del gobierno. Todo un ejercicio de arrogancia política.

Por último, otra pregunta inocente: dadas las hipotecas con las que nace este «nuevo» gobierno, las incertidumbres generadas con la situación catalana y la sospecha creciente de unas nuevas elecciones generales ¿alguien puede asegurar que esta legislatura del señor Pradales dure cuatro años? En la incertidumbre todo es posible.

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